Bolivia: ni polarizaci¨®n ni divisi¨®n
Por, Fernando Mayorga, profesor e investigador de la Universidad Mayor de San Sim¨®n, Bolivia. Coordinador del Grupo de Trabajo de CLACSO ¡°Ciudadan¨ªa, organizaciones populares y representaci¨®n pol¨ªtica¡±.
El resultado del referendo que se realiz¨® el pasado 21 de febrero en torno a la reforma del Art. 168 de la Constituci¨®n Pol¨ªtica del Estado boliviano muestra un cuadro de perdedores y ganadores relativos.
Las cadenas de televisi¨®n y los diarios convencionales difundieron resultados obtenidos mediante ¡°encuestas en boca de urna¡± o ¡°conteo r¨¢pido¡±. Resultados extraoficiales que daban la ventaja al NO con una diferencia de 5% en un caso y 2% en otro. Mientras los analistas medi¨¢ticos explicaban razones y efectos de la votaci¨®n apoyados en un generador de caracteres que reiteraba: ¡°virtual victoria del NO¡±; los seguidores de alcaldes y gobernadores opositores festejaban el triunfo en las calles de algunas ciudades advirtiendo que los datos reales deb¨ªan, simplemente, confirmar lo que, todav¨ªa, era una sospecha sujeta al margen de error y al recuento oficial. Los jefes de partidos opositores con representaci¨®n parlamentaria fueron m¨¢s severos y llamaron a ¡°denunciar fraude¡± si las cifras finales del recuento oficial no concordaban con los guarismos de las empresas encuestadoras.
El oficialismo, a trav¨¦s del vicepresidente ?lvaro Garc¨ªa Linera, esgrimi¨® el criterio de ¡°empate t¨¦cnico¡±. A pesar de que utiliz¨® un t¨¦rmino equ¨ªvoco ¨Cmencion¨® la posibilidad de una ¡°dr¨¢stica modificaci¨®n¡±¨C insisti¨® en el car¨¢cter del referendo: un voto define el resultado. La postura del MAS no era pesimista por disimulo, puesto que m¨¢s del 10% de los recintos electorales est¨¢n en zonas rurales lejanas que no acceden al env¨ªo de actas fotografiadas por carencias t¨¦cnicas. Y es necesario recordar que el comportamiento electoral en esas comunidades otorg¨® al MAS una votaci¨®n promedio de 75% en las elecciones presidenciales de 2005, 2009 y 2014. A eso se sumaba el voto en el exterior que, no obstante a que el ausentismo fue elevado, pod¨ªa incrementar la opci¨®n por el SI habida cuenta del apoyo al MAS, sobre todo en Argentina que tiene el mayor n¨²mero de inscritos. Por esas razones el recuento electoral estaba bajo la sombra de Alfred Hitchcock o, en clave de cultura andina, podr¨ªa dilucidarse leyendo hojas de coca. Entonces, lo aconsejable era esperar que el recuento oficial de votos transcurra sin presiones y desdramatizar el escenario pol¨ªtico porque el comportamiento electoral de la ciudadan¨ªa muestra que la moderaci¨®n y el equilibrio son los patrones dominantes de su conducta pol¨ªtica y que, al margen del desenlace de esta coyuntura, no existen ganadores ni perdedores absolutos. Y ese es el punto de partida de un balance cauto del proceso del referendo constitucional realizado el 21 de febrero.
