Sese?a, orgullo del ladrillo
La ciudad fantasma de El Pocero, s¨ªmbolo de la burbuja inmobiliaria en Espa?a, cobra vida con el desembarco de miles de familias
Lo normal es haber pasado cerca de Sese?a por la autov¨ªa A-4 en la provincia de Toledo, al sur de Madrid, y pensar que qu¨¦ horror. Pero empieza a ser habitual conocer a alguien que vive all¨ª y que dice que est¨¢ fenomenal. Porque cada vez hay m¨¢s gente en la ciudad residencial El Qui?¨®n, llamada Francisco Hernando, el famoso Paco El Pocero. Hay pruebas definitivas: un quiosco que vende peri¨®dicos, una poderosa contratendencia, y uno de los colegios con m¨¢s alumnos de Castilla-La Mancha. M¨¢s de 800 de infantil y primaria. Ante la demanda, han tenido que poner clases en barracones prefabricados. Cuando abri¨® ten¨ªa menos de 100. Era 2008, justo cuando estall¨® la burbuja inmobiliaria y Sese?a se convirti¨® en el paradigma de la Espa?a surrealista del ladrillo.
Ir a Sese?a a escuchar las voces de dentro es un viaje extra?o. Al alba se va en direcci¨®n contraria a un atasco apocal¨ªptico. El paisaje es de pol¨ªgonos, oficinas de inspecci¨®n t¨¦cnica de veh¨ªculos (ITV), complejos para bodas y eventos, desguaces de excavadoras, anuncios gigantes de hamburguesas, f¨¢bricas de puertas, de pladur y un toro de Osborne. Se ven al fondo las moles de El Pocero, pero no hay ninguna indicaci¨®n, algo acorde a la teor¨ªa del no lugar, de los espacios impersonales contempor¨¢neos. Hay que saber el truco para entrar por una v¨ªa de servicio. Muchos no vivir¨ªan ni locos en este lugar, pero hay que dejar fuera los prejuicios: la gente aqu¨ª dice que es feliz.
No se ve a nadie, pero seg¨²n los ¨²ltimos datos municipales viven 6.411 personas. El doble que hace cuatro a?os. ?D¨®nde est¨¢n? Lo explica la estructura del lugar. La mayor¨ªa, en Madrid, trabajando, y adem¨¢s la gente entra y sale de casa directamente del garaje, sin pisar el exterior. Puedes estar solo en la calle pero rodeado de gente, invisible dentro de los bloques con piscina. El principal momento para comprobar que hay vida, y demostrarlo fotogr¨¢ficamente, es la entrada y salida del colegio: aparecen de forma m¨¢gica cientos de personas, estalla un gran bullicio y desaparecen en 15 minutos. Luego vuelve el silencio, como cuando pasa un tren.
Son todo parejas j¨®venes, la edad media es de 32 a?os. ¡°Por los ni?os¡± es una de las frases m¨¢s o¨ªdas cuando les preguntas por qu¨¦ decidieron venir aqu¨ª. Sigue una lista de comodidades: los pisos est¨¢n muy bien y a buen precio, est¨¢s a media hora de Madrid, piscina en verano, un gran parque con lago artificial, aceras grandes, un campo de f¨²tbol estupendo¡ La idea de felicidad es algo muy personal y este pa¨ªs se ha vuelto muy prosaico. Para ir al cine tienes que acercarte a un centro comercial de Pinto o Getafe. Pero es que ya ni en Aranjuez, con casi 60.000 habitantes, quedan cines.
Al contrario que en otros proyectos de la era del ladrillazo, quienes han trabajado en Sese?a dicen que Hernando no escatim¨® gastos ni materiales para que fuera de ¨®ptima factura. El Pocero levant¨® esto para hacer historia y, de hecho, es un fascinante objeto de estudio para periodistas o soci¨®logos. O arquitectos, como el hispanofranc¨¦s Alexandre Ratier, que vaga entre los edificios para hacer una tesis sobre el fen¨®meno Sese?a en la ?cole Sp¨¦ciale d¡¯Architecture de Par¨ªs. Ratier se sorprende de la calidad de construcci¨®n, con dise?os similares a zonas caras de Madrid, y cree que tiene algo de empresa ambiciosa: ¡°Uno no hace una chapuza y le pone al parque el nombre de su mujer¡±. Mar¨ªa Audena, el nombre que se lee en el p¨®rtico de entrada al parque como si fuera la Metro Goldwyn Mayer, es la esposa de Hernando, que tambi¨¦n coloc¨® en una rotonda una estatua de sus padres.
