?Qu¨¦ perversiones escondes en el s¨®tano?
El cineasta austr¨ªaco Ulrich Seidl estrena su nuevo documental, 'En el s¨®tano', donde desvela qu¨¦ ocultan sus compatriotas debajo de sus impolutos hogares
Austria es una rica y culta rep¨²blica federal y democr¨¢tica centroeuropea, vecina de Alemania, famosa, entre otras cosas, por sus imponentes monta?as, ser cuna de Billy Wilder, Fritz Lang y Michael Haneke, y porque all¨ª naci¨® tambi¨¦n Alnold Schwarzenegger. Esto en el balance positivo. En el negativo, porque hace ocho a?os se descubri¨® el espeluznante caso de Josef Fritzl, el ¡°monstruo de Amstetten¡±, quien tuvo secuestrada en un zulo bajo su jard¨ªn, durante 24 a?os, a su hija, a quien violaba reiteradamente y con quien concibi¨® siete hijos-nietos. Ahora el cineasta Ulrich Seidl explora esos subsuelos de su pa¨ªs, ofreciendo una radiograf¨ªa nacional con forma de bajada a los infiernos, que no deja indiferente: su nuevo documental, En el s¨®tano, sigue la estela de los no menos excelentes Models (1999) y Animal love (1996) o c¨®mo las mascotas se han convertido en el sustituto contempor¨¢neo del compa?ero rom¨¢ntico.
En el s¨®tano, que se estrena este viernes en Espa?a tras exhibirse en cert¨¢menes como Venecia, el Europeo de Sevilla o el D?A Festival Internacional de Cinema d?Autor de Barcelona, supone el regreso al g¨¦nero documental de Seidl tras el rodaje de la trilog¨ªa de ficci¨®n Para¨ªso, compuesta por Amor (sobre el turismo sexual en Kenia de mujeres maduras europeas, apodadas ¡°sugar mamas¡±), Fe (seguimiento de una beata que se topa con la realidad de sus vecinos cuando llama a sus puertas, predicando las virtudes de alojar en casa una escultura de la virgen) y Esperanza (o el brusco descubrir sexual de una adolescente, que convierte en objeto de deseo al m¨¦dico de su campamento de verano para chicos obesos). Quienes vieron alguno de estos films (estrenados en salas y disponibles en plataformas legales) no lo olvidar¨¢n jam¨¢s. Porque Seidl no conoce conceptos como el miedo o el pudor, mete su bistur¨ª en las heridas m¨¢s purulentas de la sociedad y, con una planificaci¨®n del plano estudiadamente sim¨¦trica y con los protagonistas mirando est¨¢ticos a c¨¢mara, logra que seas t¨² quien aparte a veces la mirada de la pantalla.
Ahora con En el s¨®tano, sus constantes llegan al apoteosis. Su c¨¢mara nos descubre una de esas urbanizaciones impolutas y silenciosas, un remanso de paz y armon¨ªa donde cuesta imaginar que algo turbio se oculte bajo la alfombra. Pero as¨ª es: un campo de tiro, una serpiente pit¨®n que engulle un inconsciente rat¨®n y cajas repletas de mu?ecos beb¨¦s hiperrealistas, que cada noche son acunados por una se?ora que les canta nanas, son algunas de las ¡°perlas¡± que atisbamos en los subsuelos de los hogares austr¨ªacos¡ ?y quiz¨¢s tambi¨¦n de los nuestros? Porque, seamos sinceros: ?qu¨¦ escondemos de la mirada de los dem¨¢s? ?Qu¨¦ hacemos por la noche, cuando nadie nos ve? ?Ser¨ªamos capaces de permitir que una c¨¢mara mostrase al mundo nuestros secretos mejor guardados?
Seidl logra, una vez m¨¢s, que sus paisanos nos regalen el retrato m¨¢s descarnado de la sociedad austr¨ªaca. Sin filtros. En s¨®tanos en cuyas paredes cuelgan armas, animales disecados o un retrato de Hitler, donde unos neonazis se re¨²nen para tocar instrumentos y hacer botell¨®n. En otro, definido por el ama como ¡°zona de dominaci¨®n absoluta¡±, una pareja practica sus rituales de sadomasoquismo tras las sesiones de ¡°porno chacho¡± que, durante horas, ha practicado el sumiso esclavo desnudo.
Porque todo es posible debajo de nuestro mundo pol¨ªticamente correcto: en los s¨®tanos no hay prohibiciones ni tab¨²es, podemos dar rienda suelta a nuestras m¨¢s escondidas fantas¨ªas, pues ah¨ª nadie nos ve¡ excepto Ulrich Seidl, que nos pone un espejo delante para que nuestra imagen, o la de los vecinos austr¨ªacos, nos ense?e lo repulsivas, c¨®micas o sorprendentes que pueden ser las entra?as de nuestro viejo, retorcido y civilizado continente.
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