El negocio de la inmortalidad
Rajoy se comporta, desde un punto de vista de la biolog¨ªa pol¨ªtica, como un presidente eterno
Hay personajes que, mientras est¨¢n vivos, son inmortales.
Act¨²an de esa forma, como inmortales, en especial cuando se mueren en la esfera del poder. En un periodo inteligente del protocolo imperial romano, hab¨ªa un esclavo que ten¨ªa por misi¨®n el susurrar de vez en cuando al o¨ªdo del nuevo emperador una impertinencia pertinente: ¡°Recuerda que eres mortal¡±. Hoy d¨ªa, los asesores de los grandes jefes les calientan las orejas con ficciones inmortales y de ah¨ª ese aire de perplejidad cuando se ven despose¨ªdos. Es verdad que los hay tan perseverantes que parecen llevar puesta la inmortalidad, como si nunca les fuera a picar un pimiento de Padr¨®n. Es el s¨ªndrome de Qin Shihuang. El primer emperador chino, el que orden¨® construir la Gran Muralla, no ten¨ªa a nadie interesado en recordarle su condici¨®n de mortal, sobre todo despu¨¦s de haber mandado enterrar vivos a cientos de intelectuales ¡°disidentes¡± de la ¨¦poca. Obsesionado con el elixir de la vida eterna, se embarc¨® hacia el Para¨ªso de los Inmortales, pero se mare¨®, enferm¨® y muri¨® en el delirante viaje. Lo enterraron bien protegido en ultratumba por el ej¨¦rcito de los siete mil guerreros de terracota. Con lo sencillo que ser¨ªa colocar un modesto epitafio al estilo del que figura en el cementerio leon¨¦s de Cistierna: ¡°Enseguida vuelvo¡±.
La voluntad de inmortalidad aparece, hist¨®ricamente, muy asociada al poder totalitario. Por aqu¨ª tuvimos alg¨²n intento esperp¨¦ntico, en aquel noviembre de 1975, cuando el marqu¨¦s de Villaverde y otros chalados del clan se empe?aron en que el dictador fuera inmortal y casi lo consiguieron. Y su paso a la ultratumba, en cierto modo, fue al estilo Qin Shihuang.
La inmortalidad es la gran ficci¨®n humana. Alimenta el relato trascendente de las grandes religiones
El contrapunto a este s¨ªndrome del endiosamiento ser¨ªa el rey Salom¨®n, cuando escucha el consejo de la paloma salvaje Butimar: ¡°No bebas esa agua porque ser¨¢s inmortal, y cuando seas inmortal ver¨¢s morir a tus mujeres, ver¨¢s morir a tus hijos, a tus nietos, y sobre todo, lo que es m¨¢s importante, un d¨ªa estar¨¢s en un enorme desierto y no tendr¨¢s a nadie con quien puedas compartir un recuerdo de infancia y de juventud¡±.
El ¨²nico ser biol¨®gicamente inmortal es el Turritopsis nutricula, un hidrozoo hidroideo de la familia Oceanidae. El secreto de este p¨®lipo es que est¨¢ dotado de la capacidad de retornar a un estado de virginidad sexual despu¨¦s de haber disfrutado la plenitud er¨®tica. En t¨¦rminos pol¨ªticos, el ¨²nico hidrozoo hidroideo que se percibe en estos momentos, y con esa prodigiosa capacidad c¨ªclica, es Mariano Rajoy. En el momento en que escribo, descarto que alguien de su entorno, esclavo o liberto, le haya soplado al o¨ªdo: ¡°Mariano, ?recuerda que eres mortal!¡±. No imagino a nadie de su c¨ªrculo tom¨¢ndose semejante confianza. Ni siquiera a Celia Villalobos, que, como locuaz especialista en fauna capilar, podr¨ªa tener una opini¨®n sobre los hidrozoos hidroideos.
El se?or Rajoy, desde el punto de vista de la biolog¨ªa pol¨ªtica, se comporta como un presidente en funciones de inmortal. No es una inmortalidad totalitaria, sino de pr¨ºt-¨¤-porter democr¨¢tico, que se renueva a plazos, incluso de rebajas. Representa a la perfecci¨®n el guion biol¨®gico del hidrozoo pol¨ªtico. Ha pasado de una madurez absoluta, y hasta de?senfrenada y licenciosa, a una p¨²dica inmadurez, una nueva pubertad disponible, que no descarta la coalici¨®n con el principal adversario, es decir, la aventura de un poder transexual. Pero fue justamente Pedro S¨¢nchez el que tuvo el valor de recordarle a Mariano que era ¡°mortal¡±. El joven socialista fue muy criticado por romper de una vez el tab¨² de la Transici¨®n, ese silencio que atenaza la trama como en Edipo Rey: decir la verdad, aunque duela o¨ªrla.
Hay personajes que, mientras est¨¢n vivos, son inmortales
La inmortalidad es la gran ficci¨®n humana. Alimenta el relato trascendente de las grandes religiones. El gran cambio es que esa ficci¨®n va camino de poder alcanzarse en la pr¨¢ctica. Las empresas tecnol¨®gicas m¨¢s punteras, en Silicon Valley y otros viveros, trabajan en el proyecto de superar la muerte. El negocio infinito de la inmortalidad. Es posible que en este siglo se duplique la longevidad, alargando la vida hasta los 150 a?os. Tratamientos c¨ªclicos solo accesibles para gente poderosa. Yuval Noah Harari, historiador israel¨ª, autor de De animales a dioses, sostiene que asistimos a un cambio radical de valores. En el siglo XX, el valor central era la igualdad. Ahora, ¡°a la ¨¦lite del mundo ya no le importa tanto la igualdad porque empieza a pensar en la inmortalidad¡±. Eso s¨ª que ser¨¢ desigualdad: mortales e inmortales. Habr¨¢ que ir pensando en crear una Internacional de los Mortales.
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