Lo que tiene que hacer Estados Unidos
La persona que ocupe la Casa Blanca despu¨¦s de las elecciones de noviembre debe tener claras las prioridades nacionales e internacionales para que los retos ¡ªnorteamericanos y globales¡ª se conviertan en oportunidades
En un mundo cada vez m¨¢s conflictivo, el liderazgo, en especial el de Estados Unidos, es m¨¢s importante que nunca. Por eso la elecci¨®n de nuestro pr¨®ximo presidente es fundamental. Y por eso gran parte del mundo est¨¢ tan pendiente de c¨®mo se desarrolla la campa?a.
?En qu¨¦ debe centrarse el pr¨®ximo presidente para contribuir a mejorar EE UU y el mundo?
En primer lugar, recordemos que el presidente estadounidense es jefe del Estado y jefe del Gobierno. Una vez elegido, debe representar a todo el pa¨ªs, no s¨®lo al partido ganador. Su misi¨®n es, adem¨¢s de abordar los problemas inmediatos, guiar al pa¨ªs hacia el futuro teniendo en cuenta las consecuencias de sus pol¨ªticas a largo plazo.
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Estados Unidos no es una isla. Por poderoso y rico que sea, no puede ir bien por s¨ª solo en un mundo que degenere en el desorden. La condici¨®n indispensable para tener paz y prosperidad internas es cultivar una relaci¨®n activa y constructiva con otros pa¨ªses, aunque sean de distintas culturas e ideolog¨ªas, para lograr estabilidad y fomentar el crecimiento.
He aqu¨ª algunas sugerencias pr¨¢cticas tanto en el plano nacional como en el internacional:
En el plano nacional:
La primera prioridad son los puestos de trabajo del futuro. La tecnolog¨ªa est¨¢ transformando nuestras vidas, nuestros h¨¢bitos, la familia y el trabajo. Se est¨¢n produciendo avances exponenciales en ¨¢reas que van de la biotecnolog¨ªa a las redes digitales, pasando por el internet de las cosas. Es indudable que los beneficios acabar¨¢n llegando a todo el mundo si se distribuyen de forma equitativa. Pero la transici¨®n ser¨¢ muy complicada. A corto plazo, seguramente, los desequilibrios y las desigualdades se agudizar¨¢n. El nuevo presidente tendr¨¢ que pensar en una red de seguridad y un trampol¨ªn de oportunidades que respondan a este reto del siglo XXI.
En los aspectos fiscales, el ocupante del Despacho Oval debe dise?ar un sistema de impuestos m¨¢s justo y sencillo, progresivo, pero con tipos m¨¢s bajos y sin deducciones especiales.
La ense?anza primaria y secundaria es la base del futuro del pa¨ªs. Hay que elevar los criterios para estar a la altura de los niveles mundiales. Debemos apoyar un n¨²cleo com¨²n y no dejar que la pol¨ªtica local altere los principios fundamentales del aprendizaje.
El sistema de justicia penal debe avanzar m¨¢s all¨¢ del castigo y situarse por encima de las razas para centrarse m¨¢s en la prevenci¨®n y la rehabilitaci¨®n.
La prioridad nacional es el empleo y la creaci¨®n de una red de seguridad contra las desigualdades
Suele decirse que la inmigraci¨®n construy¨® Estados Unidos. Yo lo dir¨ªa de otra forma. Al integrar a los inmigrantes como ciudadanos individuales y proporcionarles los medios para el ascenso social, Estados Unidos ha creado un recurso din¨¢mico que impulsa nuestra prosperidad y enriquece nuestra cultura. Eso es lo que nos ha diferenciado de Europa. En lugar de atacar a los inmigrantes y levantar muros del miedo, debemos renovar los cimientos sobre los que se construy¨® nuestra cultura de la aspiraci¨®n.
