Las cineastas andaluzas tambi¨¦n existen
Es evidente que el cine, tal vez mejor que ninguna otra manifestaci¨®n art¨ªstica, refleja a la perfecci¨®n el orden no solo cultural sino tambi¨¦n pol¨ªtico del que emana. Las historias que nos cuenta la pantalla, como tambi¨¦n toda el complejo andamiaje econ¨®mico y creativo que las sostiene, y que suele ser invisible al espectador medio, traducen las relaciones de poder que alimenta nuestra sociedad. En este sentido, toda obra de arte, todo producto audiovisual por tanto, es pol¨ªtico. En consecuencia, las pel¨ªculas son tambi¨¦n una privilegiada muestra de c¨®mo las asimetr¨ªas de g¨¦nero siguen condicionando nuestra realidad pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural.
El pasado 26 de enero la Consejera de Cultura de la Junta de Andaluc¨ªa present¨® el anteproyecto de la Ley andaluza de cine en la que, desde el t¨ªtulo preliminar, se establece como uno de sus objetivos fomentar la igualdad de g¨¦nero en el sector cinematogr¨¢fico y audiovisual. El texto, que es ciertamente ambicioso pero tambi¨¦n mejorable -esperemos que se perfeccione en su tramitaci¨®n parlamentaria- , debe mucho a las aportaciones realizadas por la Asociaci¨®n Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales. Este colectivo, que ha sido sin duda uno de los grandes protagonistas en la gestaci¨®n del proyecto de ley, lleg¨® a presentar un total de 30 enmiendas al texto original, de las que finalmente se han adoptado 20. Afortunadamente en el texto aprobado hace unos d¨ªas las mujeres ya no aparecen junto a las personas discapacitadas, tal y como lo hac¨ªan inicialmente, por lo que parece haberse entendido que las mujeres no deben ser tratadas como un colectivo o minor¨ªa sino justamente como la mitad de la ciudadan¨ªa. Algo que todav¨ªa no parecen tener muy claro ciertos poderes p¨²blicos.
Gracias al comprometido trabajo de AAMMA, que preside la directora Oliva Acosta, el anteproyecto incluye la igualdad de g¨¦nero como un elemento transversal y no como un simple apartado con el que cubrir las exigencias de lo pol¨ªticamente correcto. De ah¨ª la atenci¨®n a un lenguaje inclusivo desde el punto de vista de g¨¦nero o la obligatoriedad de que ¨®rganos como el Consejo Asesor de Cinematograf¨ªa tengan una composici¨®n paritaria. De manera radical se deja claro que no podr¨¢n ser objeto de las medidas de fomento previstas en la ley aquellas obras que promuevan estereotipos o valores sexistas o que un criterio clave para ayudar a las empresas del sector ha de ser el fomento de la igualdad entre mujeres y hombres. Igualmente se prev¨¦ la elaboraci¨®n de un plan de formaci¨®n espec¨ªfico para la difusi¨®n de contenidos con perspectiva de g¨¦nero que promueva valores igualitarios. Se echa en falta sin embargo, tal y como han pedido las cineastas andaluzas, un elenco concreto de medidas de acci¨®n positiva, de fomento econ¨®mico y de evaluaci¨®n de las pol¨ªticas de este ¨¢mbito, de forma que de manera efectiva pueda romperse con la brecha de g¨¦nero que sigue condicionado lo audiovisual como un mundo de hombres. Mientras que dicho cap¨ªtulo siga sin concretarse, me temo que la igualdad real seguir¨¢ estando en manos del voluntarismo.
