?A qui¨¦n benefician las exposiciones solo para mujeres?
¡°No es necesario que el espectador sepa que soy una mujer. No tengo por qu¨¦ hacer comentarios sobre feminismo. Creo que mi trabajo deber¨ªa hablar por s¨ª solo¡±, as¨ª de contundente se muestra Jelena Bulajic, una de las 14 artistas que actualmente exhibe sus obras en la Galer¨ªa Saatchi en Londres. Sus declaraciones pueden parecer una obviedad pero, probablemente, esta aclamada artista serbia de 25 a?os haya tenido que responder algo similar en las ¨²ltimas semanas. ?La raz¨®n? La pol¨¦mica causada por Champagne Life, un espacio exclusivo para mujeres con motivo de la celebraci¨®n de los 30 a?os de la influyente galer¨ªa.
No es, sin embargo, una exposici¨®n sui generis, y disculpen el juego de palabras. En estas mismas fechas, No Man¡¯s Land exhibe en Miami el trabajo de m¨¢s de cienmujeres, de distintas generaciones, culturas y disciplinas. S¨®lo mujeres. Y es aqu¨ª donde surgen algunas preguntas. ?Es el sexo de las participantes un hilo conductor suficiente para crear una exposici¨®n? ?Son este tipo de espacios exclusivos necesarios para promover la visibilidad de las mujeres en la industria del arte contempor¨¢neo? O, por el contrario, ?se est¨¢n creando nuevas barreras al segregar artistas por g¨¦nero en lugar de por disciplinas? ?Sienten las artistas esa necesidad de inclusi¨®n?
Por un lado, echando una ojeada a las cifras es evidente que existe una escandalosa falta de equidad. Ellas exponen menos. Mucho menos. En 2013, de 134 galer¨ªas comerciales de Londres que agrupaban a 3163 artistas, 31% era mujeresfrente a un78%, que representaban am¨¢s hombres que mujeres.S¨®lo un 5%de las galer¨ªas mostraba el mismo n¨²mero de obras de artistas masculinos y femeninos. ?Y en el sector p¨²blico? M¨¢s de lo mismo. En el MoMa, en Nueva York, solo un 7% de las obras han sido creadas por mujeres. En este contexto, voces como la de la conservadora y escritora Maura Reilly creen que cualquier iniciativa que ponga el trabajo de mujeres bajo el foco medi¨¢tico es bienvenida. ¡°S¨®lo llamando la atenci¨®n sobre las obras de mujeres artistas podremos conseguir que los galeristas dejen de usar como excusa eso de que no hay mujeres suficientes cuando se les pregunta por que su tasa de inclusi¨®n es tan pobre¡±, declaraba recientemente al Financial Times.
Mientras que muchas otras creen que al situar a las artistas aparte de sus hom¨®logos del g¨¦nero masculino les hacen un flaco favor, dejando entrever que necesitan un trato especial. The Guardian, por ejemplo, se?al¨® que con Champagne Life, Charles Saatchi demuestra ser como m¨ªnimo, un coleccionista condescendiente que grita a los cuatro vientos algo as¨ª como: ¡°?Chicas, mirad, s¨®lo por esta vez, ten¨¦is la galer¨ªa para vosotras solas!¡±.
Nigel Hurst, CEO de la galer¨ªa que en su d¨ªa descubri¨® a figuras como Damien Hirst, explicav¨ªa e-mail que esta muestra busca "abordar las barreras que afectan a las mujeres en el mundo del arte", sin generalizar sobre el arte femenino y sin presuponer que ni siquiera exista tal cosa. ¡°Llevamos a?os apoyando a las mujeres en sus carreras profesionales y por eso queremos rendirles un homenaje¡±, a?ade.
La muestra toma su nombre de la obra de la americana Julia Wachtel y busca ironizar con la idea de que para ellas no hay burbujas, ni glamour (no menos ir¨®nico es que lo patrocine una marca de Champagne, pero eso ya es otra historia). En las salas de la galer¨ªa los visitantes se sorprenden con instalaciones de muy diversa tem¨¢tica y forma. Desde Jerusalem Donkey, un asno que denuncia la prohibici¨®n de los palestinos a la hora conducir veh¨ªculos de motor en los checkpoints, de la canadiense Mia Feuer, hasta Salto, un carrete de hilo gigante compuesto por 178 km de cobre, por la brit¨¢nica Alice Anderson. Cada obra tiene personalidad propia y representa unavisi¨®n del mundo. Sus creadoras quieren hablar de ello, dejando a un lado lo dem¨¢s. No son las Guerrilla Girls. Quiz¨¢ porque ni la invisibilidad ni el segundo plano les ha tocado tan de cerca. Pero tampoco aceptan ning¨²n tipo de condescendencia.
