Las cosas del comer
Se publica en espa?ol ¡®El arte de comer¡¯, un volumen que re¨²ne cinco de los principales libros de la gran cronista gastron¨®mica estadounidense M.F.K. Fisher.
Desde la ventana de la cocina de la se?ora Mary Frances Kennedy Fisher (1908-1992), en la soleada California (Estados Unidos), se puede ver el viejo y frondoso ¨¢rbol que preside el jard¨ªn de la casa y, m¨¢s all¨¢, a un gato jugueteando sobre el c¨¦sped. Este espacio, donde predomina el color blanco, se distingue por su limpieza y orden extremos (¡°lo m¨¢s importante en una cocina¡±). Aqu¨ª pasaba varias horas do?a Mary Frances preparando platos suculentos para las visitas que recib¨ªa con frecuencia. Adem¨¢s de ser una gran anfitriona, esta mujer de sonrisa amable y cejas finas se distingui¨® por su amplio conocimiento culinario y por ser la primera escritora contempor¨¢nea que se tom¨® muy en serio las cosas del comer, las mezcl¨® con los viajes, las emociones y los recuerdos personales y, en consecuencia, dej¨® textos exquisitos, publicados ahora en espa?ol por la editorial Debate.
El arte de comer re¨²ne cinco libros de la autora en los que los que hay historia, reflexiones, personajes, ingredientes, recetas y an¨¦cdotas, todo contado con ingenio y humor, sobre las principales aristas del mundillo gastron¨®mico. El primero de ellos (S¨ªrvase de inmediato) fue publicado en nuestra lengua por el editor Mario Muchnik en 1991 y s¨®lo algunos se dieron cuenta. Por eso la aparici¨®n de este volumen de cr¨®nicas magistrales cobra mayor importancia pues, a m¨¢s de dos d¨¦cadas de su muerte, la escritora trasciende con fuerza el ¨¢mbito anglosaj¨®n en pleno boom gastron¨®mico hispano.
Mary Frances Kennedy Fisher ten¨ªa ocho a?os cuando un compa?ero de clase le dio una chocolatina envuelta en papel aluminio. En ese momento, concluir¨ªa a?os despu¨¦s, conoci¨® ¡°la conexi¨®n casi vascular entre la comida y el enamoramiento.¡± Era hija de un periodista que dirig¨ªa un diario local, creci¨® en una casa rodeada de naranjos, a la que ella y su familia llamaban ¡°el rancho¡± y en la que hab¨ªa un pu?ado de libros considerables que le¨ªa con devoci¨®n. Ten¨ªa una t¨ªa (en realidad era una amiga de sus padres a la que ella llamaba t¨ªa) que era una excelente cocinera y a la que varias veces le echaba la mano en la preparaci¨®n de alg¨²n almuerzo. Ser¨ªan precisamente los libros y los pucheros los que delimitar¨ªan su destino.
Al casarse con su primer marido, Mary Frances se fue con ¨¦l a Francia. Ese viaje y esa estancia (tres a?os) afianzar¨ªan su gusto por la comida, la gente que come y la necesidad de escribir para comprender y divulgar la gastronom¨ªa. Al principio, sin embargo, su trabajo no fue tomado en serio. ¡°Durante muchos, muchos a?os, escritores y cr¨ªticos me despreciaron. Porque pensaban que lo que yo hac¨ªa era cualquier cosa, cosas de mujeres, bagatelas¡±, recordar¨ªa poco antes de morir.
En 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, la mujer que tambi¨¦n lleg¨® a escribir para los estudios de cine Paramount, public¨® C¨®mo cocinar un lobo, quiz¨¢ uno de los libros m¨¢s ¨²tiles en ese momento para las amas de casa (por la escasez de alimentos que se padec¨ªa), pues estaba plagado de consejos para tener una dieta equilibrada, hacer rendir los ingredientes, preparar los alimentos aunque hubiese apagones, cuidar animales dom¨¦sticos, mejorar el sue?o y combatir la tristeza con platos sencillos.
Luego vendr¨ªan otros libros (Mi yo gastron¨®mico, Un alfabeto para gourmets¡) y la prosa sabrosa (nunca mejor dicho) de la se?ora Kennedy Fisher se consolidar¨ªa en el gusto (nunca mejor dicho) de un p¨²blico muy variado. Al final, todos sus esfuerzos por educar la inteligencia del paladar ser¨ªan valorados por gente como la c¨¦lebre presentadora de televisi¨®n Julia Child, quien subray¨® que ¡°el ingenio y las apasionadas opiniones de M.F.K. Fisher acerca de la comida y de aquellos que la preparan, la consumen y opinan sobre ella son tan oportunas ahora como cuando las escribi¨®.¡±
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