En primer lugar, no existe polarizaci¨®n en la sociedad y la imagen de ¡°pa¨ªs dividido¡± es una figura ret¨®rica sin sustento. La polarizaci¨®n ideol¨®gica se manifest¨® en el discurso de los actores pol¨ªticos que evitaron la deliberaci¨®n argumentativa y optaron por la descalificaci¨®n del adversario. Las fuerzas opositoras esgrimieron, de manera ef¨ªmera, la consigna de ¡°campa?a ciudadana¡± pero m¨¢s temprano que tarde ingresaron al ruedo porque ese campo disperso y fragmentado (¡°la oposici¨®n¡±) se convirti¨® en una arena de disputa cuando los sondeos preliminares mostraron la supremac¨ªa del NO en la opini¨®n p¨²blica urbana. La competencia por abanderar el rechazo a Evo Morales defini¨® su comportamiento bajo el predominio de una radicalizaci¨®n discursiva. Esta tendencia se exacerb¨® en las redes sociales virtuales debido al contenido de los mensajes cuya viralizaci¨®n fue mayor mientras m¨¢s denigrantes eran las palabras y las im¨¢genes ¨Csobre todo en los memes¨C dirigidas contra la figura presidencial. Las campa?as por el NO fueron m¨¢s vigorosas en este ¨¢mbito y se confundieron con el accionar de usuarios ¨Calgunos ficticios¨C que elaboraron y difundieron un conjunto de prejuicios que desplazaron el tema de la consulta a denuncias sobre supuesta corrupci¨®n gubernamental e inclusive, como titul¨® un sitio web: ¡°esc¨¢ndalo sexual¡±. Por primera vez, la agenda medi¨¢tica fue definida por Facebook y Twitter y los medios convencionales se convirtieron en cajas de resonancia: inclusive en el d¨ªa de la votaci¨®n, puesto que no existen restricciones al uso de redes sociales. La polarizaci¨®n fue incentivada por algunos promotores del NO en ese circuito comunicacional: redes sociales virtuales, radios, canales televisivos y peri¨®dicos (en un par de casos publicaron al filo del plazo una ¡°encuesta flash¡± de dudosa calidad que otorgaban al NO una amplia victoria). Por su parte, el MAS impuls¨® una ficticia polarizaci¨®n de car¨¢cter convencional porque enfoc¨® su discurso en la intromisi¨®n norteamericana, el retorno del neoliberalismo y los partidos tradicionales, la guerra sucia de la derecha y otros t¨¦rminos usuales. Esta estrategia pretendi¨® provocar un escenario de polarizaci¨®n pol¨ªtica ¨Cfavorable a Evo Morales en el pasado¨C sin advertir que en esta contienda no exist¨ªa un adversario definido y que el votante no deb¨ªa elegir entre Evo y un oponente sino entre la posibilidad ¨Co no¨C de su permanencia en el poder por una d¨¦cada m¨¢s. Una curiosa figura: Evo versus Evo.
Sin embargo, el domingo fue un d¨ªa normal, menos intenso que en jornadas de anta?o, porque en la mayor¨ªa de los recintos electorales no hab¨ªa emblemas ni vestimentas de color verde ¨CSI¨C ni de color rojo ¨CNO¨C, y las reyertas entre contendientes fue anecd¨®tica. Entonces, la polarizaci¨®n fue escenificada en los mass media y los smartphones e incentivada por los actores pol¨ªticos, sin embargo no se encarn¨® en la poblaci¨®n. Una poblaci¨®n que, en varias oportunidades, ha demostrado su autonom¨ªa de acci¨®n en el ejercicio de su ciudadan¨ªa pol¨ªtica. Esto es, una importante porci¨®n del electorado no es cautivo de interpelaciones partidistas y lo demostr¨® en repetidas ocasiones, como en los comicios subnacionales de marzo de 2015 ¨Ccinco meses despu¨¦s de otorgar mayor¨ªa absoluta a Evo Morales¨C opt¨® por elegir a alcaldes y gobernadores opositores en las ciudades y regiones m¨¢s importantes del pa¨ªs.
Esta evaluaci¨®n conduce a cuestionar la idea de ¡°sociedad dividida¡± como expresi¨®n de la polarizaci¨®n pol¨ªtica entre oficialismo y oposici¨®n. La concentraci¨®n de votos por el NO en las ciudades y el apoyo mayoritario al SI en zonas rurales muestra una distribuci¨®n territorial de las preferencias electorales, pero es meramente una ¡°divisi¨®n de la votaci¨®n¡± porque el electorado deb¨ªa optar entre dos opciones. El apoyo de sectores populares a Evo Morales es constante, as¨ª como el repudio de sectores urbanos de clase media y alta. La victoria del SI en solamente tres de los nueve departamentos (regiones) significa el desempe?o electoral m¨¢s deficitario del MAS desde 2005. Sin embargo, la leve diferencia en el resultado general del referendo relativiza la idea de ¡°divisi¨®n en la sociedad¡± puesto que se trataba de una consulta para reforma constitucional parcial y no de una elecci¨®n presidencial, a pesar del car¨¢cter semi plebiscitario que asumi¨® la contienda ante la carencia de debate program¨¢tico.
A partir de esta lectura, reitero la idea de partida de mi an¨¢lisis: la equilibrada distribuci¨®n de preferencias electorales, denota un cuadro de perdedores y ganadores relativos.
En primer lugar porque el MAS mantiene el apoyo de la mitad del electorado aunque debe resolver una falla de sincron¨ªa en la organizaci¨®n de sus campa?as puesto que mantuvo la fortaleza de su red organizativa sindical/popular de base territorial, no obstante careci¨® de capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones discursivas impuestas por el uso de redes sociales, algo que no puede desde?ar en el futuro si consideramos que existe el doble de dispositivos de telefon¨ªa m¨®vil que electores registrados y que los usuarios mayoritarios son j¨®venes y viven bajo nuevos c¨®digos discursivos y otra est¨¦tica comunicacional. Si el MAS no obtiene capacidad para viralizar su discurso no romper¨¢ esa barrera que ir¨¢ creciendo hacia 2019. Encarar esa suerte de anacronismo es un desaf¨ªo crucial. M¨¢s a¨²n si Evo Morales no ser¨¢ candidato presidencial en 2019.
