Radiograf¨ªa de una barra de labios
Es un icono de la identidad femenina. Su origen est¨¢ entre Egipto y Mesopotamia. En el siglo XX se convirti¨® en s¨ªmbolo de moda y de lucha. As¨ª nace un l¨¢piz de labios
El pintalabios rojo nunca es inocente. La determinaci¨®n que subyace tras el acto de mirarse al espejo, sacar la barra y a?adir m¨¢s carmes¨ª a la boca siempre anuncia la inminencia del drama. En la novela Desayuno con diamantes, Holly Golightly, la hero¨ªna de Truman Capote, dice minutos antes de que cambie su suerte: ¡°?Te importar¨ªa abrir ese caj¨®n y darme mi bolso? Para leer esta clase de cartas hay que llevar los labios pintados¡±. La frase se reprodujo en la versi¨®n cinematogr¨¢fica de 1961, en la que Audrey Hepburn se encarg¨® de que no perdiera ni un ¨¢pice de su fuerza y color.
?Es la barra un indicador econ¨®mico fiable?
En 2001, Leonard Lauder, CEO de Est¨¦e Lauder, observ¨® que la venta de labiales crec¨ªa a un ritmo inversamente proporcional al de la econom¨ªa. A m¨¢s recesi¨®n, m¨¢s pintalabios se vend¨ªan. Un efecto que ya hab¨ªa tenido lugar en el crash financiero de 1929, cuando se dio un incremento del 25%, seg¨²n explicaba Lauder. El diario The Economist cuestion¨® esta idea y public¨®: "No hay cifras fiables para asegurar tal cosa". No obstante, Lauder acu?¨® el t¨¦rmino "efecto barra de labios" para explicar por qu¨¦ en medio de una recesi¨®n "los lujos asequibles" se vend¨ªan m¨¢s que nunca. Los expertos de Euromonitor, una agencia de an¨¢lisis de tendencias, se apuntaron el concepto y esperaron a que llegaran las siguientes crisis para comprobar si la correlaci¨®n hab¨ªa sido accidental o no. En 2008 no se dio ese efecto. Las ventas cayeron en Estados Unidos, Italia, Francia y Espa?a. Pero apareci¨® otro peque?o lujo: los esmaltes de u?as, que duplicaron su facturaci¨®n en Europa. Las estadounidenses, en cambio, prefirieron la m¨¢scara de pesta?as.
Madeleine Marsh, autora del libro The History of Compacts and Cosmetics. From Victorian Times to the Present Day (la historia de los cosm¨¦ticos desde la ¨¦poca victoriana hasta nuestros d¨ªas, en espa?ol), recuerda que cientos de labiales rojos protagonizaron uno de los episodios m¨¢s conocidos de la lucha por la igualdad de la mujer. Ocurri¨® en Nueva York cuando las sufragista salieron a las calles con sus labios pintados a defender su derecho al voto. Durante la II Guerra Mundial se le adjudic¨® a este producto incluso connotaciones b¨¦licas y de resistencia con nombres como fighting red (rojo lucha), patriot red (rojo patrio) o grenadier red (rojo granadero). ¡°Las mujeres estaban llamadas a ser fuertes y a sacar su poder¡±, explica Marsh. En esta cruzada nunca hubo un aliado m¨¢s eficaz que la barra de labios, el ¨²nico cosm¨¦tico que no fue racionado durante la guerra civil estadounidense. ¡°Los labios de las mujeres f¨¦rtiles son m¨¢s carnosos y tienen mejor circu?laci¨®n sangu¨ªnea. Lo que pretende este producto es imitar esas cualidades¡±, explica la escritora y psicoterapeuta Lucy Beresford.
