?Nos hemos quedado el 19-F sin futuro?
Lo nuevo y destructivo es que la salida de Reino Unido se plantee como amenaza para conseguir tratos discriminatorios y de favor
En el d¨ªa 19 de febrero se jug¨® una partida que, sin duda alguna, condicionar¨¢ la libertad, prosperidad y seguridad futura de generaciones de europeos, y por ende de espa?oles, mucho m¨¢s que la agobiante coyuntura espa?ola que tanto ocupa las primeras planas. El d¨ªa 19 de febrero, el Consejo Europeo culmin¨® de alguna forma la peor respuesta europea al chantaje de Cameron para que el Reino Unido medio-permanezca formalmente en la UE amparado por los Tratados.
Cierto es que pagamos, los europeos, errores desde hace mucho tiempo. Probablemente las famosas cl¨¢usulas opting out que nos han inundado desde la ¨¦poca de Thatcher. Ella ya pretendi¨® cambiar el modelo del Tratado de Roma (discurso de Brujas) y la lenidad en la respuesta fue la primera equivocaci¨®n. El resultado es que el Reino Unido est¨¢ out en much¨ªsimos aspectos trascendentales y vertebradores (el euro, por ejemplo) y de vez en cuando pasa al opting in si con ello gana algo concreto a corto plazo. Su visi¨®n de Europa como un proyecto pol¨ªtico ambicioso y ciudadano para el futuro es nulo. Y lleva entorpeci¨¦ndolo con mayor o menor intensidad desde lustros. Los argumentos para soportarlo han evocado dos cosas. Una inaceptable: las supuestas especificidades del Estado brit¨¢nico, como si los otros Estados no tuvieran especificidades. La otra, el hecho rom¨¢ntico de que todos los europe¨ªstas ut¨®picos, como nosotros, preferimos una gran Europa Unida con todas sus grandes naciones del Atl¨¢ntico a los Urales.
Por supuesto que preferimos tener a bordo un Reino Unido europeo y europe¨ªsta. Pero no este Estado brit¨¢nico, no un quinta columnista dispuesto a chantajear y viciar el proyecto desde dentro y en el momento m¨¢s doloroso e inoportuno posible. Obviamente, intereses geoestrat¨¦gicos y diplom¨¢ticos, muy h¨¢bilmente tutelados por la diplomacia norteamericana, y la compleja dial¨¦ctica franco-alemana tambi¨¦n han permitido esa situaci¨®n de semimiembro incordiante del Reino Unido.
Reino Unido pretende darle la vuelta a la idea de la construcci¨®n europea
Eso no es nuevo, ni tampoco es ins¨®lito que un Estado miembro quiera y pueda marcharse de la UE (art¨ªculo 50 del Tratado de la UE). Pero lo que s¨ª es peligrosamente nuevo y destructivo es que la salida se plantee como amenaza para conseguir tratos discriminatorios y de favor, da?ando letalmente el proyecto europeo de los padres fundadores y el marco jur¨ªdico.
En ese proyecto muchos de nosotros vemos, o vimos, la ¨²nica salida pol¨ªtica hacia la paz, la libertad ciudadana y la prosperidad en Europa, en estos tiempos de continentalizaci¨®n de la relaci¨®n de poderes. No es s¨®lo que algunas solicitudes de Cameron vayan contra los Tratados (capacidad de Parlamentos nacionales de bloquear la tarea legislativa de la Comisi¨®n, el Consejo y el Parlamento, por ejemplo), o atenten contra la libre circulaci¨®n de personas, elemento clave de la UE, o contra una Europa integrada de los servicios financieros, ni, incluso, que pretenda destruir el propio concepto del euro y de sus instituciones. Lo peor es que exige darle la vuelta a la propia idea de construcci¨®n europea. Pretende que admitamos todos que el inevitable destino y ¨¦xito de Europa NO consiste en una paulatina pero firme y permanente mayor uni¨®n pol¨ªtica. ????Que renunciemos a la construcci¨®n de una Europa pol¨ªtica de ciudadanos europeos!!!!! Y eso en el momento en que Europa est¨¢ ag¨®nicamente necesitando mayor gobernanza integrada, mayor conducci¨®n centralizada (econom¨ªa, defensa, seguridad, medio ambiente, pol¨ªtica social...) ante la peligrosa renacionalizaci¨®n populista agresiva, ¨¤ la mode de los a?os 30.
La pregunta ser¨ªa, en este caso: ?para qu¨¦ queremos que se quede? No nos amenace, v¨¢yase honradamente y como amigo, y hagamos el mejor tratado fruct¨ªfero posible entre dos unidades pol¨ªticas distintas, la UE y Reino Unido, que seguro que ser¨¢ muy bueno. Funcion¨® con Espa?a durante a?os y est¨¢ funcionando con Noruega o Suiza.
Pero, y esta es la novedad tr¨¢gica y lo que se dirimi¨® el 19 de febrero, el Consejo Europeo (el conjunto de los Estados de la UE) y Juncker optaron por una permisividad y concesi¨®n absoluta hasta niveles delet¨¦reos. Optaron por sacrificar la construcci¨®n europea y el modelo europeo. Lo peor de este proceso destructivo no ha sido la actitud politiquera de Cameron ni sus irregulares exigencias, lo peor con mucha diferencia han sido las cesiones de Tusk. El colmo irrecuperable ha sido su propuesta escrita de que no hay que reinterpretar los Tratados como una evoluci¨®n inevitable y aceptada hacia mayor integraci¨®n pol¨ªtica, sino como una expresi¨®n afable de buenos sentimientos en comandita. Tusk, para qui¨¦n no lo sepa, es el presidente del Consejo Europeo. Pero ni por esas tiene legitimidad ni capacidad para reinterpretar ni desvirtuar la esencia misma del Proyecto que se empez¨® a construir hace unos sesenta a?os y que es, ahora, patrimonio de la Humanidad. Pero ese mismo Consejo Europeo, el 19 de febrero decidi¨® aceptar la propuesta de Tusk/Cameron de acabar con el concepto y la din¨¢mica de la UE que hemos construido, retorciendo la legalidad, y a nuestro juicio la ¨¦tica, hasta extremos deleznables.
La propuesta Tusk/Cameron retuerce la legalidad y la ¨¦tica hasta extremos deleznables
Se dice que una raz¨®n para evitar que el Reino Unido se vaya (aunque siempre ha estado medio fuera) es que abrir¨ªa la puerta a otros que le seguir¨ªan. Pues si la UE sigue siendo lo que debe ser y ha sido, tal vez sea la soluci¨®n para que un n¨²cleo duro de Estados permanezca y d¨¦ un paso hacia adelante y refuerce el proyecto real sin lastres. ?Ya volver¨¢n los no europe¨ªstas! Pero estamos seguros de que si se cede a chantajes y se falsea la esencia misma de la construcci¨®n de una Unidad Pol¨ªtica de ciudadanos europeos, no unos pa¨ªses, sino todos, seguir¨¢n el ejemplo (Marine Le Pen en Francia ya lo ha anunciado) y seguir¨¢n desvirtuando la Uni¨®n pidiendo especificidades. El proyecto europeo, y probablemente el euro, pierdan muy r¨¢pidamente credibilidad, seriedad y dejar¨¢ de ser atractivo para las nuevas generaciones que no lo ver¨¢n como una palanca para sus libertades y prosperidad futura, sino como un mercadeo de regates a corto. Y es posible que nos hayamos quedado hu¨¦rfanos de futuro un 19 de febrero.
Enrique Calvet es eurodiputado del Grupo de los Dem¨®cratas y Liberales por Europa.
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