En el plano internacional:
La lucha contra el autodenominado Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s), Al Qaeda y otros grupos terroristas yihadistas no va a ser el principio ni el fin de Estados Unidos. Cuando Occidente tiene reacciones desmesuradas contra los atentados, salen ganando los yihadistas. Nos hemos dejado enga?ar demasiadas veces por los terroristas, que, como verdaderos judokas, utilizan nuestra propia fuerza contra nosotros, con m¨ªnimo esfuerzo y conservando su capacidad. La tr¨¢gica situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo es, en definitiva, una disputa que tienen que resolver los actores locales y regionales. ?No hemos aprendido despu¨¦s de 15 a?os de guerra desde el 11-S, s¨®lo para terminar viendo el ascenso del ISIS, que la intervenci¨®n externa es contraproducente?
Por primera vez desde el final de la Guerra Fr¨ªa, dos grandes potencias mundiales de orientaciones pol¨ªticas y culturales claramente distintas ¡ªEstados Unidos y China¡ª rivalizan para configurar el orden mundial. Con sus esfuerzos para salir de la pobreza y subir a los escalones superiores de la econom¨ªa mundial, China ha permitido que crezcan otros pa¨ªses emergentes y se ha convertido en un motor indispensable para la prosperidad mundial en los pr¨®ximos decenios.
El siglo XXI s¨®lo tendr¨¢ paz y seguridad si EE UU y China trabajan juntos y no se convierten en enemigos. Para evitar ese error hist¨®rico, es preciso generar comprensi¨®n y respeto mutuos mediante la colaboraci¨®n entre el pr¨®ximo presidente estadounidense y el presidente chino, Xi Jinping.
El pr¨®ximo presidente, sin perder de vista intereses nacionales como la ciberdefensa y la oposici¨®n a modificar fronteras por la fuerza, tambi¨¦n debe tratar de no empujar a China y Rusia a una alianza m¨¢s oficial. Rusia, como Estados Unidos, est¨¢ actualizando su arsenal nuclear.
Lo peor que podr¨ªa ocurrir es que el mundo volviera a dividirse
en r¨ªgidos bloques
Lo peor que podr¨ªa ocurrir desde el punto de vista geopol¨ªtico ser¨ªa que el mundo volviera a dividirse en r¨ªgidos bloques y a presenciar una nueva carrera de armamento nuclear. Aunque las cuentas ¨¦ticas no sean del todo limpias, tambi¨¦n es esencial colaborar con Rusia, por el bien de la seguridad mundial. En realidad, el presidente Putin no desea m¨¢s que respeto. Y el pr¨®ximo presidente norteamericano debe otorg¨¢rselo, con las mismas ilusiones, ni m¨¢s ni menos, que durante los a?os de estabilidad y distensi¨®n con la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Para que Occidente se mantenga firme frente a Oriente, EE UU necesita un aliado poderoso de su misma civilizaci¨®n en Europa. Sin embargo, Europa ha dejado de ser un socio fiable. Al contrario, se deja paralizar por cada crisis que sufre ¡ªdesde la deuda griega hasta los refugiados¡ª y est¨¢ desintegr¨¢ndose ante nuestros ojos.
El pr¨®ximo presidente estadounidense, como l¨ªder de facto de Occidente, debe insistir en una Europa que, como m¨ªnimo, federalice la pol¨ªtica fiscal, la exterior, la de inmigraci¨®n y la de energ¨ªa; es decir, una Europa com¨²n que sea el otro pilar de Occidente. Si no, Estados Unidos tendr¨¢ que confiar en una serie de pa¨ªses demasiado peque?os para contar por s¨ª solos pero constre?idos por la camisa de fuerza de una UE disfuncional.
Existen datos positivos que el pr¨®ximo presidente podr¨¢ aprovechar: los acuerdos de Par¨ªs sobre el clima; la bajada del precio del petr¨®leo; la oportunidad de recuperar a Ir¨¢n para el mundo; los vientos de cambio en Argentina, Venezuela y Cuba; y la rama de olivo que el primer ministro indio, Modi, ha tendido al paquistan¨ª, Sharif, en una regi¨®n tan vol¨¢til.
El pr¨®ximo presidente de Estados Unidos va a encontrarse ante algunos de los mayores retos ¡ªy las mayores oportunidades¡ª de la historia. Estas elecciones tienen una importancia crucial. Los votantes responsables deben elegir a un presidente que acierte con sus prioridades.
Nicolas Berggruen es presidente del Berggruen Institute.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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