La destrucci¨®n como lecci¨®n de arquitectura
?Qu¨¦ edificios ayudan a construir un pa¨ªs? ?Cu¨¢les lo destruyen? La destrucci¨®n puede ser tambi¨¦n una lecci¨®n de arquitectura. Se habla mucho de los elefantes blancos hijos del pelotazo inmobiliario que han proliferado en nuestras provincias, pero demasiado poco de las sinuosas maneras de convertir el patrimonio en negocio a base de destrozarlo o desatenderlo. En pocos d¨ªas se han dado en Espa?a dos ejemplos que confunden destrucci¨®n con construcci¨®n y que dibujan en nuestro mapa arquitect¨®nico un reino del sinsentido.
El caso gallego es paradigm¨¢tico. Viene a ser como ordenar cubrir los asientos del Parc G¨¹ell ideados por Gaud¨ª (todo llegar¨¢) por considerarlos peligrosos y ajenos a la normativa no actual sino de hace unos a?os, justo despu¨¦s de que fueran legalmente levantados. No ha importado que el Ayuntamiento de Santiago defienda la obra de L¨®pez Cotelo. Tampoco que la normativa actual consienta incluso una mayor ocupaci¨®n de la parcela. Es la ley en su versi¨®n m¨¢s obcecada y menos c¨ªvica la que se ha impuesto.
El arquitecto coru?¨¦s Carlos Quint¨¢ns contaba a El Pa¨ªs hace dos a?os que la dejadez que ha terminado por desproteger el territorio gallego ha hecho estragos en buena parte de su patrimonio arquitect¨®nico y est¨¢ aniquilando el legado arquitect¨®nico. Frente a esa realidad, alejada de cualquier exceso y arraigada en la tradici¨®n constructiva y en el lugar, la casa en Ponte Sarela de Victor L¨®pez Cotelo permit¨ªa pensar en otro futuro para Galicia. Abr¨ªa una v¨ªa para la transformaci¨®n de la arquitectura preindustrial gallega que pasaba por la conservaci¨®n de un paisaje de canales de agua y molinos que define la frondosa periferia de la capital. Esa condici¨®n pionera de reconvertir y actualizar el patrimonio de las antiguas curtidur¨ªas abandonadas hizo de este proyecto un faro capaz de guiar futuras actuaciones. La Bienal de Venecia, el Premio Saloni y el Gran Premio Enor de arquitectura reconocieron ese pionerismo. La sentencia judicial definitiva no.
A pesar de estar realizada con todos permisos municipales y con todos los controles de comisiones de patrimonio, la vivienda debe derribarse en un 65% tras estimar un tribunal que no se ajusta a la legislaci¨®n. Fue una vecina, ¡°que vive en una casa ilegal¡±, explicaba L¨®pez Cotelo a este peri¨®dico, la que denunci¨® que perturbaba el ambiente de la zona. Perdi¨® el pleito, recurri¨®, y lo volvi¨® a perder. En el segundo pleito la sentencia le exigi¨® incluso que demoliera su casa ilegal. Fue el promotor Otero Pombo quien no quiso desalojar a la mujer y pidi¨® que no se cumpliese esa sentencia. Ahora un nuevo juez reinterpreta la normativa urban¨ªstica y obliga a pasar de conservar el patrimonio a convertirlo en ruina. Eso s¨ª, las casas anodinas "levantadas sin licencia" que la rodean permanecer¨¢n enviando un mensaje demoledor sobre c¨®mo actuar con la cultura, la historia y los valores patrimoniales, explica Carlos Quint¨¢ns. Para explicar la torpeza de la sentencia, Cotelo se?ala que dice que en ese volumen la cubierta ten¨ªa que ser a dos aguas, ¡°cuando all¨ª hay restos que demuestran que la cubierta de lo que era un secadero de pieles fue siempre a una¡±.
Derribar Ponte Sarela es irracional. Aprovechar la ocasi¨®n para eliminar la ambig¨¹edad de las normas -deliberadamente confusas cuando se sabe que se puede conseguir alg¨²n beneficio con la holgura de su interpretaci¨®n- ser¨ªa pertinente. Pero esa reparaci¨®n no puede pasar por destrozar una de las pocas obras que indican una manera de salvar a la vez arquitectura y territorio.
En Madrid, el grupo inversor chino Wanda adquiri¨® un inmueble, el Edificio Espa?a, cuando, al parecer, su ¨²nico inter¨¦s consist¨ªa en hacerse con un solar y una ubicaci¨®n, no con un edificio y menos espec¨ªficamente con este inmueble con fachadas protegidas. Cuesta poco entender que esa ambici¨®n tan concreta destroza las ciudades. En 2014, el grupo defendi¨® la demolici¨®n del edificio y su reconstrucci¨®n piedra a piedra. Como inform¨® en El Pa¨ªs Bruno Garc¨ªa Gallo, la Comisi¨®n Local de Patrimonio Hist¨®rico prohibi¨® la demolici¨®n alegando que las fachadas del inmueble est¨¢n protegidas. Pero ese celo por el patrimonio de la ciudad no es visto con los mismos ojos por todos los empresarios nacionales. Estos d¨ªas se negocia el acercamiento entre el grupo chino y el Ayuntamiento. ¡°Presentimos que la arquitectura ya no existe¡±, ha escrito el profesor Miguel ?ngel D¨ªaz Camacho, que llega a preguntarse si un edificio protegido, vac¨ªo y abandonado no representar¨¢ el desamparo de la ciudad actual y la pesadilla de la urbe del futuro.
?Es esa la idea que tenemos de preservar un edificio: mantener la fachada como maquillaje y ocultar tras ella la verdadera naturaleza de los comercios y ambiciones con los que se construye la ciudad?
En un ejercicio de conservaci¨®n de la memoria que deber¨ªa de servir de ejemplo para ciudadanos, instituciones y empresarios, V¨ªctor Moreno explic¨®, en el documental Edificio Espa?a, el vaciado del edificio iniciado no por el grupo Wanda sino por el Banco de Santander, que fue quien se lo vendi¨® a los empresarios. El profesor Miguel ?ngel D¨ªaz Camacho afirma que ¡°el largometraje no pudo emitirse durante un tiempo ante las trabas de la entidad financiera, que lo entend¨ªa como un inconveniente comercial de cara a la promoci¨®n y venta del inmueble¡±. Si estos son nuestros intereses nuestras ciudades los reflejar¨¢n.
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