Di¨¢logo en Portugal

La victoria del conservador Marcelo Rebelo de Sousa en las elecciones presidenciales celebradas en Portugal el pasado domingo coloca al pa¨ªs vecino en la necesidad de un entendimiento para garantizar la gobernabilidad y estabilidad entre la nueva Jefatura del Estado ¡ªcon pocos poderes, pero importantes¡ª y un Ejecutivo formado por una coalici¨®n de izquierdas.

La cohabitaci¨®n es vista en Portugal de forma m¨¢s natural que en otros lugares (ya la ha habido en el pasado). Incluso en la delicada situaci¨®n en la que se encuentra el pa¨ªs, con el choque entre las condiciones del rescate impuesto por la UE y el programa de los socios con los que el socialista Ant¨®nio Costa lleg¨® al poder en noviembre mediante una moci¨®n de censura, el nuevo presidente podr¨ªa actuar de intermediario. Todo depende del grado de enfrentamiento al que se llegue. Resulta innecesario afirmar que el panorama pol¨ªtico y econ¨®mico portugu¨¦s no es el espa?ol, pero en todo caso conviene tomar nota de las actitudes y los modos de los dirigentes pol¨ªticos y de la sociedad portuguesas.

En una actitud digna de elogio, Rebelo ha basado su campa?a ¡ªy se ha apresurado a reiterarlo¡ª en el di¨¢logo y el arbitraje para fomentar y la estabilidad del sistema. Un sistema que, a diferencia de Grecia, por ejemplo, ha sobrevivido a la embestida de la brutal crisis econ¨®mica, lo que ha significado que la sociedad portuguesa siga confiando en sus instituciones. Portugal renueva as¨ª su Jefatura del Estado sin estridencias, con un conservador medi¨¢tico que ha hecho una campa?a electoral basada en la sencillez, en la que no ha prometido soluciones dr¨¢sticas y r¨¢pidas sino uni¨®n y di¨¢logo.

A pesar de las grandes dificultades que todav¨ªa quedan por delante, los portugueses ¡ªpor cierto, con la habitual elevada abstenci¨®n¡ª han enviado un mensaje de estabilidad y pacto a sus pol¨ªticos.