Alfanhu¨ª
Imaginar los rascacielos de Caracas llenos de gallineros verticales es un delirio que demuestra que el fanatismo puede acabar derivando en pura fantas¨ªa
En Industrias y andanzas de Alfanhu¨ª,su primera novela, Rafael S¨¢nchez Ferlosio describe una pensi¨®n, la de do?a Tere, en la que, entre otras excentricidades y maravillas, hay una cabra que convive en el retrete con un huerto de lechugas que la due?a cultiva en la ba?era (que ha llenado de tierra a tal efecto) y que, a falta de clorofila por la carencia de luz solar, son blancas como los azulejos. Para que la cabra, que proporciona leche a la casa, no se coma las lechugas, do?a Tere la tiene atada a la puerta con una cuerda lo suficientemente corta como para que el animal no pueda alcanzar aqu¨¦llas. Do?a Tere est¨¢ tan orgullosa de su cabra y de su huerto que no s¨®lo no se averg¨¹enza de tenerlos en el retrete sino que se los ense?a a los hu¨¦spedes con presunci¨®n.
Me acord¨¦ de la historia de Alfanhu¨ª al conocer la noticia de que el presidente de Venezuela, Nicol¨¢s Maduro, ha creado en su ¨²ltima remodelaci¨®n gubernamental un Ministerio de Agricultura Urbana dirigido a promover el cultivo de huertos y de gallineros en las grandes ciudades del pa¨ªs ante la progresiva escasez de alimentos que los venezolanos soportan desde hace ya tiempo; una idea que no es nueva, ni original del presidente Maduro ¡ªque en la presentaci¨®n del nuevo Gobierno presumi¨® de tener en casa cincuenta gallinas ponedoras que le suministran huevos para el consumo de la familia¡ª, sino que su predecesor, su idolatrado Hugo Ch¨¢vez, ya lo hab¨ªa sugerido como idea cuando habl¨® de crear gallineros verticales en Caracas. Qu¨¦ obsesi¨®n con las gallinas, pensara alg¨²n lector a la vista de la reiteraci¨®n.
Si la broma la firmara Garc¨ªa M¨¢rquez, o el propio S¨¢nchez Ferlosio, que en Alfanhu¨ª llevo su imaginaci¨®n al l¨ªmite, con veletas y marionetas capaces de actuar y de hablar como personas y animales y objetos llenos de humanidad y de sentimientos, pensar¨ªa que est¨¢bamos ante una nueva muestra del realismo m¨¢gico literario, pero resulta que quien la firma es la agencia oficial venezolana de noticias, lo que la hace a¨²n m¨¢s surrealista. Porque imaginar Caracas, una concentraci¨®n de seis millones de personas hacinadas en enormes rascacielos, llena de gallineros verticales y hortalizas poblando las azoteas y los balcones colgados sobre el vac¨ªo, am¨¦n de los parques p¨²blicos invadidos por animales de todas las especies comestibles, desde conejos a vacas y desde cerdos a cabras como la de do?a Tere, la de Alfanhu¨ª, no deja de ser un delirio que demuestra hasta qu¨¦ punto el fanatismo puede acabar derivando en pura fantas¨ªa, la de unos dirigentes empe?ados en convertir un pa¨ªs en una novela.
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