Cuando abri¨® el colegio hab¨ªa menos de 100 alumnos. Hoy son m¨¢s de 800 matriculados
¡°Una de las penas de Paco en la vida es que su padre no le haya visto triunfar. Lo perdi¨® cuando era joven¡±, comenta Alfredo Urdaci, el conocido periodista que entre 2009 y 2012 trabaj¨® para ¨¦l como asesor de comunicaci¨®n. ¡°Paco es hijo de una ¨¦poca en Espa?a, de hambre, donde sobreviven los m¨¢s echados para adelante. Su car¨¢cter es el que es y luego cultivaba esa imagen de iletrado, que es falsa. Alguien con quien era muy f¨¢cil meterse, un apestado entre los empresarios; te llamaba gente para quedar con ¨¦l pero en un sitio donde no les viera nadie. No sab¨ªa manejar la comunicaci¨®n y hab¨ªa entrado en un juego en el que iba a perder. Mi trabajo fue sacarle de los medios¡±, recuerda.
La expresi¨®n que se acu?¨® en aquella ¨¦poca, cuando Sese?a se convirti¨® en s¨ªmbolo de los engendros urban¨ªsticos, y que todos odian es ¡°ciudad fantasma¡±. Los vecinos culpan de ella a los periodistas y desconf¨ªan de ellos. Es dif¨ªcil empezar las conversaciones. Por ejemplo, en una inmobiliaria:
¨CEs un reportaje para desmitificar eso de que esto es una ciudad fantasma.
¨CPues si ha venido con esa idea, ya se la puede quitar.
Al explicarle lo que es desmitificar, dice que bueno. Es una de las agencias que se ven en varias calles y confirman que cada vez se venden m¨¢s pisos. Quienes llegaron primero, en 2007, pagaron hasta 250.000 euros por uno de m¨¢s de cien metros cuadrados. Fue el primer n¨²cleo de la urbanizaci¨®n, de 3.600 vecinos. Ahora se est¨¢n vendiendo a menos de 100.000 euros en la llamada segunda fase. Ha estado a?os bloqueada a falta de la licencia de ocupaci¨®n y por fin sali¨® a la venta en 2011, cuando los sacaron incluso a 50.000. Los bancos que se cobraron las deudas de El Pocero con pisos ¨CSantander, Popular, Caja del Mediterr¨¢neo y Novacaixa Galicia¨C no ve¨ªan la hora de quit¨¢rselos de encima. Esta segunda oleada, 2.300 viviendas, es la que ha revitalizado El Qui?¨®n.
No obstante, la segunda fase sigue teniendo un aspecto desolado, no hay ni una tienda. Est¨¢ alejada por descampados de la primera, donde ya tienen farmacia, carnicer¨ªa, bares, veterinarios, peluquer¨ªa, tienda de m¨®viles. Hay incluso una diminuta iglesia en un bajo. ¡°Esto es tierra de misi¨®n¡±, describe el cura, Miguel ?ngel G¨®mez, de 40 a?os. El domingo va a misa un centenar de personas. En un a?o ha tenido 60 bautizos y una boda. Cuenta que el principal problema de sus fieles es el paro. En unas casetas prefabricadas cercanas, una asociaci¨®n de vecinos imparte clases de zumba y baile moderno.
¡°Tranquilidad¡± es otra palabra recurrente. Es verdad, yendo por all¨ª durante una semana te come la soledad. Cuando anochece solo se mueve la fuente de luces de colores. Dicen que se anima en verano y el fin de semana a la hora del aperitivo, aunque en febrero, con el fr¨ªo, no cambia mucho. El due?o del bar Triana, Andr¨¦s Agudo, corrobora: ¡°Empec¨¦ hace dos a?os con un local de 80 metros cuadrados. A los dos meses se me quedaba peque?o. Este es de 200 metros y trabajamos nueve personas. Los fines de semana se llena¡±.
