Ciudades: causa y soluci¨®n de los problemas de la vida
Las urbes son escenarios imprescindibles para lograr eficiencia energ¨¦tica, luchar contra el cambio clim¨¢tico, conseguir igualdad de g¨¦nero y oportunidades, as¨ª como el bienestar de la mayor¨ªa
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De las ciudades se podr¨ªa decir algo parecido a lo que proclamaba Homer Simpson del alcohol: son causa y soluci¨®n de buena parte de los problemas de la vida. Protagonistas de conflictos, inequidades, inseguridad, contaminaci¨®n, masificaciones, colapsos, miseria¡ las urbes son escenarios imprescindibles para lograr eficiencia energ¨¦tica, luchar contra el cambio clim¨¢tico, conseguir igualdad de g¨¦nero y oportunidades, y alcanzar el bienestar de la mayor¨ªa de los ciudadanos del mundo. Porque m¨¢s de la mitad de la humanidad ya vive en estos entornos y la proporci¨®n seguir¨¢ subiendo hasta m¨¢s de un 65% en 2030. Que crezcan de forma sostenible es uno de los principales retos del planeta, algo que involucra a todos los actores sociales: desde organismos internacionales, hasta peque?os Ayuntamientos; desde empresas punteras hasta comercios de barrio; desde presidentes de gobiernos hasta jubilados, trabajadores, j¨®venes y ni?os.
Hay quien dice que una ciudad, como concepto, no puede ser sostenible, que la m¨¢xima aspiraci¨®n es que no sean demasiado insostenibles, dado el estr¨¦s al que someten al entorno donde se encuentran. El debate sem¨¢ntico es lo de menos, porque siendo realistas no existe otra opci¨®n distinta del desarrollo urbano. Son decenas de factores los que intervienen en que sea respetuoso ¡ªo lo m¨¢s posible¡ª con el medio ambiente. Teniendo en cuenta que ellas producen el 80% de los gases de efecto invernadero, que algunas se han convertido en lugares irrespirables por la poluci¨®n, solucionar el abastecimiento de energ¨ªa y hacerlo de la forma m¨¢s limpia posible se antoja como una de las prioridades. Pero no es ni mucho menos un asunto aislado: involucra de forma directa a los sistemas de movilidad, que a su vez dependen del dise?o de las ciudades, que se configura en funci¨®n de la disposici¨®n de sus viviendas, algo supeditado a las leyes urban¨ªsticas, que est¨¢n influidas por las empresas y dictadas por los gobiernos, que para ser leg¨ªtimos tienen que apoyarse en una sociedad justa y participativa. La urbe es un tremendo poliedro cuya construcci¨®n y crecimiento hay que abordar de forma global.
Y en el fondo de todo, aunque pueda no parecerlo de forma evidente, est¨¢n las tremendas inequidades que sufren los seres urbanos. Sin solucionar este problema no habr¨¢ crecimiento sostenible, seg¨²n explican los expertos consultados. As¨ª lo piensa, por ejemplo, Carlos Moreno, especialista en inteligencia urbana: ¡°El entorno sustentable comienza con la capacidad de ciudadan¨ªa para cerrar sus brechas ofreciendo vivienda digna, educaci¨®n y cultura accesible al m¨¢ximo n¨²mero de personas. Cuando tienes ciudades de millones de habitantes donde la mitad sobrevive con menos de dos d¨®lares al d¨ªa, necesariamente encuentras comportamientos en contra de un desarrollo sustentable¡±.
M¨¢s de la mitad de la humanidad ya vive en estos entornos y la proporci¨®n seguir¨¢ subiendo hasta m¨¢s de un 65% en 2030
El m¨¢s claro ejemplo de este crecimiento urbano insostenible por culpa de la desigualdad y la pobreza es el de los poblados chabolistas o slums que se extienden alrededor de pr¨¢cticamente cualquier gran urbe de un pa¨ªs en desarrollo. Seg¨²n los ¨²ltimos datos de ONU-H¨¢bitat, el programa de las Naciones Unidas para los asentamientos humanos, en 2013, m¨¢s de 860 millones de personas viv¨ªan en este tipo de suburbios, en comparaci¨®n con 725 millones en 2000. Esto quiere decir que en lugar de hacer ciudades cada vez m¨¢s sostenible, caminamos en el sentido contrario.
