Llamadme Paul
Paul B. Preciado, transexual y feminista, es uno de los abanderados del debate sobre la identidad de g¨¦nero, como embajador de la Queer Nation. Le entrevistamos en un momento en el que la transexualidad es m¨¢s visible que nunca gracias, en parte, a Hollywood y las series de televisi¨®n estadounidenses.
N¨®mada y pol¨ªglota, Paul B. Preciado pertenece a una generaci¨®n de nuevos fil¨®sofos cosmopolitas que intentan imaginar una transformaci¨®n de la sociedad, de nuestros modos de producci¨®n de valor y conocimiento. Subversivo y radical, absolutamente irreverente, siempre preciso y documentado, Preciado sigue la tradici¨®n comenzada por Nietzsche en la que la filosof¨ªa es una forma de vida. Frente a un feminismo biempensante que persigue la igualdad legal de las mujeres blancas, heterosexuales y de clase media, este fil¨®sofo transg¨¦nero propone una revoluci¨®n que cuestione la diferencia sexual y las jerarqu¨ªas raciales y de g¨¦nero dando visibilidad a los insumisos tradicionalmente dejados al margen: trabajadores sexuales, migrantes, actrices porno, lesbianas, los y las transexuales, diversos funcionales, en definitiva, la queer nation. ¡°Soy trans y feminista. Mi feminismo es el punk contracultural de las pel¨ªculas porno de Annie Sprinkle, de la literatura de Virginie Despentes, de los c¨®mics lesbianos de Alison Bechdel y de los pornos transg¨¦nero de ciencia-ficci¨®n de Shu-Lea Cheang¡±, declara.
Naci¨® en 1970 en Burgos bajo el nombre de Beatriz. Hace seis a?os comenz¨® un proceso de ¡°transici¨®n lenta¡± administr¨¢ndose testosterona y solo hace uno decidi¨® cambiar su nombre por el de Paul. De aquella experiencia naci¨® primero Testo yonqui (2008), un ensayo corporal donde describe el efecto de las hormonas. Con este libro, hoy un cl¨¢sico en las universidades americanas, este heredero de Judith Butler y William S. Burroughs se ha convertido en uno de los fil¨®sofos y activistas sexuales m¨¢s relevantes del ¨¢mbito internacional. ¡°Foucault transform¨® nuestra forma de entender la historia de la sexualidad, pero su an¨¢lisis se deten¨ªa en el siglo XIX y no ten¨ªa en cuenta los procesos de colonizaci¨®n y globalizaci¨®n. Despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, hemos pasado de un r¨¦gimen disciplinario en el que se buscaba que cada acto sexual fuera un acto reproductivo a un r¨¦gimen que yo denomino farmacopornogr¨¢fico, en el que la producci¨®n de placer y la incitaci¨®n a la masturbaci¨®n son parte de un dispositivo m¨¢s amplio de control y producci¨®n de capital. Vivimos en la era de la p¨ªldora anticonceptiva y la viagra. Pero hay otras tecnolog¨ªas de control capitalista: las audiovisuales y de vigilancia, con sus pr¨®tesis, el tel¨¦fono, la televisi¨®n, Internet. Nuestra forma de amar es kitsch y telecomunicativa¡±.
Siempre a la b¨²squeda de las afinidades productivas entre marxismo y deconstrucci¨®n, eso que los posestructuralistas llamaron ¨¦criture, Paul B. Preciado sigui¨® a sus maestros, ?gnes Heller y Jacques Derrida, para quienes la filosof¨ªa era una fuente de comprensi¨®n cr¨ªtica que pod¨ªa ir m¨¢s all¨¢ de una simple descripci¨®n del Estado ideal: ¡°Entiendo la escritura como una forma de acci¨®n directa. Me interesa el cuerpo, pero no como organismo natural, sino como artificio, como arquitectura social y pol¨ªtica. Mi proyecto consiste en someter la propia identidad a la cr¨ªtica¡±. Y asegura que no hay una ortodoxia queer sino muchas maneras de ser transexual. ¡°Lo importante es mantener abierto el proceso de experimentaci¨®n cr¨ªtica. La identidad y la orientaci¨®n sexual son pl¨¢sticas, ficciones hist¨®ricamente construidas, el problema es que hay ficciones legitimadas socialmente y otras que carecen de reconocimiento pol¨ªtico¡±.
