Los adjetivos deben venderse en las farmacias
Quien quite los adjetivos ganar¨¢ la batalla del sosiego.
?Ya han visto Spotlight la pel¨ªcula que cuenta c¨®mo los periodistas del Boston Globe destruyeron el silencio marcado por la Iglesia cat¨®lica sobre la mala conducta de los pederastas que hab¨ªa en su seno? No, no se preocupen, aqu¨ª no hallar¨¢n spoiler alguno, porque en realidad de lo que sucede en el importante filme s¨®lo vamos a revelar una palabra, la palabra adjetivo.
Resulta que el nuevo director del Boston Globe un importante peri¨®dico instalado en una sociedad dominada por el catolicismo, afronta dos hechos que marcan el principio de su trabajo al frente del rotativo: estamos en 2001, a punto de estallar la historia terrible del 11-S y ¨¦l llega a la ciudad para hacerse cargo del puesto; por casualidad lee en otro peri¨®dico la noticia de que la justicia afronta un (nuevo) caso de pederastia que implica (otra vez) a un cura. La historia es p¨²blica, real; y ya saben ustedes que despu¨¦s de esa investigaci¨®n hubo consecuencias grav¨ªsimas para la jerarqu¨ªa cat¨®lica; el revuelo internacional desatado por aquella investigaci¨®n salpic¨® al Vaticano, a la Iglesia espa?ola, a la irlandesa... todos los feudos ultracat¨®licos del mundo se sintieron concernidos, y a¨²n hoy, cuando ya de aquello han pasado varios ciclones, cualquier referencia a lo que sucede en ese ¨¢mbito (ahora, por ejemplo, con los maristas de Barcelona) trae a la memoria el esc¨¢ndalo de Boston
La pel¨ªcula es una buena lecci¨®n de periodismo, y por tanto de ciudadan¨ªa, pues sin esta este oficio que ejercemos es apenas nada. Periodista, dec¨ªa el legendario Eugenio Scalfari, es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente; y, como a?ad¨ªa por su cuenta en un memorable verso el poeta espa?ol Jos¨¦ Hierro, eso que le pasa a la gente hay que decirlo ¡°sin vuelo en el verso¡±. Es decir, sin adjetivo. Y ah¨ª est¨¢ la cuesti¨®n, en el adjetivo. El Libro de Estilo de este peri¨®dico nos advierte sobre el abuso del adjetivo, y el libro de estilo de la vida aconseja tambi¨¦n sobriedad en los calificativos. Es tan delicado el adjetivo que deber¨ªa venderse en farmacias.
Lo cierto es que nuestra sociedad (la de los tuits y los facebooks) se ha relajado y ha dejado que el adjetivo entre en la informaci¨®n hablada o escrita, se ha puesto en el centro de la conversaci¨®n y es cada d¨ªa m¨¢s pegajoso porque cada d¨ªa se siente como un elemento m¨¢s gratuito y nos da el confort de haber dicho del adversario o del que no nos gusta lo que nos da la gana sin que por ello debamos pasar demasiada pena.
Pues en esa estupenda pel¨ªcula hay un momento que los periodistas (y los ciudadanos en general) deber¨ªamos guardar como un ejemplo que avisa: el director corrige el extens¨ªsimo reportaje sobre la Iglesia cat¨®lica y sus pederastas bostonianos y se detiene un momento, aplica su l¨¢piz al texto, levanta la vista y le dice a los redactores: ¡°Aqu¨ª sobra este adjetivo¡±. Fue su ¨²nica correcci¨®n y era un adjetivo. Ahora hay tantos adjetivos en nuestra sociedad que poco a poco nos hemos vuelto incorregibles. Quien quite los adjetivos ganar¨¢ la batalla del sosiego.
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