¡°Esto es tierra de misi¨®n¡±, dice el cura de una diminuta iglesia en un bajo
En el bar de una familia china se ve un cartel de un tal Fernando: ¡°Busco personas a las que les guste jugar al ajedrez¡±. El se?or Fernando, de 75 a?os, comenta al tel¨¦fono que el cartel lleva ah¨ª cuatro a?os y alguno llama. Los mejores, los cubanos. ¡°El problema es que juegas una vez y luego se van, hay mucha movilidad, mucha gente de alquiler¡±, explica. ?l es de Madrid de toda la vida y, tras comprar aqu¨ª, tuvo el piso vac¨ªo tres a?os. ¡°Al final nos vinimos aunque no me apetec¨ªa, pero te adaptas, y ahora estoy muy a gusto¡±.
Angel P¨¦rez, de 33 a?os, ha comprado hace poco un piso de cien metros cuadrados por 90.000 euros. Donde viv¨ªa, en Aranjuez, uno parecido cuesta m¨ªnimo 130.000. ¡°Para m¨ª en otro sitio habr¨ªa sido imposible¡±, resume. Lo imposible que aqu¨ª es posible sigue siendo la mejor raz¨®n para ir a Sese?a. Para comprar el pan, ?ngel debe atravesar un p¨¢ramo de pel¨ªcula de extrarradio de Pasolini, pero est¨¢ contento. En los bajos de su edificio abrieron hace un a?o una oficina municipal. Han pasado ya m¨¢s de 5.000 personas, sobre todo para saber c¨®mo empadronarse. ¡°Si esto hubiera nacido al norte de Madrid, nadie hubiera dicho nada, pero como fue al sur¡¡±, dice un empleado, que ve prejuicios clasistas en la pol¨¦mica que rode¨® a Sese?a.
Esa segunda fase, lista para vivir desde 2008, pero deshabitada hasta 2011, fue la que cre¨® el estigma de la ciudad fantasma. Los vecinos acusan a las teles de ir solo a esa parte a grabar sus im¨¢genes. Vienen de entonces ideas como que all¨ª no hay agua, pues el Ayuntamiento, gobernado en aquella ¨¦poca por Izquierda Unida (IU), neg¨® con ese argumento las nuevas licencias. ¡°Siempre tengo que decir que claro que tenemos agua y luz, como personas normales, no s¨¦ qu¨¦ se cree la gente¡±, dice Virginia Dom¨ªnguez. Compr¨® de las primeras, en 2007, sobre plano. ¡°Cuando esto empez¨® a ser noticia y dec¨ªan que no daban las licencias, lloraba porque pensaba que me iba a quedar sin casa¡±, recuerda. Luego ha sido feliz, con dos hijos de 11 y 15 a?os. Se queja de que los periodistas, cuando la han entrevistado, solo quer¨ªan que hablara mal de Sese?a. Mar¨ªa Celada, de 36 a?os, que se vino desde el centro de Madrid, nota las caras raras de la gente cuando dice que reside aqu¨ª: ¡°Tengo que dar explicaciones. Pero seguramente vivo con m¨¢s lujos que ellos¡±.
As¨ª funcionan los hechos consumados, son irreversibles. Construyes y la gente acude tarde o temprano. ¡°Los vecinos son terceros de buena fe¡±, en definici¨®n jur¨ªdica del actual alcalde, Carlos Vel¨¢zquez, del Partido Popular (PP). Lleg¨® en 2011 al Ayuntamiento y fue quien cerr¨® entonces un acuerdo con El Pocero para dar v¨ªa libre a las licencias de ocupaci¨®n pendientes. ¡°Hab¨ªa que desbloquear la situaci¨®n, mirar hacia delante; es lo que quer¨ªan los vecinos¡±, resume en su despacho. Se busc¨® una v¨ªa de suministro de agua y Hernando pag¨® 6,7 millones de euros que deb¨ªa al municipio.
Por fin el Ayuntamiento ¡°recepcion¨®¡± la urbanizaci¨®n, as¨ª dicen aqu¨ª. Es decir, el n¨²cleo de toda la vida de Sese?a, a cinco kil¨®metros, acept¨® incorporarlos al municipio y prestarles servicios. Hasta entonces viv¨ªan en un limbo legal, no solo en medio de la nada. Eso, los servicios, son ahora los problemas reales de la gente. Se ve¨ªan venir: falta un acceso a la autov¨ªa, pues ahora es poco m¨¢s que un camino asfaltado; un ambulatorio, otro colegio, una guarder¨ªa, un cajero, mejores conexiones de autob¨²s con Madrid¡ ¡°Esto no est¨¢ mal hecho, en Espa?a se construye bien, pero es un arquetipo del desarrollo urbano espa?ol sin sentido de las ¨²ltimas d¨¦cadas¡±, explica Ratier. ¡°Hist¨®ricamente las poblaciones nac¨ªan cerca del agua, de un recurso valioso, por una actividad o por su posici¨®n geogr¨¢fica. Pero esto es solo porque el suelo no vale nada y construir es rentable. No se genera riqueza, depende del capital de los que viven aqu¨ª, que van a buscar dinero a Madrid y lo traen. Es un modelo revolucionario para Espa?a. Ser¨¢ muy interesante analizar c¨®mo evoluciona, porque ir¨¢ afrontando nuevos problemas que no han hecho m¨¢s que empezar¡±.
