M¨²sica, ¨¦xtasis y mucho m¨¢s: todo lo que no sab¨ªas sobre la Ruta del Bakalao
De 1982 a 1992 y en solo 30 km. de carretera, en El Saler (Valencia), los 'ruteros' crearon uno de los fen¨®menos de ocio nocturno que m¨¢s huella han dejado en Espa?a
Hablar de la Ruta de Valencia es hablar de la Espa?a m¨¢s insolente y atrevida. Un periodo que atrap¨® a una parte de la juventud espa?ola, aquella que recorr¨ªa la carretera de El Saler, de apenas 30 kil¨®metros, donde se encontraban muchas de las discotecas del momento. Eclipsada a comienzos de los ochenta por las escenas de Madrid y Barcelona, el fen¨®meno terminar¨ªa convirti¨¦ndose en un secreto a voces que desembocar¨ªa en su masificaci¨®n y desprestigio. Para aquellos que lo vivieron en su ¨¦poca ¨Cy los que lo han estudiado recientemente¨C la Ruta represent¨® un instante en el que todo pod¨ªa ser posible: fiesta infinita, ambiente musical inmejorable, espacios acordes para su disfrute, nuevas drogas y, como no, una libertad que poco a poco se ir¨ªa limitando.
Para conversar sobre la Ruta hemos pedido la opini¨®n a tres personas ligadas, de una manera u otra, a la actualidad del fen¨®meno. Son Carlos Aimeur, autor de la novela Destroy, publicada el a?o pasado por la editorial valenciana Drassana y que utiliza el paisaje de la Ruta como decorado para narrar una historia sobre mafias y venta de droga; David G. Balasch, responsable del blog Tower of Meaning, uno de los espacios que m¨¢s ha hecho por dignificar aquella escena, dando a conocer a pinchadiscos y salas de fiesta; y, por ¨²ltimo, Luis Costa, periodista y DJ catal¨¢n, que est¨¢ preparando en estos momentos una historia oral de la Ruta para la editorial Contra.
Gloria bakala: inicios y decadencia de una forma de vida
Luis Costa: ¡°Se puede decir que la Ruta empieza oficialmente en el a?o 1982, con la apertura de la discoteca Chocolate, situada a 200 metros de Barraca, con el correspondiente transito de ruteros de una a otra sala. En los a?os sucesivos se van abriendo salas a lo largo y ancho de la carretera de El Saler, de unos 30 KM, que los ruteros se recorren en coche para ir de una a otra, siendo los parkings de estas salas lugares de fiesta improvisada que con el tiempo se convertir¨ªan en una suerte de discotecas al aire libre".
Carlos Aimeur: ¡°Fue una reacci¨®n, un paso adelante en el ocio juvenil y nocturno que aspiraba a introducir una modernidad rabiosa en una regi¨®n que aspiraba desesperadamente a quitarse los despojos del pasado y exhibirse como la m¨¢s vanguardista. No era algo s¨®lo de la ciudad, sino de toda la provincia y casi que te dir¨ªa que de la Comunidad Valenciana. Primero fue un grupo de modernos, que viajaban a Londres para traer m¨²sica que no se escuchaba en ninguna radio, a los que pronto siguieron gente de clase media y media baja, que acud¨ªan interesados. La Ruta fue adem¨¢s democr¨¢tica, en la que todos eran bien recibidos, no hab¨ªa distinciones por clase social¡±.
David G. Balasch: ¡°Es nuestro particular descubrir de la m¨²sica electr¨®nica y de baile en un contexto que era el que era debido a la r¨¦mora del Franquismo: sistema nocturno todav¨ªa por regular, descubrimiento de la m¨²sica de club y expansi¨®n de las drogas de dise?o, con el MDMA a la cabeza. Ese c¨®ctel estall¨® en Valencia con fuerza y se propag¨® por la costa mediterr¨¢nea y Comunidad de Madrid, pero vino precedido por algo similar en Ibiza, un sitio que no era Espa?a ni en los 60, ni en los 70 ni en los 80. Tampoco lo es ahora¡±.
