Ocho

Son ocho. Si fueran diputados de alg¨²n partido mayoritario, podr¨ªan tal vez desbloquear el Gobierno de la naci¨®n. Si fueran esca?os en la c¨¢mara catalana, podr¨ªan inclinar la balanza a favor o en contra de la independencia. Si formaran una corriente consolidada en el comit¨¦ federal del PSOE, resultar¨ªan vitales para influir en la posici¨®n de Pedro S¨¢nchez. Si fueran imputados en una macrocausa contra la corrupci¨®n, su n¨²mero ser¨ªa un argumento ineludible en todas las tertulias. Si fueran testigos del caso N¨®os, habr¨ªan resultado decisivos para aprobar o condenar la decisi¨®n de las magistradas que van a sentar en el banquillo a Cristina de Borb¨®n. Si hubieran muerto en un atentado yihadista, estar¨ªan abriendo los telediarios en todos los pa¨ªses del mundo. Si fueran millones de euros, no nos llamar¨ªa demasiado la atenci¨®n que no aparecieran en los balances de cuentas de alg¨²n partido o de cualquier instituci¨®n. Si fueran subordinados de alg¨²n poderoso dirigente regional pillados con las manos en la masa, los l¨ªderes nacionales de su partido declarar¨ªan que no existe responsabilidad pol¨ªtica alguna de sus superiores. Si fueran trabajadores que han perdido su trabajo no significar¨ªan nada en absoluto. Si fueran toneladas de alimentos recogidos en una campa?a solidaria estar¨ªamos muy orgullosos de nosotros mismos. Son siete mujeres y una ni?a de un a?o y medio. Son las ocho v¨ªctimas que el machismo criminal ha cosechado en un solo mes, enero de 2016. Hay quien dice que es una tragedia irresoluble, hay quien habla de la maldad individual de ciertos sujetos, hay quien conf¨ªa en la educaci¨®n para resolver el problema a largo plazo. Son ocho, y eran inocentes. A este ritmo, cuando acabe el a?o ser¨¢n noventa y seis.