No hace falta que recordemos exhaustivamente las cifras para constatar como las mujeres siguen estando infrarrepresentadas no solo en las narraciones audiovisuales sino tambi¨¦n en la industria que las hace posibles. El informe presentado por el Ministerio de Cultura en diciembre de 2011 Mujeres y Cultura: pol¨ªticas de igualdad demostraba que en el sector audiovisual existe una enorme brecha de g¨¦nero, con un 85% de sobrerrepresentaci¨®n masculina. En los ¨²ltimos a?os, solo un 7% de las pel¨ªculas espa?olas han sido dirigidas por mujeres, solo un 15% de ellas han sido escritas por ellas y solo alrededor de un 20% han tenido a una mujer en laproducci¨®n.El reparto de categor¨ªas profesionales tambi¨¦n es tremendamente significativo. Seg¨²n el estudio Mujeres y hombres en el cine espa?ol, encargado por la Asociaci¨®n de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), el reparto ser¨ªa el siguiente: en direcci¨®n el 10% mujeres y el 90% varones; en gui¨®n, el 20% mujeres y el 80% hombres; en direcci¨®n art¨ªstica, 30% y 70%; en equipo especialista en maquillaje, peluquer¨ªa y vestuario: 85% y 15%, respectivamente.
Ante este panorama ciertamente desolador, hay que recordar que las pol¨ªticas adoptadas hasta el momento,muy especialmente las estrictamente legislativas, han sido m¨¢s bien t¨ªmidas en cuanto al establecimiento de medidas dirigidas a corregir el evidente desequilibrio. As¨ª, la Ley Org¨¢nica 3/2007, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, se limit¨® a incluir un muy gen¨¦rico art¨ªculo, el 26, dedicado al ¨¢mbito de la cultura, del que cabr¨ªa destacar el llamamiento a la adopci¨®n de acciones positivas para fomentar ¡°la creaci¨®n y producci¨®n art¨ªstica e intelectual de las mujeres¡±. En la misma l¨ªnea, la Ley estatal de Cine, de 28 de diciembre de 2007, tambi¨¦n opta una regulaci¨®n muy deficitaria en esta materia. En dos art¨ªculos se liquida el objetivo de la igualdad entre hombres y mujeres en el cine y audiovisual: Por un lado, el art¨ªculo 19 g) establece que dentro de la funciones del Instituto de Cinematograf¨ªa y de las Artes Audiovisuales estar¨¢ la de adoptar "medidas de fomento de igualdad de g¨¦nero en el ¨¢mbito de la creaci¨®n cinematogr¨¢fica y audiovisual". Por otro lado, el art¨ªculo 25 se?ala que a la hora de conceder ayudas para la producci¨®n de largometrajes sobre proyecto "se valorar¨¢ que el proyecto aplique medidas de igualdad de g¨¦nero en las actividades creativas de direcci¨®n y guion".
De ah¨ª lo relevante de la propuesta andaluza y la urgencia, puesta de manifiesto por las mujeres de AAMMA, de que el legislador concrete acciones positivas y asuma que la igualdad de g¨¦nero requiere incidir en una realidad que contin¨²a prorrogando discriminaciones, tal y como por otra parte ordena el art¨ªculo 9.2 de nuestra Constituci¨®n que obliga a los poderes p¨²blicos a remover los obst¨¢culos que impiden la igualdad efectiva tambi¨¦n en la "vida cultural".No obstante, y pese a la conquista que supone la existencia de una ley como la que espero que finalmente apruebe el Parlamento andaluz, mucho m¨¢s importante ser¨¢ el desarrollo de pol¨ªticas que la concreten, los compromisos presupuestarios que se adopten y, no menos esencial, la participaci¨®n y el di¨¢logo permanente con las que todav¨ªa hoy siguen siendo invisibles en un sector clave para el desarrollo econ¨®mico y cultural de una comunidad aut¨®noma. Como bien nos ha ense?ado el feminismo, es tiempo de una mayor horizontalidad y de di¨¢logos que permitan superar las jerarqu¨ªas de lo p¨²blico (masculino) y abracen la sororidad de las que necesitan ser reconocidas y, por tanto, tener las mismas posibilidades que sus colegas varones para contarnos en una pantalla la vida desde su propia mirada. Esa es la gran tarea pendiente que no acabar¨¢ con la aprobaci¨®n de la Ley andaluza de Cine y que exigir¨¢ asumir que el ¡°nosotras¡± es tambi¨¦n un sujeto pol¨ªtico. En la vida y en el cine.
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