Carlos Aimeur: ¡°A ello se un¨ªa la sensaci¨®n en Valencia de que hab¨ªa sido apartada de los grandes fastos del 92 que se anunciaban con rimbombancia y fanfarria medi¨¢tica. Madrid ten¨ªa la capitalidad cultural europea, Sevilla la Expo y Barcelona las Olimpiadas. En Valencia algunos grupos de corte regionalista pintaban en las paredes "Espanya 92 - Valencia 0". Los j¨®venes quer¨ªan estar a la ¨²ltima, demostrar que no hab¨ªa nada m¨¢s moderno ni abierto que Valencia. Si Espa?a era el mejor pa¨ªs del mundo, Valencia quer¨ªa ser el sitio m¨¢s feliz. Al mismo tiempo, se larv¨® en la sociedad el sentimiento de ser menospreciados por el resto de Espa?a, algo que explica porque despu¨¦s mucha gente votar¨ªa a unos pol¨ªticos que promet¨ªan que Valencia iba a ser el centro del mundo¡±.
Luis Costa: ¡°Otros momentos importantes son la apertura de Spook Factory en 1984, considerada por muchos la discoteca m¨¢s puntera de la Ruta, y posteriormente la de A.C.T.V en 1987. Son los a?os dorados de la Ruta, que se extienden hasta 1992, a?o en que empieza el baj¨®n generalizado y en que las cosas se empiezan a poner feas. En plena fiebre de periodismo sensacionalista y tele-basura en Espa?a, la emisi¨®n en 1993 del documental de Canal + Hasta que el cuerpo aguante, dentro de una corriente medi¨¢tica que demoniza el fen¨®meno, marca el inicio de una muerte lenta y ag¨®nica de la Ruta, que ver¨¢ como sus principales templos van echando el cierre uno tras otro¡±.
La Ruta: de estar mal vista a ser cool
David G. Balasch: ¡°Cuando empec¨¦ a frecuentar clubes a principios-mediados de los 90 el solo hecho de mencionar la Ruta del Bakalao estaba mal visto. Se trataba ya de la ¨¦poca de decadencia, la m¨²sica era m¨¢kina acelerad¨ªsima que congregaba a los t¨ªpicos malotes. En la d¨¦cada de los dos mil sal¨ªas a bailar y la gente incluso te miraba mal al defender seg¨²n que cosas de las que ah¨ª ocurrieron. Sin Internet todav¨ªa como flujo principal de informaci¨®n, en los mundillos underground exist¨ªa un rechazo real al fen¨®meno provocado por el desconocimiento y los t¨®picos de los medios de comunicaci¨®n¡±.
Carlos Aimeur: ¡°Suelo decir que me cay¨® encima. Veraneaba en El Perell¨® desde los seis a?os y la vi crecer ante mis ojos. Ten¨ªa primos mayores que sal¨ªan por la noche e iban a discotecas como Barraca o New Bunker, que era el nombre que tuvo Puzzle antes de reinventarse, y que me llevaban a otras de Valencia como Calcatta. Ellos formaban parte de esa gente de clase media que se acercaban curiosos a ver la modernidad, a disfrutarla. Mi primo Josevi era un fan de Par¨¢lisis Permanente. Recuerdo que en verano de 1983 ¨¦l escuchaba en una cinta el disco El acto como si fuera un ritual en honor a la memoria de Eduardo Benavente, con gran respeto. El verano era la ¨¦poca de fiesta. ?bamos andando a las discotecas por la carretera. Despu¨¦s, en la universidad, por querencia personal, me inclin¨¦ m¨¢s por la m¨²sica indie pero al final era raro el fin de semana que no estaba en alguna de aquellas discotecas, donde siempre encontraba a amigos. Muchas veces iba solo, sin preocuparme ni siquiera de quedar con nadie. Sab¨ªa que encontrar¨ªa alg¨²n conocido¡±.
Luis Costa: ¡°Mi relaci¨®n se limita a la visita de alguna de las discotecas que formaron parte de la Ruta fuera de su ¨¦poca dorada, pero tengo amigos y conocidos de Barcelona que bajaron a menudo a Valencia de fiesta en su d¨ªa y que la conocen bien, as¨ª como otros valencianos que la vivieron en primera persona. Por mi parte la segu¨ª de cerca en lo musical, escarbando en las cubetas de las tiendas de discos lo que me llegaba que pinchaban los DJs valencianos y los que segu¨ªan esa onda aqu¨ª, como Tony Verdi, Ram¨®n Moya, Amable o Nando Dixcontrol. Si ten¨ªas suerte y te ca¨ªa una cinta grabada de alguna sesi¨®n de Spook o Chocolate, por citar dos de las salas m¨ªticas, pod¨ªas investigar los temas y con suerte pillar los maxis y eso hac¨ªamos. Yo llevo pinchando desde los 19 a?os como profesional, tarea que he compaginado con el oficio del periodismo desde entonces tambi¨¦n, y esto me ha dado siempre una visi¨®n muy ajustada del asunto desde lo musical¡±
David G. Balasch: ¡°Una generaci¨®n entera descubrimos la m¨²sica de club en parte gracias a la Ruta y la carbonilla que dej¨® (el trance). Recuerdo que muchos de mis amigos cog¨ªan el coche y se aventuraban fines de semana enteros de local en local. Las historias casi siempre eran las mismas: dos, tres o cuatro noches sin dormir, conoc¨ªan gente de toda Espa?a, bailaban horas en pistas de baile o en parkings y conduc¨ªan hasta arriba casi siempre. Ahora incluso es cool hablar de la Ruta del Bakalao, salen libros, documentales y hay inter¨¦s en saber lo que ocurri¨®... Es interesante ver c¨®mo el tiempo cambia la percepci¨®n de las cosas¡±.
