Francisco Casavella, la fiesta interminable
¡®El d¨ªa del Watusi¡¯ es la gran cr¨®nica de la Barcelona de la Transici¨®n, el retrato esperp¨¦ntico de una ciudad rutilante y corrupta a partes iguales
La novela ¡®El d¨ªa del Watusi¡¯ se public¨® hace 14 a?os y la leyenda en torno al libro y a su autor, muerto prematuramente en 2008, no ha dejado de crecer. Ahora se reedita con honores de cl¨¢sico
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Algunas tardes de mediados de los a?os noventa, el financiero Javier de la Rosa entraba unos minutos en la cocteler¨ªa Ideal, un cl¨¢sico del Ensanche barcelon¨¦s. Su ch¨®fer, mientras, esperaba en la puerta. De la Rosa ped¨ªa un whisky, lo apuraba y volv¨ªa al coche para dormir en la c¨¢rcel Modelo, donde cumpl¨ªa condena en tercer grado por delitos econ¨®micos cuya sombra lleg¨® hasta la tesorer¨ªa de varios partidos catalanes. En la otra punta de la barra estaba alguna de esas tardes el escritor Francisco Casavella, un treinta?ero que en septiembre de 2002 sacudi¨® la literatura espa?ola con El d¨ªa del Watusi, un novel¨®n de mil p¨¢ginas que arrancaba en la Barcelona ¡°destruida, son¨¢mbula, corrupta¡± del final del franquismo y llegaba hasta la insomne, corrupta y ol¨ªmpica Barcelona de la Transici¨®n de la mano de Fernando Atienza, un arribista que saltaba con desparpajo de las ¨²ltimas chabolas de Montj¨¹ic a los eternos palacetes de Pedralbes.

Convertida en icono por su forma de mezclar barrios altos y bajos, pol¨ªtica y pop, la novela vuelve ahora a las librer¨ªas por cuenta de la editorial Anagrama y con pr¨®logos de Kiko Amat y Carlos Zan¨®n y un ep¨ªlogo de Miqui Otero, tres escritores ¨Cm¨¢s o menos j¨®venes¨C que sumar a una variopinta cofrad¨ªa de lectores en la que pronto ingresaron autores como Luis Magriny¨¤, Ignacio Vidal-Folch, Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n o Juan Mars¨¦. Aunque el padre del Pijoaparte no se cansa de repetir que ¡°Casavella ten¨ªa su propio mundo¡±,?el t¨ªtulo de heredero de Mars¨¦ le cay¨® al creador del Watusi en cuanto public¨® su primera novela: El triunfo. Fue en 1990 y Joan Riambau recuerda bien la lectura del manuscrito en sus tiempos como editor en Versal. A modo de portada casera para el original, el escritor hab¨ªa hecho un collage que remedaba la pared de un bar del barrio chino con calendarios y fotos de rumberos retocadas con rotulador.
El responsable de aquella suerte de novela picaresca con tintes de Hamlet cal¨¦ no tard¨® en aparecer por la oficina de Riambau con su planta de p¨ªvot y su aire ¡°entre punki y Tint¨ªn¡±. Firmaba Francisco Casavella, pero hab¨ªa nacido en la cl¨ªnica Figuerola de Barcelona el 15 de octubre de 1963 bajo el nombre de Francisco Jos¨¦ Garc¨ªa Hortelano. Hijo de un gallego maestro de escuela y de una cocinera manchega emigrados a Catalu?a, siempre declar¨® su admiraci¨®n por el escritor que se le hab¨ªa adelantado en el oficio con id¨¦nticos apellidos: Juan Garc¨ªa Hortelano. El gran momento de Mary Tribune le marc¨® para siempre. Lo mismo que el hecho de leer la novela mientras trabajaba de botones en La Caixa. En el doble techo del lavabo en el que ocultaba su ejemplar, Casavella se top¨® con un n¨²mero de la revista Penthouse y un volumen de las Rimas de B¨¦cquer. Nunca supo la identidad de los otros ¡°asiduos a tan rara biblioteca¡±, pero aquel clandestino canon de excusado ¨Cporno y romanticismo¨C parec¨ªa nacido para alimentar el libro que acab¨® mientras hac¨ªa la mili.
