Estrategia fiscal equivocada
Con una deuda cercana al 100%, la posici¨®n de Espa?a ha sido muy vulnerable
El cambio de pol¨ªtica fiscal del Gobierno a partir del segundo semestre de 2014, dise?ada para prevenir un derrumbe electoral, constitu¨ªa una estrategia arriesgada. Y se ha revelado, a la postre, ineficaz e irresponsable.
Con d¨¦ficits superiores al 6% y la deuda cerca del 100%, Espa?a manten¨ªa una posici¨®n muy vulnerable. Pero al contrario que en 2012 y 2013, en los que la austeridad era proc¨ªclica, 2014 fue ya un a?o de crecimiento. Es m¨¢s, la econom¨ªa se expand¨ªa ya en la segunda mitad del ejercicio a ritmos notables, del 2,5% anualizado, e incluso boyantes en algunos rubros de la demanda interna (el consumo al 3,5% y la inversi¨®n al 4,5%) y con las exportaciones disparadas. Se abr¨ªa as¨ª la primera ventana de oportunidad en a?os de practicar una pol¨ªtica contrac¨ªclica y reducir con ello nuestra fragilidad fiscal.
Adem¨¢s, resultaba crucial la acumulaci¨®n de se?ales de que la recuperaci¨®n ir¨ªa a m¨¢s en 2015. La confianza hab¨ªa regresado, inaugurando un nuevo ciclo de inversi¨®n y consumo privados. La afiliaci¨®n llevaba un a?o al alza y los salarios reales empezaban a repuntar gracias al respiro temporal de los precios. La competitividad perdida se hab¨ªa restaurado, el desendeudamiento privado prosegu¨ªa a buen ritmo, se atisbaba el final del ajuste en el sector de la construcci¨®n y en el mercado inmobiliario y la colosal deuda externa empezar¨ªa a estabilizarse tras alcanzarse por fin el ansiado super¨¢vit exterior. Por tanto, a diferencia del rebote incierto y ef¨ªmero de 2011 cab¨ªa sospechar que esta uni¨®n de factores dom¨¦sticos (c¨ªclicos y estructurales) ayudar¨ªa a relanzar el crecimiento y sostener la recuperaci¨®n.
S¨ª, la pol¨ªtica fiscal restrictiva y la devaluaci¨®n interna ¡ªen forma de deflaci¨®n salarial y niveles dram¨¢ticos de paro, sobre todo¡ª hab¨ªan resultado muy desiguales y dolorosas. Pero todas las econom¨ªas acaban ajust¨¢ndose, es ley de vida.
La econom¨ªa espa?ola se benefici¨® de los vientos de cola: la depreciaci¨®n del euro y el precio del petr¨®leo
Adem¨¢s, Espa?a se benefici¨® de los famosos vientos de cola externos: el petr¨®leo comenz¨® su derrumbe en el verano de 2014, el euro se depreci¨® en oto?o y el comercio mundial se manten¨ªa en expansi¨®n. Y quiz¨¢ lo m¨¢s importante: las se?ales financieras mejoraban sin parar, gracias al BCE, que afianz¨® la orientaci¨®n expansiva de la pol¨ªtica monetaria. Todo ello hizo presagiar que la recuperaci¨®n discurrir¨ªa por aguas relativamente tranquilas. Las Bolsas subieron, las primas bajaron, retorn¨® la liquidez, se animaron las emisiones y el cr¨¦dito bancario se dispar¨® y abarat¨®.
Es verdad que anticipar una veloz recuperaci¨®n resultaba todav¨ªa incierto. Baste recordar que los presupuestos para 2015 asum¨ªan un crecimiento del 2,0%, muy inferior al 3,2% que se registr¨® finalmente. Pero entr¨¢bamos en a?o electoral y el Gobierno apost¨® por apurar la palanca fiscal, con el objetivo de que el discurso de que ¡°gracias a los esfuerzos las estrecheces llegaban a su fin¡± desplazara al arraigado ¡°la gente no nota la recuperaci¨®n¡±.
En paralelo, Europa estaba flexibilizando su rigorista posici¨®n de pol¨ªtica fiscal. Si el Gobierno pretend¨ªa decretar un fin oficial de la austeridad de cara a las urnas pod¨ªa haber peleado (nuevamente) una senda de ajuste del d¨¦ficit m¨¢s suave o aprovechado los nuevos resortes interpretativos del Pacto de Estabilidad. En lugar de ello, prefiri¨® lucir un falso papel de campe¨®n del control presupuestario mientras se animaba a repartir ¡°los frutos de la recuperaci¨®n¡± mediante irresponsables rebajas de impuestos y regalos en las cotizaciones.
El beneficio de la estrategia era doble: la ¡°gente¡± apreciar¨ªa en su bolsillo la luz al final del t¨²nel y evitar¨ªa que los hombres de negro, la Comisi¨®n y el Consejo, sancionaran las alegr¨ªas fiscales si cre¨ªan con ello interferir en el proceso electoral. El coste tambi¨¦n era doble: supon¨ªa una mala pol¨ªtica por parte del Gobierno, que asum¨ªa adem¨¢s el riesgo de dejar en herencia una importante desviaci¨®n, lo que resquebrajaba su reputaci¨®n fiscal frente a unos socios con los que hab¨ªa que seguir hablando tras el 20-D.
La abultada ca¨ªda del PP en las generales se debi¨® probablemente al hartazgo de la corrupci¨®n y al rodillo de su mayor¨ªa absoluta, y no a que los ciudadanos anticiparan que el Gobierno hab¨ªa lanzado sus rebajas con propuestas imprudentes. Pero el pa¨ªs sufrir¨¢ la falta de margen fiscal para contrarrestar la actual desaceleraci¨®n, si esta se intensifica m¨¢s de lo previsto. Y entender¨¢, aunque sea a posteriori, que mantener d¨¦ficits del 5% del PIB creciendo por encima del 3% es una estrategia irresponsable para nuestras maltrechas finanzas p¨²blicas.
Fernando Guti¨¦rrez del Arroyo es economista en Solchaga Recio & asociados
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