A?o de tr¨¢nsito para la (de)construcci¨®n europea
Urge ampliar el grueso social europeo con las aportaciones de las nuevas fuerzas pol¨ªticas no euroesc¨¦pticas
Si uno se atiene a los alarmantes titulares de la prensa, el a?o 2016 bien podr¨ªa ser el de la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Europea. El polit¨®logo Iv¨¢n Krastev nos recuerda que los grandes proyectos pol¨ªticos se desmoronan desde el centro, no desde la periferia. Y la crisis del euro, que tuvo en vilo a la Uni¨®n el pasado verano era, al fin y al cabo, una crisis de la periferia. En su momento m¨¢s ¨¢lgido, el efecto contagio del Grexit al resto de econom¨ªas del sur de Europa era ya limitado. En cambio, el centro de la Uni¨®n se mostraba unido en torno a las recetas de austeridad de Alemania, con las instituciones europeas bailando al mismo ritmo.
Algo ha cambiado desde mediados del 2015. La crisis de los refugiados ha hecho tambalear el liderazgo de Alemania. Angela Merkel se ha visto cuestionada dentro y fuera de sus fronteras. Su pol¨ªtica de brazos abiertos del inicio de la crisis ha ido mutando conforme aumentaba la oposici¨®n interna y se fraguaba una alianza entre los pa¨ªses del este de Europa, contrarios a las cuotas de reubicaci¨®n y a la gesti¨®n conjunta de la crisis de los refugiados. A Merkel le han faltado aliados y por ello las propuestas pol¨ªticas provenientes del centro de Europa (ya sea de la Comisi¨®n Europea o de la propia Alemania) han sido marginalizadas.
El Reino Unido, por su lado, pone tambi¨¦n en jaque el futuro de la Uni¨®n, amenazando con convertirse en el primer pa¨ªs que abandona el barco por voluntad propia. Durante su negociaci¨®n con Bruselas, David Cameron se alej¨® del centro de Europa pidiendo limitar principios b¨¢sicos de la Uni¨®n como la libre circulaci¨®n de trabajadores. Su ¡°freno de emergencia¡± a los beneficios sociales de trabajadores europeos en el Reino Unido amenaza con producir un efecto cascada, con otros pa¨ªses sum¨¢ndose a la excepci¨®n de Cameron.
Cabr¨ªa argumentar que el Reino Unido nunca ha formado parte del centro de la Uni¨®n y que s¨®lo ha jugado la carta europea cuando ha sacado r¨¦ditos econ¨®micos de ella. Pero desde su integraci¨®n en 1973, el centro de la UE se ha articulado alrededor de los ¡°tres grandes¡±, al lado de Francia y Alemania. Su salida provocar¨ªa la mutaci¨®n de los entresijos de esta relaci¨®n a tres, con Alemania lamentando el debilitamiento del liberalismo en Europa y Francia echando de menos un socio diplom¨¢tico de primer orden.
Algo ha cambiado desde mediados del 2015. La crisis de los refugiados ha hecho tambalear el liderazgo de Alemania
Si a estas crisis del centro se a?ade un posible retorno de la crisis de la periferia en 2016, el c¨®ctel para la desintegraci¨®n de la UE puede ser explosivo. Todo parece indicar que en la pr¨®xima primavera y verano aumentar¨¢ el n¨²mero de refugiados que desean alcanzar las costas de la Uni¨®n. Y no es descartable tampoco que se reproduzcan defecciones en Syriza, haciendo necesarias nuevas elecciones anticipadas cuando Alexis Tsipras deba implementar nuevas reformas fiscales o aumentar los recortes en pensiones para cumplir con el memor¨¢ndum. La periferia habr¨¢ a?adido entonces un poco m¨¢s de revoluciones a las fuerzas centr¨ªfugas que tambalean el centro de la Uni¨®n.