El triunfo se present¨® a lo grande en el Nick Havanna durante una fiesta sin discursos pero con 20 m¨²sicos en el escenario. Solo falt¨® Gato P¨¦rez. El carism¨¢tico autor de Carabruta, cuenta Riambau, fue el responsable de la selecci¨®n del ¡°all star rumbero¡± que ameniz¨® la noche, pero muri¨® 15 d¨ªas antes de que se celebrara. Casavella lo hab¨ªa conocido a trav¨¦s de su amigo Marcos Ord¨®?ez ¨Cbi¨®grafo de Gato¨C en las jam sessions de la Uni¨®n Gitana de Gracia y el escritor dedic¨® al m¨²sico la presentaci¨®n de una obra que se adelant¨® tanto a la renovaci¨®n de la novela urbana como a la pasi¨®n de las masas por la rumba, relegada hasta entonces al submundo de las musicasetes de mercadillo y bares de carretera. Dos a?os m¨¢s tarde, Los Manolos llenaban estadios con Pasi¨®n condal, y Ray Loriga, librer¨ªas con Lo peor de todo.

Cuando el cineasta Manuel Huerga trat¨® de llevar la novela al cine se encontr¨® con que alguien ten¨ªa ya los derechos ¨Cla versi¨®n de Mireia Ros, con Juan Diego y ?ngela Molina, terminar¨ªa estren¨¢ndose en 2006¨C, as¨ª que tom¨® la directa y le encarg¨® a su autor un guion original: Ant¨¢rtida. Aquella historia de una yonqui a la fuga (Ariadna Gil te?ida de rubio), el ambiente de su ¨®pera prima y su fama de bebedor noct¨¢mbulo dieron lugar al mito del escritor pop con vocaci¨®n de maldito. Es cierto que para Casavella las canciones eran ¡°la forma de entretenimiento con posibilidades art¨ªsticas de m¨¢s f¨¢cil acceso¡±, pero el gran dionisiaco era solo uno de los Casavella posibles. El otro era un autor de ambici¨®n y formaci¨®n can¨®nicas ¨Cten¨ªa el bachillerato¨C que respondi¨® con estos tres nombres a la pregunta por los libros que le cambiaron la vida: Guerra y paz, de Tolst¨®i; Tiempos dif¨ªciles, de Dickens, y La corte de los milagros, de Valle-Incl¨¢n. M¨¢s de una vez se encerr¨® en el apartamento que sus padres compraron en Bar¨¢, Tarragona, y en el que dec¨ªa sentirse ¡°como esos personajes de Stephen King que se retiran a redactar una obra inmortal y acaban volvi¨¦ndose tarumbas¡±. No hab¨ªa nada que hacer en aquel pueblo m¨¢s que escribir sin parar o acercarse a llorarle al monumento al locutor Luis del Olmo, vecino ilustre.
