Owen Sheers, el escritor que se infiltra en el paisaje
El brit¨¢nico viaja, vive y luego lo cuenta. As¨ª es como ha creado su nueva novela, 'Vi a un hombre'. Sus poes¨ªas, adem¨¢s, se leen en los colegios
¡°La primera vez que escrib¨ª sobre Nevada, s¨®lo conoc¨ªa la zona a trav¨¦s de Google Earth. M¨¢s tarde viaj¨¦ all¨ª y me sorprendi¨® descubrir que hab¨ªa acertado bastante en la geograf¨ªa y los paisajes. Hasta que entr¨¦ en un bar situado a las afueras de una base militar y me encontr¨¦ con todos aquellos pilotos que una hora antes probablemente hab¨ªan estado manejando drones en Afganist¨¢n. La dimensi¨®n humana, casi surrealista, de aquello, me sobrepas¨®. Y eso no sale en Google Earth¡±. El escritor brit¨¢nico Owen Sheers (1974) lleva cinco minutos hablando sobre la relaci¨®n entre literatura y paisaje, y por fin ha encontrado la an¨¦cdota precisa para explicar la dimensi¨®n que este tema adquiere en su novela m¨¢s reciente. Vi a un hombre (Reservoir Books) es un thriller intimista que enlaza la vida de un escritor en el exclusivo barrio londinense de Hampstead Heath con las paradojas de un mundo en el que un chaval puede bombardear objetivos reales en Afganist¨¢n como si jugara a los videojuegos.
Nacido en Fiyi (isla de Ocean¨ªa) pero criado en Gales, Sheers est¨¢ acostumbrado desde su infancia a manejar con soltura las paradojas de la distancia y la cercan¨ªa. Para escribir su primer libro de prosa, The dust diaries, viaj¨® a Zimbabue tras el rastro de un antepasado. En Vi a un hombre, esta tensi¨®n se resuelve en Michael, el protagonista. ¡°F¨ªjate, lo cre¨¦ rubio y alto para que no lo identificaran conmigo¡±, bromea. En lo que s¨ª se parecen es en su m¨¦todo de trabajo: tanto el autor como su personaje se infiltran en el ambiente que quieren describir. ¡°El lugar es muy importante como detonante, pero despu¨¦s necesito alejarme. En este libro comenc¨¦ a escribir sobre Londres en Nueva York y sobre Nueva York en Gales. Recordar un lugar es lo m¨¢s interesante¡±.
Un entrenador de rugby le dijo: "Los chicos est¨¢n empezando a leer tus poemas antes de cada partido, as¨ª que no escribas nada demasiado negativo, no vayan a desmotivarse"
Delante de un caf¨¦ en un hotel madrile?o, Sheers destrenza los hilos que en su novela vinculan lo cotidiano con el terrorismo, la tecnolog¨ªa, el duelo y la culpa. ¡°No se puede mantener la distancia en un mundo globalizado¡±, apunta. ¡°Todo a?o nuevo genera la impresi¨®n de ser un punto de inflexi¨®n, pero 2016 parece serlo de verdad. La crisis de los refugiados nos ha ense?ado que, a pesar de la distancia, las consecuencias de nuestros actos acaban llamando directamente a nuestra puerta. Ya no podemos distanciarnos¡±.
Sheers asume con fluidez sus cambios de registro. Habla de literatura, de su vida, de pol¨ªtica. Adem¨¢s de ser un poeta cuya obra se lee en los colegios ¨Ctoda una rareza del sistema educativo ingl¨¦s¨C, en 2009 dirigi¨® y present¨® A poet¡¯s guide to Britain en BBC 4, un programa que empleaba la poes¨ªa a modo de gu¨ªa de viaje. ¡°Descubr¨ª aquella metodolog¨ªa en un viaje a Buenos Aires. Llevaba conmigo un libro de Borges y me di cuenta de que pod¨ªa visitar los lugares de los que hablaba y leer los poemas in situ. Luego lo convert¨ª en una costumbre¡±.
Desde hace a?os, Sheers es uno de esos escritores a los que invitan a sitios para que escriba sobre ellos. En 2011, por ejemplo, pas¨® un a?o conviviendo con la Asociaci¨®n Galesa de Rugby. Lo m¨¢s dif¨ªcil, asegura, fue entablar conversaci¨®n con los jugadores (¡°les ense?an a callarse¡±), hasta que los acompa?¨® a jugar un campeonato internacional y empezaron a perder partidos.
¡°La derrota es siempre mucho m¨¢s interesante que el ¨¦xito¡±, explica. De aquella experiencia surgi¨® un libro, Calon, pero tambi¨¦n una serie de poemas por encargo que Sheers compuso para los programas de mano de cada partido. ¡°Un d¨ªa el entrenador se me acerc¨® y me dijo: ¡®Quiero que sepas que los chicos est¨¢n empezando a leer tus poemas antes de cada partido, as¨ª que no escribas nada demasiado negativo, no vayan a desmotivarse¡±. Definitivamente, mantener la distancia es dif¨ªcil.
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