Hippy
Es hermoso saber que el estado y las empresas tienen imaginaci¨®n y tratan, de tan diversas formas, que uno se sienta bien
La semana pasada me fui de casa y empec¨¦ a vivir en un hotel. Estaba harta de ser tan hippy. Estuve desde el 5 y hasta el 8 de febrero lav¨¢ndome con un jarrito, fregando platos en un fuent¨®n, y sin trabajar. No sucedi¨® en un campamento sino en mi casa, porque cuatro d¨ªas despu¨¦s de que el Gobierno dispusiera un aumento del 600% en la tarifa el¨¦ctrica (para actualizar, al menos en capital, montos que rozaban la ridiculez para sectores medios y altos y que dejaron, en consecuencia, desinversi¨®n y una red el¨¦ctrica en ruinas), en el barrio donde vivo, Villa Crespo, como cada verano, se cort¨® la luz. Cuatro d¨ªas sin luz son cuatro d¨ªas sin agua. Por eso lo del jarrito, etc¨¦tera. Despu¨¦s volvi¨®. Pero se cort¨® otra vez el martes 16 y hasta el s¨¢bado 20. Entonces, harta de ser una hippyirresponsable, sin trabajar y sin ba?arme, me fui a un hotel. Desde mi hotel, en el centro, tengo vista directa a un grupo de mendigos que revuelven la basura y se gritan con una hostilidad que se parece al cari?o. Siempre lo digo: el verano en Buenos Aires es hermoso. Uno vive con intensidad, conoce gente. Por ejemplo, los vecinos de mi barrio cortaron las calles en protesta por la falta de luz y la polic¨ªa los dispers¨® a palazos. All¨ª, entre corridas, conoc¨ª a mi vecino Tom. Brit¨¢nico. Encantador. Por suerte, el Gobierno decret¨® la emergencia energ¨¦tica. No sabemos bien qu¨¦ implica ¡ªsalvo el aumento de tarifas¡ª, pero, en todo caso, no afecta a los carteles publicitarios que vomitan voltios, ni a los partidos de f¨²tbol que se realizan bajo verdaderas eyaculaciones lum¨ªnicas, ni a recitales de rock (?estuvieron los Rolling!). Al ver ese desparramo de luz, los que estamos a oscuras sabemos que la emergencia energ¨¦tica nos depara sorpresas. Y nos regocijamos. Es hermoso saber que el Estado y las empresas tienen imaginaci¨®n y tratan, de tan diversas formas, que uno se sienta bien.
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