De aquel apartamento y del entresuelo de la calle del Marqu¨¦s de Campo Sagrado ¨Ca dos pasos del Paralelo¨C en el que viv¨ªa salieron novelas como Qu¨¦date ¨Cla quer¨ªa, pese a sus fallos, ¡°como a un hijo tonto¡±¨C, Un enano espa?ol se suicida en Las Vegas ¨Cllevada dignamente al cine por Antonio Chavarr¨ªas con el t¨ªtulo de Volver¨¢s¨C, El secreto de las fiestas ¨Cla m¨¢s autobiogr¨¢fica¨C y, por supuesto, El d¨ªa del Watusi. La escena inaugural de esta ¨²ltima es puro realismo ¨Cun hombre de negocios quiso conocer a Casavella durante una entrega de juguetes de los Reyes Magos a la que iba a llegar en¡ helic¨®ptero¨C, pero el libro se ley¨® como un esperpento. ¡°Hoy dir¨ªan que es la primera novela de la corrupci¨®n¡±, se r¨ªe Riambau. ¡°?La cara B de la Transici¨®n!, ?la novela de Podemos! Pocos notaron cuando se public¨® que estaba se?alando lo que hab¨ªa bajo la alfombra¡±. La segunda parte del libro se abre con una cita de Jordi Pujol que resuena distinta hoy que hace 14 a?os: ¡°La financiaci¨®n de los partidos es un misterio, pero un misterio de aquellos que no son un misterio, porque est¨¢n muy claros, pero siguen siendo un misterio¡±. Aunque parece salido de su novela, es posible que hasta Casavella hubiera desechado al Peque?o Nicol¨¢s como personaje. Por inveros¨ªmil. ¡°El mundo es terrible pero no es serio¡±, se lee en El d¨ªa del Watusi.

Francisco Casavella escribi¨® en la solapa de una de sus novelas que hab¨ªa sido botones de un banco (lo hab¨ªa sido) y ch¨®fer de una supervedette (no sab¨ªa conducir). Tambi¨¦n escribi¨® que hab¨ªa nacido en Barcelona y que morir¨ªa all¨ª si nadie lo remediaba. All¨ª muri¨® de un infarto el 17 de diciembre de 2008. Ten¨ªa 45 a?os. La cosecha anual hab¨ªa sido agridulce: su padre hab¨ªa muerto poco antes y ¨¦l hab¨ªa ganado el Premio Nadal con Lo que s¨¦ de los vampiros, una novela ambientada en el siglo XVIII con la que se sacudi¨® todas las etiquetas ¨Cde rumbero, maldito y heredero¨C para seguir contando lo que le interesaba: no hay ¨¦poca que sea inocente y el sue?o de la raz¨®n produce p¨ªcaros. No es casual que uno de sus proyectos fuera un ensayo sobre conspiraciones: La verdadera historia de la verdad. No pas¨® de ser un pu?ado de fichas, pero a cambio Galaxia Gutenberg y el C¨ªrculo de Lectores reunieron todos sus art¨ªculos en Elevaci¨®n, elegancia y entusiasmo. El ¨²ltimo que public¨® ¨Caparecido en este peri¨®dico¨C repasaba la m¨²sica pop en la Barcelona de 1984. En la nevera quedaba uno sobre Mar¨ªa Antonieta. Casavella en estado puro: El Raval y Versalles.
En 2010, Rodrigo Rodero ¨Ccon Andr¨¦s Gertrudix e Irene Escolar¨C llev¨® al cine El idioma imposible, la tercera parte del Watusi, y cada 15 de agosto muchos lectores recuerdan en las redes sociales que ese es el d¨ªa de marras, el momento de arranque de la novela en el verano de 1971. Silvia Ses¨¦, sucesora de Jorge Herralde en Anagrama e ¨ªntima de Casavella, espera que la nueva edici¨®n devuelva al escritor a la literatura y apague la leyenda de su prematura muerte y el mito que considera m¨¢s falso: el de la autodestrucci¨®n. ¡°No he conocido a nadie al que le gustara m¨¢s la vida¡±, dice. ¡°Ni nadie m¨¢s miedoso. No hubiera arriesgado nada¡±. Erudito sin exhibicionismos y al¨¦rgico a los t¨®picos, Casavella ten¨ªa, contin¨²a Ses¨¦, ojo cl¨ªnico para detectar ¡°lo radiante¡±. Era ¡°partidario de la alegr¨ªa¡±. Sus amigos lo recordaron al poco de su muerte en una velada discotequera anunciada con un rumboso lema: ¡°La fiesta no es para los feos¡±. Todav¨ªa queda gente en la pista.
elpaissemanal@elpais.es
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