Virgile Itahh, parisina de 34 a?os,cuenta desde su estudio al sur de Londres que su identidad no es realmente importante. Ni para ella ni para el p¨²blico. ¡°Las barreras de g¨¦nero, nacionalidad, raza o sexualidad son cada vez m¨¢s difusas entre los artistas de mi generaci¨®n¡±, y por ello cree que es momento de cambiar el enfoque. ¡°Esta exposici¨®n no es feminista y tampoco trata de abordar el tema de la igualdad de g¨¦nero en su tem¨¢tica. Es simplemente un espacio abierto para mostrar obras de mujeres de todo el mundo¡±. Es esa diversidad lo que le interesa. La artista, cuyas esculturas de cera y polvo de m¨¢rmol, Mirando el dolor del otro, fueron adquiridas por Saatchi hace un par de a?os, agradece este tipo de proyectos pero asegura que su g¨¦nero nunca ha sido un obst¨¢culo.
Desde hace un a?o expone de forma colaborativa con su compa?ero sueco - japon¨¦s, Kai Yoda y ambos reconocen que hasta ahora no se hab¨ªan planteado esta conversaci¨®n. Juntos se llaman IIttah Yoda, un nombre bastante neutral. ¡°El p¨²blico no puede saber si somos hombre o mujer, de donde procedemos, cu¨¢ntos somos¡todo queda muy difuminado¡±. Virgile se gira hacia su pareja, que sin querer robarle protagonismo, asiente con cada una de sus palabras, ¡°Qu¨¦ opinas t¨², Kai ? ¡°Las mujeres cada vez tienen una mayor presencia en los ¨¢mbitos de decisi¨®n y eso est¨¢ equilibrando el mercado¡± se?ala el artista, ¡°el tiempo de las viejas glorias masculinas est¨¢ llegando a su fin".
Para Jelena, el epicentro de sus retratos tampoco son los cromosomas, es la edad. Y su belleza. En sus retratos refleja los estragos del paso del tiempo en el ser humano, a secas.¡°Me fascina el car¨¢cter y la sinceridad que encontramos en las caras maduras¡±. Asegura que nunca ha sentido ni un ¨¢pice de desigualdad en sus propias carnes aunque reconoce que, como en todas las profesiones, "las mujeres tienen que tomar decisiones dif¨ªciles a la hora de conciliar su vida personal y profesional¡±.
Hasta ahora tampoco se han enfrentado a esa inequidad de precios. Virgile no cree que sea un problema de su generaci¨®n, entre los 20 y 30 a?os ¡°si miras a galer¨ªas j¨®venes que apuestan por artistas emergentes no vas a apreciar diferencias de ning¨²n tipo¡±, pero admite que es algo que s¨ª que ocurre en galer¨ªas de renombre, con artistas consagrados. De las 50 subastas de arte contempor¨¢neo de artistas vivos en China, Nueva York y Londres en 2015, solo cuatro artistas eran mujeres, apenas un 8%. El precio m¨¢s alto pagado en una subasta por una obra de una mujer fue de $7.1 millones. El de una obra equivalente pero de un hombre $58.4 millones.
Para la artista, estos son los resquicios de los 70, 80 y los 90. ¡°Claro, hace a?os los conservadores, galeristas, y coleccionistas en Europa eran hombres. Ahora, cada vez m¨¢s mujeres abren galer¨ªas", apuntala. Este mes, sin ir m¨¢s lejos, Frances Morris ha sido nombrada directora de la Tate Modern, el museo de arte contempor¨¢neo m¨¢s visitado del mundo. En la misma l¨ªnea, nombres como Whitechapel Gallery, Camden Arts Centre o South London Gallery, liderados por mujeres cada vez resuenan con m¨¢s fuerza.
Virgile se muestra segura de s¨ª misma y afortunada por la ¨¦poca en la que est¨¢ viviendo. ¡°Estamos en un punto de inflexi¨®n¡±. Sonr¨ªe. Una de esas sonrisas que transmiten entusiasmo. Concluye este debate con actitud positiva: ¡°Los artistas somos testigos de la sociedad. En nuestra profesi¨®n, incluso, me atrever¨ªa a decir que el proceso va m¨¢s r¨¢pido que en otras ¨¢reas, como la pol¨ªtica, por ejemplo. Gracias al esfuerzo de todas las mujeres y tambi¨¦n de muchos hombres, somos la primera generaci¨®n que va a disfrutar de igualdad¡±.
Donde: Saatchi Gallery, Duke of York's HQ, King's Road, Londres.
Cuando: Hasta el 9 de marzo.
Entrada gratuita
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