Consenso econ¨®mico
Es urgente evitar una ¡®guerra de divisas¡¯ e incentivar el crecimiento
Los asistentes al Foro Econ¨®mico de Davos han tomado nota de primera mano del riesgo de recesi¨®n que amenaza la econom¨ªa global. El Foro ha convertido en voz com¨²n lo que ya era un diagn¨®stico extendido sobre el riesgo de una nueva recesi¨®n mundial: a la debilidad del crecimiento econ¨®mico posterior a la crisis financiera de 2008 se ha superpuesto peligrosamente la brusca desaceleraci¨®n china, causada por la incapacidad del Gobierno de Pek¨ªn para generar las transformaciones financieras y de modelo de crecimiento que necesita el pa¨ªs. Los agentes econ¨®micos consideran, no sin raz¨®n, que las autoridades chinas no pueden resolver sus problemas a corto y medio plazo; las finanzas del pa¨ªs siguen sangrando en una fuga r¨¢pida de divisas, mientras que otros emergentes (Rusia y Venezuela en especial) se aproximan al colapso debido a la p¨¦rdida de ingresos provocada por el hundimiento del precio del petr¨®leo.
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Este diagn¨®stico, recogido con mayor o menor dramatismo en Davos, ha ocasionado en el Foro una reacci¨®n pesimista, justificada porque no se aprecia una salida clara de la situaci¨®n de estancamiento que amenaza a todas las ¨¢reas econ¨®micas del planeta. El riesgo de nueva recesi¨®n llega en un momento dif¨ªcil, despu¨¦s de un episodio dur¨ªsimo de crisis, en el que algunos de los instrumentos para combatirla (como la pol¨ªtica monetaria) se han probado ya, con cierto ¨¦xito en EE?UU pero con resultados pr¨®ximos a la mediocridad en el ¨¢rea del yen y dudosos en el ¨¢rea del euro. Mario Draghi, presidente del BCE, ha tenido que anunciar que ¡°reconsiderar¨¢ su pol¨ªtica monetaria en marzo si la amenaza de deflaci¨®n sigue vigente y si la tasa de crecimiento en la eurozona sigue siendo baja¡±.
La pol¨ªtica monetaria es b¨¢sica para corregir una crisis global de crecimiento, pero no es suficiente. El propio Draghi acaba de explicar, de pasada, la importancia de las inversiones en infraestructuras para incentivar el crecimiento y estimular la productividad. La hip¨®tesis de una recesi¨®n solo podr¨¢ conjurarse si se encuentra el modo de que la inversi¨®n recupere su confianza en las expectativas de la econom¨ªa a corto y medio plazo; pero eso no es posible si en algunas zonas monetarias, como Europa, todav¨ªa se mantiene la prioridad del ajuste presupuestario como criterio de pol¨ªtica econ¨®mica. Los mercados, incluso los de deuda, se entusiasman sobre todo con el crecimiento. Por esa raz¨®n es necesario que en Europa, ya casi uno de los enfermos cr¨®nicos de la econom¨ªa mundial, se pongan en marcha reformas y programas de inversi¨®n que no generen d¨¦ficit.
El primer paso despu¨¦s de Davos es evitar que el p¨¢nico se propague en forma de una guerra de divisas. Utilizar la moneda para corregir una situaci¨®n que tiene causas estructurales es una ilusi¨®n; de hecho, produce da?os en los vecinos que pueden ayudar al resurgir de la econom¨ªa propia. Es obligado, adem¨¢s, buscar un nuevo consenso que recupere el papel de la inversi¨®n y los incentivos al crecimiento. Estas son las lecciones de Davos; pero sigue siendo incierta la capacidad de los Gobiernos para convertirlas en una pol¨ªtica econ¨®mica eficaz.
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