Himnos fiesteros, himnos ruteros
Carlos Aimeur: ¡°La m¨²sica marca las distintas etapas de la Ruta. Durante los ochenta sonaba la mejor m¨²sica, la m¨¢s vanguardista; a mediados y finales de la d¨¦cada la Ruta evolucion¨® m¨¢s hacia la electr¨®nica; y ya mediados los noventa la m¨²sica degener¨® y comenzaron a ser habituales temas infames de eurodance y m¨¢kina. Cuando la m¨²sica dej¨® de ser importante, la Ruta dej¨® de tener sentido. Muchos descubrimos a Sisters of Mercy, Front 242 o a Anne Clark en aquellas sesiones. A The Stones Roses, que debutaron en Valencia, en Barraca, no les pude ver porque empezaban las clases; inconvenientes de ser menor de edad y no tener carnet. De los DJs destacar¨ªa a Juan Santamar¨ªa, Fran Lenaers y Carlos Sim¨®, obviamente; ¨¦l fue quien lo cambi¨® todo. Y, a titulo personal, a Kike Ja¨¦n¡±.
Luis Costa: ¡°Destacar¨ªa a Germ¨¢n Bou, uno de los productores m¨¢s prol¨ªficos de la ¨¦poca, autor de Dunne, himno fiestero valenciano del a?o 1991 que sac¨® bajo su proyecto Espiral. Aunque en algunas recopilaciones aparecen t¨ªtulo y autor intercambiados y muchos la conocen err¨®neamente como Espiral. Bou sac¨® mucho material de calidad bajo diferentes alias como Magnetic Forces, Toss o Boa Club y puede considerarse uno de los art¨ªfices del verdadero sonido de Valencia, algo que lamentablemente pronto deriv¨® en una escena mediocre y ramplona, en una caricatura de lo que fue y de lo que pudo ser.
David G. Balasch: ¡°Musicalmente se trataba de un cruce de caminos de lo que hab¨ªa sido la m¨²sica juvenil (nueva ola, postpunk, new romantics...) y lo que iba a ser (house, acidhouse, trance, m¨¢kina, bakalao y hardcore). Ah¨ª hubo un relevo generacional. El resto es cosa del olfato de los empresarios nocturnos. Con todas las diferencias, que las hay, existen paralelismos con algunos pa¨ªses europeos. Me vienen a la cabeza B¨¦lgica y Holanda, pero hay m¨¢s. La m¨²sica electr¨®nica y las raves cambiaron el panorama nocturno; en Valencia ocurri¨® todo en un mismo espacio (disco + parking)¡±.
Luis Costa: ¡°Tambi¨¦n se?alar¨ªa, sobre todo, a Megabeat / Interfront, con Julio Nexus, Gani Manero y Fran Lenaers al frente. En su momento, cuando los escuchamos por primera vez entre amigos, pens¨¢bamos que eran extranjeros, por el nivel de sus producciones, en una l¨ªnea Electronic Body Music (EBM) cl¨¢sica pero con un tratamiento muy fresco, con un acercamiento menos punk y por momentos m¨¢s pop. Pronto nos enteramos de que eran espa?oles y flipamos¡±.
David G. Balasch: El principal problema de este fen¨®meno, en relaci¨®n a nuestros vecinos, es precisamente la falta de m¨²sica que ha trascendido. Nuestra m¨²sica era muy poco permeable y cero exportable, con excepciones: Spanic por ejemplo tuvieron algo de ¨¦xito en Holanda. Hubo muchos y muy prol¨ªficos productores ¨CNacho Division, Rafa Gisbert, Kike Jaen, DJ Sylvan¨C pero ninguno con trascendencia m¨¢s all¨¢ del espacio y tiempo. Podr¨ªa defender a Germ¨¢n Bou ¨Cel productor de Chimo Bayo, algunos de sus primeros discos son muy cotizados¨C y a Julio Nexus ¨CInterfront, Megabeat¨C pero parece poco bagaje para tanto ruido y no todo lo que hicieron me parece remarcable.