Las primeras noticias sobre algo parecido a un pintalabios llegan de la antigua Mesopotamia, entre los a?os 2500 y 1000 antes de Cristo, donde las mujeres fabricaban sus barras en casa con piedras preciosas trituradas. En Egipto se preparaba una mezcla de hormigas aplastadas y carm¨ªn para poner un falso rubor en las mejillas y subir el tono de la boca. Algunos ingredientes resultaban totalmente t¨®xicos. Uno de ellos era el carm¨ªn, un pigmento extra¨ªdo de la cochinilla, que ha llegado hasta nuestros d¨ªas y cuyo uso est¨¢ limitado en Europa y Estados Unidos. Aunque desde entonces la inversi¨®n en I+D de la industria cosm¨¦tica ha sofisticado el proceso de fabricaci¨®n de este producto, la f¨®rmula base recuerda todav¨ªa a la de aquellos primeros labiales: una mezcla de aceites, ceras y pigmentos que deben compactarse hasta conseguir una textura homog¨¦nea y agradable que se fije a los labios. Cada marca tiene sus proporciones guardadas bajo siete llaves. Las fotograf¨ªas de este reportaje corresponden a las tres fases de fabricaci¨®n de un labial ic¨®nico, el conocido como Rouge pour Couture, creado en 1978 por Yves Saint Laurent Beaut¨¦. Completar el meticuloso proceso puede tardar hasta 40 horas.
El procedimiento se divide en tres o cuatro partes, dependiendo de la compa?¨ªa cosm¨¦tica. Lo primero consiste en encontrar el pigmento o la mezcla de pigmentos para conseguir el tono deseado. Despu¨¦s se trituran y se intenta que cada part¨ªcula no exceda las 20 micras de tama?o. ¡°Cuanto m¨¢s fino sea, m¨¢s intenso ser¨¢ el color. Por ejemplo, los pigmentos del Rouge pour Couture se trituran en dos tiempos, a veces en tres, hasta conseguir el tono y la textura perfecta¡±, indica Caroline N¨¦gre, directora de comunicaci¨®n cient¨ªfica de YSL Beaut¨¦.
El ingrediente principal de una barra de labios es la cera. La segunda fase de su fabricaci¨®n consiste en mezclarla con la pintura, una t¨¦cnica que puede durar hasta cuatro horas. Para lograr una mixtura homog¨¦nea, se hace en una cuba con la ayuda de una h¨¦lice y a una temperatura de entre 80 y 90 grados. El l¨ªquido se vierte en unos moldes de silicona que se vuelven a calentar hasta que se alcanza la textura deseada y luego se mantienen en torno a los 35 grados. Algunas marcas usan aspiradoras para evitar que se formen burbujas de aire en los moldes. Cuando la mezcla se enfr¨ªa y se extrae de los m¨®dulos, se obtiene algo parecido a una barra de labios tal y como la conocemos, pero con una apariencia m¨¢s rugosa. Para corregir este detalle se procede a la fase de flameado, que consiste en pasar la barra cerca de una llama para a?adirle brillo y lustre. En este paso se a?ade tambi¨¦n protecci¨®n a un producto que no suele tener una vida media demasiado larga y que no resiste bien las altas temperaturas.
La f¨®rmula del labial consiste en mezclar aceites, ceras y pigmentos que se compactan para dar una textura homog¨¦nea
Los test de calidad son exigentes y dependen del segmento del mercado al que se quiera seducir. La marca YSL asegura que estas pruebas son ¡°aleatorias¡±. Entre sus revisiones destaca ¡°la prueba de corte¡±, que consiste en pasar un hilo met¨¢lico que corta la barra para comprobar su resistencia. El ¨²ltimo paso consiste en ajustar la barra al mecanismo y rodearla de un envoltorio que puede ser m¨¢s o menos lujoso. Pero no siempre fue as¨ª. Hubo un tiempo en que manchaban todo lo que tocaban. No era nada elegante pintarse los labios en p¨²blico. En 1915 la historia cambi¨® gracias al invento de un tal Maurice Levy, que comercializ¨® un labial dentro de un cilindro met¨¢lico. En 1923 se patent¨® en Tennessee (EE UU) un cilindro similar, pero con un mecanismo giratorio que permit¨ªa subir y bajar la barra. Este avance lo cambi¨® todo. Hab¨ªan pasado m¨¢s de 30 a?os desde que la casa francesa Guerlain vendiera la primera barra de labios de la historia en 1884, hecha con aceite de castor, cera de abejas y sebo de ciervo. Todo envuelto exquisitamente en un papel de seda. El poder femenino se estableci¨® el d¨ªa en que una mujer se pint¨® los labios de rojo en un segundo y sigui¨® su vida como si nada hubiera pasado.
