Otegi y los dem¨¢s
Las bazas de la izquierda ¡®abertzale¡¯ para las elecciones de octubre
El principal partido de la izquierda abertzale, Sortu, trata de convencer a los etarras que siguen en prisi¨®n ¡ªunos 400 de los 750 que lo estaban hasta el cese de la violencia, en 2011¡ª de que acaten las v¨ªas legales para acelerar su excarcelaci¨®n. Es decir, que desistan de su enso?aci¨®n de que saldr¨¢n por efecto de una negociaci¨®n con el Gobierno sobre las consecuencias del conflicto, que en la pr¨¢ctica equivale a un trueque de entrega de las armas por retirada de las fuerzas de seguridad del territorio vasco y amnist¨ªa.
Predicando con el ejemplo, 35 dirigentes de las distintas marcas de la izquierda abertzale juzgados por integraci¨®n en ETA ¡ªcon peticiones de hasta 10 a?os¡ª han pactado con el tribunal una reducci¨®n sustancial de las mismas ¡ªque en la pr¨¢ctica supondr¨¢ su no entrada en prisi¨®n por ser inferiores a dos a?os¡ª a cambio de un reconocimiento por escrito de haber sido ¡°instrumentalizados por ETA¡± y asumiendo ¡°como contribuci¨®n a la reparaci¨®n a las v¨ªctimas su compromiso de renuncia a cualquier actividad relacionada con la violencia¡±.
Editoriales anteriores
Esto ocurre al comienzo de un a?o con elecciones auton¨®micas en el Pa¨ªs Vasco, en las que la izquierda abertzale se enfrenta a una competencia reforzada: de la disidencia interna, que le reprocha falta de combatividad en la reclamaci¨®n de la amnist¨ªa, precisamente; pero tambi¨¦n de la izquierda radical encarnada en Podemos, que ha sido la fuerza m¨¢s votada en Euskadi el 20-D y que ha conseguido neutralizar las resistencias del votante nacionalista con su asunci¨®n program¨¢tica del derecho a decidir.
EH-Bildu se ver¨¢ favorecida por el car¨¢cter auton¨®mico de las elecciones, pero sobre todo por la probable presencia en la campa?a del secretario general de Sortu y l¨ªder de esta corriente, Arnaldo Otegi, que sale de prisi¨®n a finales de marzo, y que estar¨ªa disponible para ser candidato electoral ¡ªlo que en la pr¨¢ctica supondr¨ªa ser aspirante a lehendakari¡ª. Hip¨®tesis no del todo descartable tras los seis a?os y medio de c¨¢rcel que habr¨¢ cumplido desde su detenci¨®n, acusado de pertenencia a ETA por intentar refundar la antigua Batasuna por orden de la banda.
Acusaci¨®n que el tiempo ha tornado inveros¨ªmil. No solo porque ETA haya dejado de matar, sino porque lo que entonces era una hip¨®tesis sin demostrar ¡ªque el abandono de las armas era definitivo¡ª es hoy una realidad no discutida. Tambi¨¦n sabemos ahora que la iniciativa de refundaci¨®n de Batasuna era inseparable del abandono del terrorismo. Y ser¨ªa absurdo suponer que ETA hab¨ªa ordenado a su brazo pol¨ªtico que le obligase a ese abandono.
Aunque la justicia rebaj¨® la pena de diez a seis a?os y medio admitiendo que no era dirigente, se mantuvo la acusaci¨®n de pertenencia a banda armada, neg¨¢ndosele el amparo solicitado. Esto ha reforzado la imagen de Otegi, lo que tendr¨¢ efecto electoral. Especialmente si es capaz de hacer lo que otras veces ha amagado y ahora han hecho por una v¨ªa algo complicada los 35 dirigentes juzgados estas ¨²ltimas semanas: reconocer el mal causado, pedir perd¨®n a las v¨ªctimas y admitir que no hab¨ªa causa alguna que justificase tantos asesinatos que su partido aval¨®.
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