Lo que cuesta un berberecho
Cuidar la playa es demasiado esfuerzo para que un furtivo lo destroce
Lola vive en Camari?as, A Coru?a. Cuando lo del Prestige a ellos tambi¨¦n les toc¨®, a pesar de que la fama se la llev¨® Mux¨ªa, el pueblo de enfrente. Hasta que se jubil¨®, a los 63 a?os, era marisqueira y sacristana en la iglesia. Ahora solo conserva el oficio no pagado de sacristana. Su madre, Luisa, tambi¨¦n lo fue, y su abuela Estrella Luisa hab¨ªa sido una compo?edora de ¨®sos (curandera especializada en huesos) famosa en toda la provincia y a la que la gente acud¨ªa de muy lejos para que le apretara la espalda. Lola, de reci¨¦n casada, emigr¨® a Suiza con su marido, luego volvieron y ¨¦l se hizo marino mercante, despu¨¦s de pesca y, desde que dej¨® la mar, agricultor. Prueba de ello es el s¨®tano de casa, lleno de patatas y cebollas y, algunos a?os, tambi¨¦n ajos. Loly, su hija, tambi¨¦n emigr¨® a Suiza, a Basilea, donde estuvo 10 a?os, hasta que volvieron a Vimianzo, A Coru?a (el pueblo de Pepe, su marido), y abrieron una ferreter¨ªa. En Basilea los conoc¨ª y desde entonces suelo pasar los veranos haciendo uso de su hospitalidad y de los inmaculados paisajes de la r¨ªa.?
Las historias de Lola sobre el marisco me fascinan
Las historias de Lola sobre el marisco me fascinan. Narradas en ese idioma tan de Camari?as que no distingue entre el castellano y el gallego, y en el que el sonido gu se pronuncia g y que cada frase acaba con un e lojo. Y cuando dice que un vecino es un criminal de gerra, mejor evitarlo. As¨ª fue como aprend¨ª que para poder vivir del marisco hay que conservarlo. Para eso sembraban con larvas de almejas y, seg¨²n la veda y las capturas, mariscaban en Area da Vila o en Xavi?a, dando tiempo a que la otra playa se recuperara. El berberecho, en cambio, no se puede sembrar. Algunos a?os hab¨ªa mucho y otros casi ninguno. Y as¨ª, verano o invierno, fr¨ªo o calor, hab¨ªa que meterse hasta la cintura e ir sacando de la arena los preciados bivalvos que se vender¨ªan horas despu¨¦s en la lonja de Camari?as.
Lola todav¨ªa lleg¨® a tiempo de los trajes de neopreno, ese caucho sint¨¦tico inventado por la empresa DuPont a partir de una patente de la Universidad de Notre Dame y que facilit¨® su vida en gran manera. Permiti¨® que el fr¨ªo no se le calara en los huesos, pudieron apartar las botas altas y los mandiles de goma en la pesca y en la vigilancia. Cultivar y cuidar la playa es demasiado esfuerzo para que venga un furtivo y lo destroce, aunque en Camari?as los conflictos no son como en las zonas de percebe, situadas m¨¢s al norte de la l¨ªnea de la costa, donde la leyenda dice que no se andan con chiquitas y si ven a un furtivo le cortan la cuerda. Por lo tanto, cuando estoy escribiendo en el balc¨®n de casa de Loly, que domina toda la r¨ªa, y oigo ta?er la campana de la vecina iglesia de San Xurxo, no puedo evitar acordarme de lo que cuesta un berberecho.
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