Un recorrido por las etapas del carmes¨ª
Triunf¨® entre las egipcias y nobles del Renacimiento. Fue el rey del celuloide. Ahora es un b¨¢sico para las ¡®celebrities¡¯. Por el camino, el pintalabios ha dado car¨¢cter a los rostros m¨¢s imitados.
El rastro de la historia (2500-1000 a. de C.)
El primer pintalabios del que se tiene constancia es el que usaban las mujeres de la antigua Mesopotamia. Las f¨¦minas aplastaban piedras preciosas con la finalidad de te?ir sus labios de rojo y a?adir sensualidad a su imagen.
La combinaci¨®n natural (2000 a. de C.¨C100)
Los egipcios mezclaban el carm¨ªn con varios insectos triturados. Para dar un efecto nacarado, se a?ad¨ªan escamas de peces. Este producto era un privilegio para mujeres como Cleopatra, que hicieron del maquillaje su mejor arma.
El elixir toma forma (Siglo XI)
Durante la edad de oro ¨¢rabe, el cosmet¨®logo Abu al Qasim al Zahrawi invent¨® la barra s¨®lida, que tambi¨¦n estaba perfumada.
Reinas del rojo (Siglo XVI)
La reina inglesa IsabeI I de Inglaterra convierte los labios rojos y la tez p¨¢lida en una moda seguida por artistas y nobles. Durante la dinast¨ªa de los Tudor, el maquillaje es un s¨ªmbolo de estatus.
Pintalabios en el mostrador (1884)
La casa de perfumes Guerlain comenz¨® a vender este producto, que se presentaba cubierto con papel de seda. Se populariz¨® r¨¢pidamente.
La revoluci¨®n del maquillaje (1915-1923)
En 1915, el estadounidense Maurice Levy comercializ¨® un labial dentro de un cilindro met¨¢lico. M¨¢s tarde, su compatriota James Bruce Mason Jr. invent¨® el mecanismo giratorio que permite una aplicaci¨®n m¨¢s c¨®moda.
Un arma de lucha (1940)
Las f¨¦minas de la II Guerra Mundial estaban llamadas a ser fuertes y este cosm¨¦tico adquiere connotaciones b¨¦licas como patriot red (rojo patrio).
La cosm¨¦tica en el cine (1950)
Marcas como Elizabeth Arden y Max Factor encuentran en las actrices de Hollywood sus mejores clientas. Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor convierten este producto en su mejor aliado.
La belleza en el trabajo (1955)
En esta ¨¦poca, maquillarse es un requisito indispensable para ejercer ciertas profesiones. Vendedoras, secretarias y ascensoristas van impecablemente pintadas a la oficina.
El gusto del labial (1973)
La compa?¨ªa Bonne Bell comercializa las primeras barras con sabor. La paleta de colores se enriquece. Los m¨¢s j¨®venes abrazan con fervor la novedad.
El perfil de la artista (1974)
Se estrena Chinatown, de Roman Polanski. El rojo perfilado de los labios de Faye Dunaway, su protagonista, crea tendencia.
Un icono de la estrella del pop (1984 -1985)
Madonna lanza el videoclip de Like a Virgin. La compa?¨ªa MAC crea una l¨ªnea de pintalabios inspirada en la controvertida cantante.
La moda natural recela del rojo (1990)
La firma Bobbi Brown pone de moda un look fresco, sin excesos, de cara lavada. Es la era de las supermodelos. Algunas de ellas, como Elle MacPherson y Cindy Crawford, consideran que este cosm¨¦tico pertenece al pasado y queda en un segundo plano.
El cosm¨¦tico rentable (2001)
Estados Unidos sufre una fuerte recesi¨®n econ¨®mica. Leonard Lauder, CEO de la marca de belleza Est¨¦e Lauder, acu?a el concepto ¡°¨ªndice de la barra de labios¡± tras observar que es el ¨²nico cosm¨¦tico cuyas ventas crecen (11%) a pesar de la crisis. Era un lujo asequible.
La televisi¨®n recupera el mito (2007)
La serie Mad Men vuelve la vista otra vez a la d¨¦cada de los cincuenta. La actriz Christina Hendricks, que representa a la sensual secretaria de una agencia de publicidad, hace el resto.
Copiar a las ¡®celebrities¡¯ (2016)
Millones de adolescentes imitan el tono de labios de las estrellas, como la cantante Taylor Swift.
elpaissemanal@elpais.es
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