A¨²n as¨ª, es poco probable que este a?o sea el de la precipitaci¨®n de la deconstrucci¨®n europea. En primer lugar, 2016 es un a?o pre-electoral. Ni Angela Merkel ni Fran?ois Hollande tomar¨¢n decisiones fundamentales un a?o antes de sus elecciones generales y presidenciales, respectivamente. El refer¨¦ndum brit¨¢nico tendr¨¢ lugar, como pronto, durante el segundo semestre de 2016, as¨ª que el a?o que empez¨® con titulares catastr¨®ficos sobre el futuro de la Uni¨®n ser¨¢ m¨¢s bien un a?o de impasse.
Por otro lado, una deconstrucci¨®n de la Uni¨®n seguir¨ªa un m¨¦todo parecido al de la construcci¨®n europea. El m¨¦todo Monnet, seg¨²n el cual peque?os avances en la integraci¨®n hacen que no haya vuelta atr¨¢s al tejer una uni¨®n cada vez m¨¢s estrecha, ser¨ªa remplazado por una deconstrucci¨®n tambi¨¦n paulatina. Cada vez tenemos m¨¢s muestras que muchos pa¨ªses de la Uni¨®n abogan hoy por una deconstrucci¨®n ¨¤ la Monnet.
El m¨¦todo Monnet, establece que peque?os avances en la integraci¨®n hacen que no haya vuelta atr¨¢s
No se trata de finiquitar el proyecto de la UE de un plumazo sino m¨¢s bien de seguir el ¡°m¨¦todo JAI¡± de deconstrucci¨®n, seg¨²n el cual peque?os pasos van reduciendo Europa a su m¨ªnima expresi¨®n: en vez de 6 meses de restablecimiento extraordinario de las fronteras de la Uni¨®n, los ministros de Justicia y Asuntos Interiores deciden ampliar las trabas a Schengen hasta dos a?os. En vez de potenciar el control com¨²n de las fronteras, el ¡°m¨¦todo JAI¡± plantea expulsar de Schengen a uno de los miembros, Grecia, sin concederle ayudas sustanciales ante la llegada inasumible de refugiados a sus costas.
Es un m¨¦todo paulatino de deconstrucci¨®n, pero de deconstrucci¨®n de los hitos de la Uni¨®n al fin y al cabo. Pero para bien o para mal, 65 a?os de proyecto europeo han generado tambi¨¦n unas din¨¢micas institucionales dif¨ªciles de desmantelar. La lenta maquinaria institucional de la UE no parece preparada para superar los d¨¦ficits estructurales de la zona euro o de la libertad de movimientos. Pero tampoco es tan d¨¦bil c¨®mo para permitir su desintegraci¨®n inmediata.
Durante a?os, el centro-izquierda y centro-derecha europeos hab¨ªan encontrado un com¨²n denominador pol¨ªtico en el avance de la construcci¨®n europea. Hoy, sin embargo, muchos estados de la UE ven c¨®mo las fuerzas pol¨ªticas tradicionales no son capaces de sustentar la tradicional permisividad de los ciudadanos con el proyecto europeo, construido con un m¨¦todo Monnet que esquivaba el escrutinio p¨²blico. La nueva pol¨ªtica, por su parte, a¨²n no ha hecho de Europa el campo de batalla principal y surgen en muchos pa¨ªses de la UE partidos de claro posicionamiento eur¨®fobo.
Si la vieja pol¨ªtica no tiene la fuerza suficiente para dise?ar la nueva Europa sola, la nueva pol¨ªtica no tiene a¨²n la UE como prioridad principal. Urge pues ampliar el grueso social europeo con las aportaciones de las nuevas fuerzas pol¨ªticas no euroesc¨¦pticas, probablemente relegando el m¨¦todo Monnet pero sin abrazar el m¨¦todo JAI. El impasse de 2016 ser¨¢ positivo si no se menoscaban los fundamentos de la Uni¨®n de forma irreversible. 2017 deber¨ªa ser el momento para pensar en la nueva Europa.
Pol Morillas es investigador principal para Europa, Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB)
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.