Hablando con los vecinos les notas la esperanza de que esto sea cada vez mejor, una fuerte implicaci¨®n en la comunidad, un orgullo de fondo. Son como colonos de las pel¨ªcu?las del Oeste. Antonio Mart¨ªn, funcionario de 47 a?os con tres hijos, lleg¨® en 2012 y ya ha presentado denuncias para intentar que algo se mueva. ¡°Estamos bien, pero hay demasiadas cosas que no funcionan¡±, explica. Ha llevado cuatro veces al peque?o al hospital de Aranjuez, a 20 kil¨®metros, y le han mandado la factura, porque en teor¨ªa les toca ir al de Toledo, que est¨¢ a 50.
Luego depende con qu¨¦ compares y de d¨®nde vengas. Si para gente de zonas masificadas del sur de Madrid esto ya es much¨ªsimo mejor, qu¨¦ ser¨¢ para Bo Zhang, una mujer de 45 a?os, y Chang Zhang, el cajero, que llevan el supermercado Dia. Si vienes del centro remoto de China, quiz¨¢ Sese?a es Hollywood. ¡°Llevo en Espa?a desde 2002, he vivido en muchos sitios y aqu¨ª estoy contenta¡±, dice ella. Tambi¨¦n una de sus empleadas, Ligia Avelar, portuguesa y con dos hijos, est¨¢ encantada. Reside aqu¨ª desde el principio, 2007. Eran nueve en su edificio y ahora est¨¢ lleno: espa?oles, ecuatorianos, peruanos, marroqu¨ªes, polacos, ucranianos y rusos. ¡°Eso es muy bueno para los ni?os, que crezcan juntos con todas las razas¡±, explica. La salida de clase, es cierto, es una alegre mezcla de culturas. Un ni?o de 11 a?os entra a hacer la compra. Va solo, aqu¨ª no hay peligro. Explica que de mayor va a ser polic¨ªa:
¨C?Ah, s¨ª?, y ?por qu¨¦?
¨CFalta justicia. Y est¨¢ el tema del yihadismo.
Resopla con preocupaci¨®n. Pero los ni?os de Sese?a son felices, est¨¢n orgullosos de su pueblo. Menos mal, porque sus padres vinieron por ellos.
Sese?a, con su tormentosa g¨¦nesis, sale adelante y en esta historia hay un perdedor, el anterior alcalde, Manuel Fuentes, de IU. Se enfrent¨® a El Pocero, fren¨® la urbanizaci¨®n y lo que consigui¨® fue que en las elecciones de 2011 le votaran solo 38 personas. Lo explica as¨ª: ¡°Hicimos todo lo contrario de los alcaldes corruptos de aquellos a?os, en plena ¨¦poca del ladrillo defendimos la legalidad y el inter¨¦s general, pero los ciudadanos se pusieron en nuestra contra. ?Qu¨¦ vas a hacer? Los problemas de ahora son el resultado¡±. Cuenta que en su primera reuni¨®n El Pocero le dijo: ¡°P¨ªdeme lo que quieras¡±. ¡°No, lo que voy a pedir es para el pueblo¡±, replic¨®. Es c¨¦lebre, seg¨²n su relato, que el constructor le grit¨® que era gilipollas por ser el ¨²nico alcalde honesto de Espa?a.
El Pocero sigue siendo el agente urbanizador: A¨²n debe hacer aqu¨ª obras pendientes
En El Qui?¨®n, en cambio, casi nadie habla bien del exalcalde, pintado como un cabezota o alguien que quer¨ªa un escaparate pol¨ªtico. Y, la verdad, nadie habla mal de El Pocero. Los vecinos ventilan la historia como l¨ªos que les superan de leyes y politiqueo, que no entienden y ya no importan. La buena fe a veces no tiene buena informaci¨®n. Escuch¨¢ndolos, uno ya no sabe si Hernando era un mafioso o un santo. Su biograf¨ªa, ya conocida, es la de una infancia de miseria absoluta, sin estudios, hasta construir su primer bloque de pisos en Vallecas con 20 a?os y conseguir un yate.