Respecto a los saldos negativos para el MAS sobresale el deterioro de la imagen del presidente sometido a una sobreexposici¨®n por la diversidad de cr¨ªticas (desde la econom¨ªa hasta el respeto a la Constituci¨®n incluyendo su vida privada) que enarbolaban los promotores del NO y que contrastaba con la monoton¨ªa de la convocatoria del oficialismo: continuidad del ¡°proceso de cambio¡± bajo el mando presidencial de Evo Morales como garant¨ªa de estabilidad pol¨ªtica y social. Es evidente que se ha desportillado la popularidad de Evo Morales que, inclusive en las encuestas sobre el referendo, superaba el 65% de aprobaci¨®n como presidente. Sin embargo, tambi¨¦n es evidente que no se ha debilitado el lazo carism¨¢tico con sus seguidores y ese capital pol¨ªtico puede ser la base de la estrategia del MAS con miras a las elecciones generales de 2019, ya que Evo Morales elegir¨¢ a su sucesor como candidato presidencial y propiciar¨¢ que el ¨¦xito de su gesti¨®n gubernamental sea el sustrato de la fortaleza de su partido, enfrentando un contexto econ¨®mico adverso. En una suerte de analog¨ªa con el comportamiento de Lula en Brasil, Evo Morales puede optar por convertirse en ¡°guardi¨¢n y reserva del proceso de cambio¡± mientras fortalece su imagen global como l¨ªder ind¨ªgena y su fama como una figura pol¨ªtica que transita en las fronteras de lo formal e informal. Y, as¨ª, retornar como candidato en 2024 para anunciar la realizaci¨®n de la Agenda Patri¨®tica del Bicentenario 2025, el tema central de su campa?a en el referendo del domingo pasado.
Referendo constitucional en Bolivia. Foto: David Mercado (Reuters)
Esta posibilidad depende de las estrategias de los actores pol¨ªticos que configuran un nuevo campo opositor. La votaci¨®n por el NO fue una victoria que demuestra que la articulaci¨®n de posiciones contrarias al MAS puede dar una mayor¨ªa in¨¦dita ¨Ccasi la mitad del electorado¨C empero se trata de una mayor¨ªa ficticia que se convirti¨®, un d¨ªa despu¨¦s, en un campo de disputa entre probables candidatos de variado tinte cuyo amplio abanico se resume en los gobernadores de La Paz y Santa Cruz: F¨¦lix Patzy proclama la recuperaci¨®n de la vertiente comunitaria ind¨ªgena debilitada por la ¡°traici¨®n¡± del MAS y Rub¨¦n Costas esboza un discurso convencional de liberalismo antiestatista y, en el pasado, promovi¨® las autonom¨ªas departamentales como ant¨ªpoda al proyecto de Estado Plurinacional. No obstante, un hecho central de este proceso electoral fue el surgimiento de dos novedades cuyo derrotero es incierto. Por una parte, algunos segmentos de la ciudadan¨ªa hicieron un uso pol¨ªtico de las redes sociales como manifestaci¨®n del ejercicio de su acci¨®n aut¨®noma; aunque no es posible equiparar este desempe?o con los casos emblem¨¢ticos de ¡°pol¨ªtica viral¡± en Grecia, Espa?a, Egipto o M¨¦xico puede traducirse en germen de nuevas modalidades de acci¨®n pol¨ªtica al margen de los partidos y fermento de liderazgos alternativos. Por otra parte, el ¡°vac¨ªo¡± provocado por la desaparici¨®n del Movimiento sin Miedo (MSM) ¨Cun partido de izquierda que rompi¨® con el MAS despu¨¦s de apoyar a Evo Morales durante varios a?os y perdi¨® su sigla en 2014¨C fue ocupado por una agrupaci¨®n informal de personajes pol¨ªticos que estuvieron en filas del MAS en diversos momentos o tienen un perfil progresista. Tuvieron notable protagonismo en esta campa?a como agudos cr¨ªticos del gobierno recuperando la idea de ¡°reconducci¨®n del proceso de cambio¡± enarbolada por el MSM e incluyendo la alternancia presidencial como elemento central de su propuesta: ¡°nueva oportunidad¡±, en alusi¨®n al NO. A estas novedades deben enfrentarse los jefes de los partidos con representaci¨®n parlamentaria que, en la campa?a en las redes sociales, tambi¨¦n fueron estigmatizados y rechazados como alternativa al MAS.
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