Reivindicaciones feministas cotidianas: los ba?os p¨²blicos
Por Sara Ortiz Escalante (*)
A menudo cuando se cuestiona el porqu¨¦ es necesaria una perspectiva feminista en el urbanismo hace falta remitir a ejemplos cotidianos, del d¨ªa a d¨ªa, que son indicadores de que las ciudades contin¨²an discriminando a las mujeres. Y uno de estos ejemplos que deja claro la necesidad de una perspectiva feminista es el acceso a un ba?o p¨²blico.
¡°Si quieres saber la posici¨®n de las mujeres en un sociedad en particular, mira la cola que se forma en los ba?os¡±
Esto es lo que afirma Clara Greed, una urbanista feminista inglesa cuya pasi¨®n ha sido estudiar c¨®mo el acceso a los ba?os es uno de los ejemplos m¨¢s evidentes de discriminaci¨®n contra las mujeres y un ejemplo de que las ciudades siguen respondiendo a modelos patriarcales y capitalistas.
A pesar de ser un elemento de discriminaci¨®n sexual cotidiana, en nuestro d¨ªa a d¨ªa es un tema del que se bromea, y que a¨²n se toma poco en serio. Es importante visibilizar los argumentos para que este tema deje de quedarse en una broma, y para que el derecho de las mujeres a atender sus necesidades pase a ser un tema central del urbanismo, si es que queremos vivir en ciudades m¨¢s igualitarias.
A nivel fisiol¨®gico, las mujeres hacen un uso m¨¢s elevado de los ba?os que los hombres. Por un lado, su sistema endocrino es diferente y muchas mujeres necesitan orinar m¨¢s a menudo que los hombres. A su vez tienen m¨¢s necesidades al largo de la vida por todo lo relacionado con nuestra funci¨®n reproductiva. Hacen un uso intensivo del ba?o durante los d¨ªas de la menstruaci¨®n, pero tambi¨¦n tienen m¨¢s problemas de retenci¨®n de orina debido a consecuencias derivadas del parto. Por no hablar de que las mujeres sufren cistitis m¨¢s a menudo que los hombres, lo que conlleva a tener que utilizar a¨²n m¨¢s el ba?o. En resumen, las necesidades son variadas, ¨ªntimas, pero cotidianas y las mujeres se enfrentan a ellas diariamente. Sin embargo, 2.000 de los 7.000 millones de personas de la poblaci¨®n mundial no tiene acceso a un ba?o adecuado, y esto afecta de manera desproporcionada a las mujeres. Por eso Clara Greed afirma: ¡°We need to care about shit¡± ("la mierda nos debe importar").
En el Reino Unido los ba?os p¨²blicos de hombres duplican los de mujeres. Y esto es similar en otros contextos. En Espa?a, si miramos los equipamientos municipales, por ejemplo, podemos ver c¨®mo este patr¨®n se reproduce. Las dependencias policiales de la mayor¨ªa de ayuntamientos tienen m¨¢s espacio dedicado al vestuario y ba?os de hombres, y se justifica porque el cuerpo policial es mayoritariamente masculino. En cambio, si miramos los ba?os de las dependencias de servicios sociales, donde trabajadoras y usuarias son mayoritariamente mujeres, se dedica los mismos metros cuadrados a los ba?os de mujeres que a los de los hombres.
Si a estas necesidades se les suma los roles de g¨¦nero, las necesidades de acceso a un ba?o se multiplican. Las mujeres contin¨²an a cargo mayoritariamente de las responsabilidades dom¨¦sticas y de cuidado. El poder cambiar el pa?al a una criatura en un ba?o p¨²blico cuando sales de casa tambi¨¦n es una forma de discriminaci¨®n que limita el derecho a la ciudad, porque la ubicaci¨®n de los cambiadores a¨²n es bastante arbitraria. Adem¨¢s cuando los hay se encuentran mayoritariamente en los ba?os de mujeres y no en los de los hombres, lo que ayuda a perpetuar los roles de g¨¦nero en el cuidado.
?Qui¨¦n dise?a los ba?os? Aqu¨ª es tan importante el rol que juegan las personas que lo dise?an como qui¨¦n se encarga de la fontaner¨ªa, dos ¨¢mbitos hist¨®ricamente masculinizados. En este sentido, se puede afirmar que el dise?o y la construcci¨®n de los ba?os contin¨²a haci¨¦ndose desde una visi¨®n androc¨¦ntrica, ignorando una visi¨®n de y para las mujeres, a pesar de que los problemas de uso mayoritariamente son femeninos.
A parte de c¨®mo est¨¢n dise?ados los ba?os p¨²blicos, el problema central contin¨²a siendo de acceso, ya que su acceso se ha mercantilizado en la mayor¨ªa de pa¨ªses. En el contexto espa?ol, es muy habitual entrar en un bar o restaurante y encontrarse con el letrero de que los ba?os son para uso exclusivo de la clientela. Y por lo tanto, se acaba consumiendo algo para poder utilizar el ba?o. En el caso de las ciudades que instalan ba?os en el espacio p¨²blico, muchas veces tambi¨¦n son de pago. El acceso a un ba?o p¨²blico no deber¨ªa ser tan complicado; a veces, simplemente se?alizando de manera m¨¢s visible los equipamientos p¨²blicos que disponen de ba?os p¨²blicos, ayudar¨ªa a cumplir con estas necesidades cotidianas.
En otros contextos, el problema es mayor, ya que no se disponen de sanitarios en la casa y se tienen que utilizar ba?os en el espacio p¨²blico o bien un descampado para poder hacer tus necesidades. Por ejemplo, en la India, en ciudades como New Delhi, Mumbai o Hyderabad, mujeres y ni?as se enfrentan diariamente a humillaci¨®n, acoso y violencia sexual por tener que hacer sus necesidades al aire libre, ya que muchas viviendas no disponen de ba?os. Cuando existen ba?os en el espacio p¨²blico, ¨¦stos se tienen que pagar. Adem¨¢s, muchas veces son m¨¢s caros los ba?os de mujeres que los de hombres, a pesar de que el mantenimiento est¨¢ en peores condiciones.
Recomendamos el documental Q2P, que se centra en esta problem¨¢tica en ciudades de la India:
El tema de los ba?os p¨²blicos da para mucho, y debe ser central en las agendas urbanas. ?C¨®mo? Visibiliz¨¢ndolo y poniendo manos en el asunto. Y para ello es esencial centrarse en las experiencias cotidianas de las mujeres que viven el problema d¨ªa a d¨ªa, aprender de ellas, saber sus necesidades, incluirlas en el dise?o de los espacios, para poder construir ciudades m¨¢s igualitarias y que realmente respondan a las necesidades de todas y todos.
* Sara Ortiz Escalante es feminista, soci¨®loga y urbanista. Combina el trabajo pr¨¢ctico de base con la investigaci¨®n participativa. Es integrante de Col¡¤lectiu Punt 6, una cooperativa de mujeres arquitectas y urbanistas cuyo trabajo se centra en fomentar la igualdad de g¨¦nero interseccional, la sostenibilidad, la participaci¨®n comunitaria y la econom¨ªa solidaria en el urbanismo.
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