Tuvo amigos importantes, como Jos¨¦ Bono, presidente de Castilla-La Mancha hasta 2004, y un cura jesuita, el padre Ces¨¢reo, al que luego dedic¨® una calle, le cedi¨® unos terrenos en Sese?a a mediados de los noventa. Estaba en quiebra, tras salir escaldado de Villaviciosa de Od¨®n, y empez¨® con 12 chal¨¦s. Luego 800. Despu¨¦s tuvo la visi¨®n de la gran ciudad en el desierto, 13.000 viviendas. En torno al nacimiento de El Qui?¨®n hay un asunto turbio, a la espera de un juicio que comenzar¨¢ este a?o, aunque la investigaci¨®n no ha implicado a El Pocero: el alcalde que la aprob¨® en 2003, el socialista Jos¨¦ Luis Mart¨ªn, cuyo patrimonio ascend¨ªa a un taxi, ingres¨® 2,4 millones de euros justo en esas fechas. Explic¨® que le hab¨ªa tocado la loter¨ªa.
Al final la ciudad se hizo y Eduardo Zaplana, ministro de Trabajo, concedi¨® a Hernando la Medalla al M¨¦rito en el Trabajo en 2004. Aunque ahora figura en el n¨²mero siete de la lista de grandes morosos de Hacienda. Su empresa ONDE 2000 debe 86,1 millones. Fracas¨® en su intento de meterse en proyectos en Guinea y Arabia Saud¨ª, lleva a?os desaparecido de la vida p¨²blica y no da entrevistas, pero lo cierto es que sigue siendo el agente urbanizador de la zona: a¨²n tiene que hacer obras pendientes, algunas peliagudas, como desviar la l¨ªnea de alta tensi¨®n que pasa de forma ilegal al lado de los edificios. Es un gran embrollo legal por desentra?ar. Y quedan edificios fantasma. Nada m¨¢s llegar, te recibe uno colosal de siete plantas con una fachada de 34 ventanas de largo y todas cerradas.
Cap¨ªtulo aparte, porque no es culpa de El Pocero, es la famosa monta?a de neum¨¢ticos, una ladera negra que domina la vista. Un vertedero ilegal nacido en 1999 y cerrado en 2009. Se acumularon 100.000 toneladas de ruedas y, seg¨²n el Ayuntamiento, quedan 80.000 tras retirar una parte. Es uno de los muchos quebraderos de cabeza del alcalde, Carlos Vel¨¢zquez, que asegura que en tres a?os estar¨¢ limpio. Pero nadie habla de los neum¨¢ticos. En Sese?a hay una especie de punto ciego, una parte que la gente no ve. Igual que no se plantean mucho de d¨®nde viene esto, en decenas de conversaciones con vecinos nadie menciona nunca, ni como mal menor, que a lo mejor es un poco feo. ¡°?Feo? Para nada¡±, responden con incredulidad. No les deprime, no les da baj¨®n pasear al perro en estos descampados solitarios moteados de bolsas de pl¨¢stico. Se aferran a lo material, a lo pr¨¢ctico, a lo que se pueden permitir, a lo suyo. Y lo cierto es que Valdemoro, que est¨¢ a cinco minutos, es peor. Sese?a no es una excepci¨®n, ya es normal.
¡°El leitmotiv de la vida de Paco no es el dinero, yo le he visto despreciarlo, es el af¨¢n de reconocimiento. El decir: ¡®Yo no era nada, estaba destinado a ser un muerto de hambre, a comer de los vertederos de Tetu¨¢n. He salido de eso y he hecho una ciudad¡±, reflexiona Urdaci. La idea esencial de Sese?a era edificar pisos de lujo para obreros. Como de clase alta para clase m¨¢s baja. Siempre hay demanda para eso, otros con un sue?o parecido al suyo. Urdaci est¨¢ convencido de que El Pocero quiere terminar de construir Sese?a, la otra mitad que se qued¨® a medio hacer. Para cumplir su sue?o, solo espera que despierte el mercado inmobiliario.
elpaissemanal@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.