Querido Dani

Lo primero, perdona la confianza. Supongo que son cosas que pasan cuando alguien se mete en el sal¨®n de tu casa, te lo cruzas en cualquier programa, en cada anuncio. Aparte, ¡°querido¡± es probablemente un t¨¦rmino correcto: Dani, eres una persona querida. Y los queridos son odiados. Quiz¨¢ no sea yo quien te quiera (ni te odie: soy bastante neutra en este ¨¢mbito, y a ti, seamos francos, te da igual), quiz¨¢ te quiera el vecino, quiz¨¢ otra gente. Mucha.

La gala de los Goya no fue un ¨¦xito, ni una explosi¨®n de luz y de color. No. Varios factores lo evidencian: la extrema correcci¨®n pol¨ªtica de nuestros tiempos (unida a la necesidad de politizarlo todo, pura esquizofrenia), el ansia de originalidad, el gusto por el chiste f¨¢cil junto al humor rebuscado¡­

Luego est¨¢ Twitter, donde cada huevecillo emite una ingeniosa opini¨®n que el resto de huevecillos replicamos en tres microsegundos m¨¢s por lo ingenioso que por la opini¨®n. Adem¨¢s, quiz¨¢ no lo recuerdes, pero hace un par de meses, en una charla con periodistas en la promoci¨®n de Ocho apellidos catalanes, Berto Romero sentenciaba: ¡°Las expectativas son el enemigo de la diversi¨®n¡±. Exacto.

Te imagino en casa. El domingo, cansancio y palmaditas en la espalda. El lunes, alguna cr¨ªtica. Repasas Twitter. El martes, cabreo. Toda la tarde rumiando, que dos millones de seguidores imponen. En caliente, dolido, triste, lo sueltas. Me enfado y no respiro. No te sulfures. Lo hiciste bien. Lo hiciste, al menos. Muchos no se habr¨ªan atrevido, ahora sabes por qu¨¦. Con tus chistes buenos y tus otros tantos (bastantes, vale) malos. Con tus momentos forzados y tus puntos de humor. No es por ti. Es Espa?a, que somos as¨ª.