¡°Vivimos en la era de la p¨ªldora anticonceptiva y la viagra. Nuestro amor es ¡®kitsch¡¯ y telecomunicativo¡±
Preciado se form¨® en Estados Unidos con una beca Fulbright a finales de los noventa, cuando la filosof¨ªa y los estudios culturales, sacudidos por el impacto de los movimientos sociales, dieron lugar a la teor¨ªa queer y poscolonial. Estudi¨® primero en la New School for Social Research y se doctor¨® en Filosof¨ªa y Teor¨ªa de la Arquitectura por la prestigiosa Universidad de Princeton. Invitado por Derrida, fue durante 10 a?os profesor de teor¨ªa del g¨¦nero e historia pol¨ªtica del cuerpo en la Universidad de Par¨ªs VIII y hoy es profesor visitante de la New York University. Pero lo que ha caracterizado su trabajo es la hibridaci¨®n de la teor¨ªa, el activismo y la pr¨¢ctica art¨ªstica, especialmente en el ¨¢mbito de los museos. Ha trabajado en el Centro de Estudios Avanzados del Museo Reina Sof¨ªa y fue director de Programas P¨²blicos y del PEI (Programa de Estudios Independientes) del Museu d¡¯Art Contemporani de Barcelona (Macba) poniendo en pr¨¢ctica lo que ¨¦l llama ¡°utop¨ªas experimentales de pedagog¨ªa radical¡±.
El fil¨®sofo franc¨¦s Michel Foucault invent¨® el t¨¦rmino ¡°biopol¨ªtica¡± para referirse a los mecanismos no represivos del poder que controlan la forma que damos a nuestras vidas, nuestra organizaci¨®n del tiempo, nuestros modos de amar y desear. Un efecto m¨¢s del neoliberalismo, que no se contenta con individuos disciplinados, sino que hace que interioricemos sus objetivos y acabemos convencidos de que son normales y deseables, a pesar incluso de nuestro juicio. Desde este planteamiento, Preciado cree que el poder que nos oprime en t¨¦rminos pol¨ªticos es tambi¨¦n un artefacto est¨¦tico que nos capacita en su gozo y expansi¨®n propios. ¡°Lo m¨¢s duro es comprobar que desconocemos los dispositivos pol¨ªticos que nos constituyen como sujetos, dispositivos que a veces nos controlan pero que tambi¨¦n podr¨ªan empoderarnos¡±, apunta. De ese ¡°pesimismo libertario¡±, valga el ox¨ªmoron, naci¨® su ¨²ltimo libro, Pornotop¨ªa. Arquitectura y sexualidad en ¡®Playboy¡¯ (finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2010), donde desgranaba los mecanismos culturales del ¡°primer burdel multimedia de la historia¡±, ese disneyland para adultos creado por uno de los precursores del erotismo gr¨¢fico, Hugh Hefner. ¡°Si fuera posible pesar la historia como se pesa un objeto, habr¨ªa que decir que el contrato sexo-pol¨ªtico y econ¨®mico que las mujeres establec¨ªan dentro de la mansi¨®n Playboy no era m¨¢s vejatorio que el contrato matrimonial heterosexual de los a?os cincuenta. El ama de casa blanca de la posguerra era una trabajadora sexual, dom¨¦stica y reproductiva a tiempo completo, no asalariada, y cuyos derechos econ¨®micos y pol¨ªticos eran extremadamente limitados. Y todo eso dentro de una situaci¨®n hegem¨®nica¡±, argumenta Preciado. ¡°En Playboy se teatraliza la identidad masculina. Su nicho es como el escenario de Gran Hermano. Hoy nuestros espacios dom¨¦sticos parecen ese plat¨® de televisi¨®n, un puerto de telecomunicaciones y un centro de consumo. Nos encerramos con nuestros ordenadores port¨¢tiles como Hefner en su cama redonda y ultraconectada¡±.
Preciado sit¨²a su Manifiesto contrasexual (Anagrama, 2002), hoy traducido en ocho lenguas, ¡°entre la acci¨®n pol¨ªtica y la ciencia-ficci¨®n¡±. En el ¨ªndice leemos entradas como ¡®Dildotop¨ªa, Pr¨¢ctica II. Masturbar un brazo: citaci¨®n de un dildo sobre un antebrazo¡¯. ¡°Todo lenguaje es intr¨ªnsecamente metaf¨ªsico, ideol¨®gico. Las nociones de heterosexualidad, homosexualidad y transexualidad tambi¨¦n son artefactos pol¨ªticos¡±. Y concluye: ¡°De la misma manera que Galileo rechazaba la idea de que el Sol girara en torno a la Tierra, yo intento rebatir la verdad natural de las identidades sexuales, raciales, nacionales¡±. Desde el pasado mes de junio, Paul B. Preciado vive entre Atenas y Kassel, all¨ª dirige la Oficina de Programas P¨²blicos de la Documenta 14 de Kassel (2017), de donde saldr¨¢n muchas de las actividades y publicaciones de la exposici¨®n de arte m¨¢s importante del mundo.
elpaissemanal@elpais.es
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