Templos de la Ruta para los feligreses de la m¨¢kina
Carlos Aimeur: ¡°Honestamente, no puedo hacer una comparativa con otras discotecas de Espa?a porque conoc¨ªa bien pocas. S¨®lo s¨¦ que cuando fuimos a Madrid un grupo de amigos, con 18 a?os, volvimos muy decepcionados. La m¨²sica que escuch¨¦ en ellas me parec¨ªa mediocre, t¨®pica y sin misterio. Un amigo madrile?o nos dijo que no perdi¨¦ramos el tiempo, que como en Valencia en ning¨²n sitio. Mis primos s¨ª fueron a Ibiza y me dec¨ªan que sus discotecas eran las ¨²nicas que se pod¨ªan comparar a las valencianas".
Luis Costa: ¡°Fueron varios los factores y todos coincidieron en un primer momento. Eran grandes espacios apartados de la urbe, unidos por una carretera comarcal de costa de apenas 30 Km., que debido a un vac¨ªo legal y una enorme laxitud en las licencias y permisos por parte del ayuntamiento, empezaron a abrir de after hours. Estamos hablando de principios y mediados de los a?os ochenta y en aquellos momentos no lo hac¨ªa ninguna discoteca en el mundo, que buenamente se sepa, por lo menos de forma legal. Ni siquiera en Ibiza".
David G. Balasch: ¡°Es conocido que los mejores a?os de la Ruta fueron los primeros: estamos hablando de la franja que va del 83-84 al 89-90. Mucha de la gente con la que he hablado coincide en que, junto a la avaricia de los empresarios, la entrada de la m¨²sica trance italiana, m¨¢s barata de importar que la inglesa o americana, hizo girar las tornas. Mientras predomin¨® el sonido afterpunk, Spook estaba poblado por gente vestida y maquillada de negro, hab¨ªa cultura fanzinera y se programaban conciertos a horas a veces estrafalarias (no era extra?o ver grupos tocar a las 6 o las 7 de la ma?ana). Actores, m¨²sicos, dise?adores o directores conocidos o muy conocidos iban a Spook a inspirarse y divertirse".
Carlos Aimeur: ¡°Un factor fundamental era obviamente la laxitud con los horarios. En Puzzle, por ejemplo, entrabas gratis hasta las dos de la madrugada. Si lo hac¨ªas, a esas horas no te encontrabas a nadie. La fiesta comenzaba realmente pasadas las tres y media, cuatro, hasta el punto que mucha gente lo que hac¨ªa era acostarse pronto y levantarse a las cinco de la madrugada para comenzar el domingo en una discoteca. Pod¨ªas empalmar una con otra. A ello hab¨ªa que unir la ausencia de controles policiales¡±.
Luis Costa: ¡°Barraca asumi¨® el riesgo y le sali¨® de primera, aunque no debi¨® de ser nada f¨¢cil al principio. Tambi¨¦n apost¨® por incluir performances, acciones teatrales en sus sesiones y desfiles de moda. Apostaban por llamativos flyers, que hasta aqu¨¦l momento, se reduc¨ªan a poco m¨¢s que folletos mal impresos para guiris. Todo eso atrajo un nuevo p¨²blico ¨¢vido de sensaciones fuertes y libertad; algo que Barraca les serv¨ªa en bandeja, lejos de la urbe, en medio de un buc¨®lico paisaje de arrozales. Un percal que eclosion¨® en una aut¨¦ntica locura festiva, cuando la discoteca empez¨® a abrir como after hours, a la que sigui¨® Chocolate, una nueva discoteca que abri¨® al poco muy cerca, tambi¨¦n como after. All¨ª empez¨® oficialmente la Ruta, con los fiesteros pululando de una a otra discoteca. A estas siguieron otras tantas m¨ªticas como Puzzle, Heaven, Spook, considerada por muchos como el culmen de la Ruta, NOD o A.C.T.V, por citar s¨®lo algunas de las principales. Y ya se arm¨®, con un circuito estable de salas que pod¨ªa completarse de jueves a lunes, o incluso hasta el martes. Y vuelta a empezar. Un fen¨®meno sociocultural sin precedentes, patrimonio de la subcultura juvenil espa?ola, que dif¨ªcilmente se volver¨¢ a reproducir¡±.
