Desigualdad extrema e (in) sostenibilidad: de qu¨¦ hablar en Davos
La revoluci¨®n contra la desigualdad extrema que impide tener un mundo mejor y una vida digna para todos empieza con desterrar los para¨ªsos fiscales
La crisis cruzada de desigualdad extrema y (in)sostenibilidad ambiental nos dejan unos escenarios hoy que hacen dif¨ªcil sentir que dejamos un mundo vivible a las pr¨®ximas generaciones.
Los impactos cada vez m¨¢s agudos de esta doble crisis se hacen presentes de forma m¨¢s intensa en la vida de las personas m¨¢s pobres: son los excluidos de la atenci¨®n sanitaria, la educaci¨®n, el acceso al agua potable o a una alimentaci¨®n suficiente, los ¡°refugiados clim¨¢ticos¡±. Es imposible su progreso sin que aumente la inversi¨®n social en sus pa¨ªses, en especial la que proviene de la fiscalidad. Una familia pobre solo tiene a sus parientes ¡ªnormalmente tambi¨¦n pobres¡ª o a su Gobierno, sea local, seccional o nacional para salir del agujero. Solo esos recursos p¨²blicos podr¨¢n llevar a los ni?os al m¨¦dico o a las j¨®venes a un lugar seguro a dar a luz. Y solo un compromiso conjunto, planetario que t¨ªmidamente arranc¨® en diciembre en Par¨ªs, evitar¨¢ el desastre clim¨¢tico que crece lentamente, como una marea. Las cada vez m¨¢s frecuentes sequ¨ªas y crisis alimentarias en la franja del Sahel han hecho de la resiliencia y la emigraci¨®n la ¨²nica salida a quienes viven all¨ª.
Pero tambi¨¦n la mayor¨ªa, eso que llamamos clases o sectores medios cada vez se ve m¨¢s afectado por la desigualdad y el cambio clim¨¢tico. Las recientes inundaciones en el Reino Unido ¡ªy la incapacidad p¨²blica para hacerles frente con eficacia¡ª son s¨®lo un ejemplo. Pero otros m¨¢s cotidianos son la imposibilidad de acceder a salarios decentes, que permitan una vida digna y tranquila, mientras se reducen las ayudas a quienes sufren el desempleo o suben las tarifas de los suministros b¨¢sicos y se retira discretamente ¡ªmediante la desinversi¨®n¡ª o abiertamente ¡ªmediante la privatizaci¨®n¡ª la universalidad de la salud p¨²blica.
Esta semana tiene lugar de nuevo el Foro de Davos. Hemos vuelto a revisar las grandes cifras, y nos muestran que el efecto centr¨ªfugo de la desigualdad extrema se acelera. Si hace cinco a?os eran 388 personas las que pose¨ªan tanta riqueza como media humanidad, hace tres se hizo famosa la cifra de los 85, en 2015, de nuevo con datos de la revista Forbes, son ya s¨®lo 62 personas. Caben en un autob¨²s de l¨ªnea de su ciudad, pero atesoran tanto como la otra mitad de la humanidad. 62 personas que aumentaron su riqueza en un 44% desde 2010, mientras la mitad m¨¢s pobre, 3.600 millones ve¨ªan la suya decrecer un 41%.
Si el crecimiento de la riqueza de los ¨²ltimos 15 a?os no se hubiera concentrado hasta en un 50% en el 10% en mejor situaci¨®n, el mundo ser¨ªa muy diferente y m¨¢s parecido al que queremos. 200 millones de personas m¨¢s fuera de la pobreza solo por ese efecto directo de equilibrar los beneficios del crecimiento. Pero si ese reparto hubiera favorecido m¨¢s a los sectores m¨¢s pobres, habr¨ªan sido 700 millones de personas quienes habr¨ªan abandonado la pobreza. Y seg¨²n el FMI, tendr¨ªamos tambi¨¦n un entorno econ¨®mico m¨¢s estable y un crecimiento mucho m¨¢s s¨®lido.
Pero este a?o ponemos la lupa en el mecanismo m¨¢s perverso que permite la s¨²per acumulaci¨®n y a la vez aleja la posibilidad de vivir una vida digna de cientos de millones de personas. La evasi¨®n ¡ªilega¡ª y la elusi¨®n ¡ªlegal¡ª fiscales, que se sirven de los territorios llamados para¨ªsos fiscales para acaparar riquezas e ingresos, y evitar que lleguen a las arcas p¨²blicas y se repartan en forma de educaci¨®n universal, m¨¦dicos y personal de enfermer¨ªa, libros escolares o cooperaci¨®n internacional. Porque ese agujero drena recursos en todos los pa¨ªses. Los pa¨ªses m¨¢s pobres, claro, son m¨¢s vulnerables, y su poblaci¨®n m¨¢s pobre, la que m¨¢s lo sufre. Industrias como las extractivas est¨¢n en el centro de ese problema a trav¨¦s de los precios de transferencia, pero otros sectores como el financiero son los facilitadores y grandes beneficiarios de un sistema lleno de trampas vulgares con apariencia de respetabilidad. Y no hablemos de los flujos il¨ªcitos que se esconden en ellos como el narcotr¨¢fico, el terrorismo o la trata de seres humanos.
Si el reparto de riqueza hubiera favorecido m¨¢s a los sectores m¨¢s pobres,? 700 millones de personas habr¨ªan abandonado la pobreza
En 2014 la ¡°inversi¨®n¡± realizada en para¨ªsos fiscales multiplicaba por 4 la de 2001 ¡ªeso con una crisis financiera de por medio¡ª y ya sabemos que ese dinero no es precisamente una inversi¨®n¡ No hay apenas actividad econ¨®mica ni generaci¨®n de empleo. Es un sistema de ocultaci¨®n. Sabemos tambi¨¦n que una minor¨ªa privilegiada, individuos en este caso, ocultan en ellos 7,6 billones de euros.
No es posible combatir la desigualdad extrema y la condena a la pobreza de cientos de millones sin atacar este mal. Han pasado demasiados a?os desde el inicio de la crisis, en 2008, y se ha avanzado demasiado poco. Es hora de acabar de una vez con los para¨ªsos fiscales para bien de todos.
Pero la agenda para combatir la desigualdad no termina ah¨ª. Los salarios son cada vez m¨¢s un frente fundamental. En Espa?a desde el inicio de la crisis el salario medio ha ca¨ªdo m¨¢s de un 20%, pero mirado con perspectiva global se est¨¢ dando un fen¨®meno de acaparamiento salarial: sueldos cada vez m¨¢s altos de los ejecutivos y m¨¢s bajos de los empleados. Para tomar un ejemplo cercano, los presidentes de las empresas del Ibex ganan 158 veces m¨¢s que el empleado medio de sus compa?¨ªas. Y sus compa?¨ªas aumentaron un 44% el n¨²mero de filiales en para¨ªsos fiscales.
La revoluci¨®n contra la desigualdad extrema que impide tener un mundo mejor y una vida digna para todos empieza con desterrar los para¨ªsos fiscales. Nuestro informe Una econom¨ªa al servicio del 1%, que se lanza en Davos, Suiza, ofrece muchos m¨¢s datos y detalles.
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