Reforma pol¨¦mica en Francia

A falta de la aprobaci¨®n final del Senado, tras su ratificaci¨®n por la Asamblea, Francia introducir¨¢ en breve una pol¨¦mica reforma constitucional que incorpora la figura del estado de emergencia y permite despojar de la nacionalidad a quienes cometan ¡°delitos graves¡± contra la naci¨®n. Se trata de un paso atr¨¢s en el r¨¦gimen de libertades individuales que ha caracterizado a la Rep¨²blica Francesa y la ha convertido en tierra de asilo, tolerancia y refugio de pensadores e ideas.

Es comprensible y leg¨ªtimo que tras los sangrientos atentados de Par¨ªs el pasado noviembre el presidente Fran?ois Hollande estudiara medidas para luchar contra la amenaza yihadista y, a la vez, tranquilizar a una opini¨®n p¨²blica muy golpeada por el terrorismo islamista. Pero Hollande ¡ªque, quiz¨¢ para compensar, dio ayer un giro ecologista e izquierdista a su Gabinete¡ª y su primer ministro, Manuel Valls, tienen que ser conscientes de que las decisiones dr¨¢sticas para atajar situaciones espec¨ªficas corren el riesgo de tener graves e inesperadas consecuencias.

El estado de emergencia puede estar sin duda justificado en determinadas situaciones, como la vivida en la etapa posterior a los sangrientos atentados de noviembre, pero el Parlamento franc¨¦s est¨¢ dotando de una poderosa herramienta que recorta derechos constitucionales a futuros Gobiernos que pueden interpretar las situaciones de otra manera.

Menci¨®n aparte merece la decisi¨®n de privar de la ciudadan¨ªa a personas seg¨²n los delitos que cometan. En principio, se iba a aplicar a quienes tuvieran dos nacionalidades, lo que establec¨ªa una clara discriminaci¨®n respecto a los que solo ten¨ªan la francesa. Pero el proyecto aprobado afecta a todos los franceses y permite dejar a personas en situaci¨®n de ap¨¢tridas, una decisi¨®n de discutible legalidad internacional y dudosa eficacia: a alguien dispuesto a morir matando poco le puede importar que le priven de la ciudadan¨ªa.