Historias para alucinar y no dormir
Carlos Aimeur: Un amigo vio llover en Puzzle, otra amiga descubri¨® que ten¨ªa siete dedos en la mano. Un tercero se subi¨® al cap¨® de su coche y se puso a bailar mientras amanec¨ªa. Recuerdo ver a una cincuentona vestida de rosa pasear su perrito por el parking de Puzzle, un caniche blanco, mientras le aleccionaba que no se comiera las pastillas del suelo. Asist¨ª a un par de despedidas de soltero que me inhabilitan para ser Concejal de Cultura de Madrid. Bromas aparte, las drogas estaban por todos lados, pero no creo que en mayor medida que hoy ni m¨¢s que en cualquier otro sitio. Eso s¨ª, hab¨ªa sitios que eran m¨¢s excesivos que otros.
Luis Costa: ¡°Hay cientos de p¨¢ginas y foros donde se recogen multitud de an¨¦cdotas de fiesteros de la Ruta que van de lo surrealista a lo s¨®rdido. Muchas de ellas asociadas a los momentos de ocio en los parkings de las discotecas. Pero hay una que tengo recogida entre mi documentaci¨®n, que, de ser cierta, refleja muy bien el nivel de desfase que se pudo vivir entonces. En un momento ya muy descontrolado y ciertamente devaluado de la Ruta, presumiblemente entre los a?os 1994 y 1996, cuenta un usuario de un foro que en determinada discoteca ¨Ccreo que en La Mas¨ªa, en Segorbe (Alto Palancia, Valencia)¨C se fue la luz a media sesi¨®n, y ante las ganas de fiesta del personal, alguien entr¨® su coche al interior, lo aparc¨® en medio de la pista de baile, y puso su equipo de m¨²sica a todo volumen para poder mantener los ¨¢nimos a tope, hasta que volvi¨® la luz. A saber".
David G. Balasch: "Viv¨ª tres a?os en Valencia. Durante ese tiempo llegu¨¦ a escuchar bastantes historias para no dormir: un tractor ardiendo en el parking de N.O.D. con gente bailando alrededor, un coche volcado en una cuneta con dos personas dentro que no sab¨ªan qu¨¦ hab¨ªa ocurrido y segu¨ªan a lo suyo".
Carlos Aimeur: ¡°La irrupci¨®n de la coca¨ªna tuvo un efecto destructivo: marc¨® un antes y un despu¨¦s. Lo describe muy bien Joan Oleaque en su ensayo En ¨¨xtasi. Mientras la mescalina divulg¨®, potenci¨® y difundi¨® una forma de ocio abierta y l¨²dica, y las anfetaminas otra m¨¢s intensa pero igualmente l¨²dica, la coca foment¨® comportamientos egoc¨¦ntricos, insomnes e hist¨¦ricos. Una vez que fui a Heaven con una prima francesa me pidi¨® salir a los pocos segundos asustada y las pocas veces que estuve en El Torero, un garito que abr¨ªa por las ma?anas y que estaba cerca de Spook, me sent¨ª bastante inc¨®modo. Eso ya fue pasado el 92, en plena decadencia. Con todo, en las discotecas no hab¨ªa m¨¢s droga o sexo que en cualquier fiesta de Nochevieja actual. Simple y llanamente nadie ocultaba qu¨¦ se hab¨ªa tomado o dejado de tomar, del mismo modo que estaba mal visto presumir de tomar drogas. El que quer¨ªa las tomaba y el que no, no¡±.
Luis Costa: ¡°En lo que todo el mundo parece coincidir, habi¨¦ndome llegado esto por fuentes muy directas, es en las escenas que se repet¨ªan en todas las discotecas, cuando se vieron obligadas a apagar la m¨²sica durante un breve lapso de tiempo, para limpiar y poder abrir de after¡ Las discotecas no estaban obligadas a sacar a la gente de su interior, s¨®lo a apagar la m¨²sica y abrir las luces, y mientras duraba esta operaci¨®n, los fiesteros improvisaban ritmos de percusi¨®n golpeando todo lo que pillaban a mano, paredes, columnas, taburetes, etc¨¦tera, mientras soltaban arengas fiesteras del tipo ¡°?Venga, venga! ?Dale, dale!¡±, y cosas as¨ª, a grito pelado¡±.
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