A.C. Grayling, el fil¨®sofo ateo que vive obsesionado con la religi¨®n
El brit¨¢nico cree en un futuro basado en la ciencia, y asegura que s¨®lo es cuesti¨®n de tiempo que las religiones dejen de existir
¡°Parece una nave espacial, como sacada de Independence day¡±. Esta es la rese?a de A. C. Grayling, fil¨®sofo brit¨¢nico, de la catedral de Segovia. Este te¨®logo ateo ingl¨¦s de 66 a?os ha venido a esta ciudad a participar en la edici¨®n espa?ola del Hay Festival y eso quiere decir que van a prodigarse frases como esa, boutades en apariencia que luego devienen preludios de an¨¢lisis grandiosos del mundo y el momento. ¡°Los ingenieros que construyeron la catedral no sab¨ªan tanto de arquitectura como los romanos que idearon el Acueducto, que est¨¢ aqu¨ª al lado, porque por culpa de la Iglesia hubo aqu¨ª mil a?os de ignorancia¡±, sigue. ¡°Y a¨²n as¨ª quisieron hacer algo m¨¢s impresionante. Dijeron: ¡®M¨¢s piedra¡¯. Y as¨ª hicieron una nave espacial que domina a los campesinos. Una prueba m¨¢s de lo represivo que fue el catolicismo en Espa?a¡±.
Grayling, obsesionado desde hace d¨¦cadas con el papel de las religiones como muleta del pensamiento, luce una extra?¨ªsima mezcla de intelectual y parodia de intelectual: pelo blanco y largo, gafas de metal redondas, un pausado susurro por voz, bast¨®n y una muy filos¨®fica predisposici¨®n a enzarzarse en mon¨®logos que abarcan siglos y continentes. ¡°Las religiones nos han introducido hist¨®ricamente en eras oscuras y a veces parece que, por el auge del islamismo radical, esto est¨¦ a punto de resurgir¡±, prosigue. ¡°Pero no estamos ante un resurgimiento: estamos ante la muerte de la religi¨®n. Si arrinconas a una bestia para matarla, esa bestia atacar¨¢ a la desesperada. Pues la religi¨®n est¨¢ atacando. La sociedad secular, la ciencia, la industrializaci¨®n, la democracia, el derecho, la educaci¨®n¡ Todo eso est¨¢ ganando. De ah¨ª que la gente de fe grite m¨¢s que nunca. Y eso es muy peligroso. Alguien que est¨¢ perdiendo es capaz de cualquier cosa. Ser terroristas suicidas, perder la moralidad¡¡±.
Estamos ante la muerte de la religi¨®n. Si arrinconas a una bestia, atacar¨¢ a la desesperada. Pues la religi¨®n est¨¢ atacando
La radicalizaci¨®n, le comentamos aprovechando que coge aliento, se ha convertido en la norma tambi¨¦n en el mundo secular. Asiente: ¡°El centro pol¨ªtico ha perdido credibilidad. Por dos motivos: uno, la maquinaria de partidos ha tomado control de las democracias liberales y lo ha llevado todo hacia la clase alta o media alta. Porque esa es la que quiere estar c¨®moda, pagar pocos impuestos y proteger sus negocios. As¨ª que ya no tenemos esa idea del orden democr¨¢tico como algo sacrosanto. El segundo culpable es la prensa. El periodismo deber¨ªa mantener al gobierno a raya y formular las preguntas clave. Pero ahora va demasiado lejos. En lugar de hacer periodismo serio, se acosa, caza y asfixia a los pol¨ªticos: que si tal tiene un amante, que si el otro dijo esto hace diez a?os¡ As¨ª es imposible que un pol¨ªtico act¨²e de forma cient¨ªfica, que diga: ¡®He probado esto y ha salido mal, pero he aprendido algo y ahora voy a probar algo mejor¡¯. La prensa le mata. En pol¨ªtica ya no puedes admitir que te has equivocado, no puedes cambiar de parecer, no puedes aprender, no puedes mentir y mucho menos admitir la verdad. El proceso pol¨ªtico se ha vuelto imposible¡±.
No hay concesiones a lo aciago que viene 2016. Ni la magia de una vida despu¨¦s de la muerte nos queda. ¡°Pero no es un mundo menos m¨¢gico¡±, corta Grayling. ¡°La ciencia es algo mucho m¨¢s incre¨ªble y hermoso que los cuentos de los dioses. La mitolog¨ªa y la religi¨®n est¨¢n limitadas por la imaginaci¨®n humana. La ciencia, mientras, expande la imaginaci¨®n. Esa es parte de su crisis. Las religiones necesitan llegar a los ni?os, porque a un adulto no lo pueden persuadir. Si a un adulto le explicas una religi¨®n, le parecer¨¢ algo sacado de Los Simpson¡±. En cuanto a 2016, lo mejor es darle tiempo: ¡°Dentro de 10.000 a?os, se ver¨¢ el periodo entre el siglo XVI y el final del XXI, si llegamos, como el del fin de la injerencia de las religiones¡±, consuela Grayling. Y, luego, calla. Empu?a el bast¨®n y camina en silencio. La catedral de Segovia se empeque?ece a nuestras espaldas.
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.