El mayor n¨²mero de personas viviendo en asentamientos precarios se concentran en ?frica subsahariana (199,5 millones), seguida por Asia meridional (190,7 millones), Asia oriental (189,6 millones), Latinoam¨¦rica y el Caribe (110,7 millones), Asia suroriental (88,9 millones), Asia occidental (35 millones) y, finalmente, el norte de ?frica (11,8 millones). Son lugares adonde van llegando las clases m¨¢s bajas de las ciudades, los emigrados de las zonas rurales que llegan sin nada y los inmigrantes de otros pa¨ªses que buscan formas de ganarse la vida en entornos supuestamente m¨¢s halag¨¹e?os. Son barrios infectos que generan problemas de salud entre sus habitantes, que usan aguas sucias y contribuyen a contaminar la que est¨¢ a su alrededor por la carencia de sistemas de saneamiento adecuados, que nacen y crecen alimentados por la econom¨ªa informal, al margen de leyes urban¨ªsticas y de seguridad ciudadana.
¡°Hablar de sostenibilidad en estos contextos son palabras mayores, hay que comenzar por la inclusi¨®n, porque antes de eso es muy dif¨ªcil hacer comprender a nadie que no debe desperdiciar agua o las bolsas de pl¨¢stico. En estas ciudades comprendes que todo va unido: sostenibilidad social, cultural y urbana¡±, reflexiona Moreno.
Ocurre que la inclusi¨®n, derribar las tremendas desigualdades que favorecen estas miserias, no tiene una receta sencilla. La palabra en boca de muchos planificadores urbanos para lograrla es gobernanza. En opini¨®n de Antoni Guti¨¦rrez-Rub¨ª, asesor pol¨ªtico e impulsor de la iniciativa Apps4citizens, ¡°una ciudad sostenible es una ciudad gobernable¡±. ¡°Si se piensa en el inter¨¦s com¨²n, general, solo es posible con una cogesti¨®n p¨²blico-privada que incluya a personas e instituciones. Cuando no hay instrumentos de gobierno y lo p¨²blico es incapaz de controlar el desarrollo, no hay sosteniblilidad¡±, a?ade. Guti¨¦rrez-Rub¨ª pone el acento en la responsabilidad de los mandatarios, pero tambi¨¦n de los vecinos: ¡°En un espacio urbano en el que act¨²an tantos actores, todo lo que haces va m¨¢s all¨¢ de tu propia acci¨®n: caminar, fabricar, conducir, tiene una consecuencia adicional en el conjunto. Los actos individuales influyen en el devenir colectivo. Si no introduces esa variable, de que todo tiene consecuencias en el entorno, y por lo tanto tiene que ser responsable, es imposible que sea sostenible¡±.
De c¨®mo crezcan las ciudades depender¨¢ en buena medida la sostenibilidad del planeta. Para el a?o 2030, cerca de 3.000 millones de personas necesitar¨¢n tener acceso a viviendas
Convertir el caos en gobernanza no es sencillo, pero s¨ª posible. El ejemplo al que todo el mundo mira es Medell¨ªn, que pas¨® de estar hace no muchos a?os regida por la ley de los narcos, caracterizada como uno de los lugares m¨¢s peligrosos del mundo, a poner en marcha toda una serie de buenas pr¨¢cticas que la hicieron merecedora del premio a la ciudad m¨¢s innovadora del mundo en el a?o 2013. Y el galard¨®n no se debe a la implementaci¨®n de complejos sistemas tecnol¨®gicos, sino a la capacidad de recuperar el entorno urbano para sus vecinos.
Jorge P¨¦rez Jaramillo, el urbanista que asesor¨® al Gobierno de Medell¨ªn en ese cambio, abunda en la idea de que m¨¢s all¨¢ de las medidas concretas que se tomaron, como la mejora del transporte p¨²blico o las famosas escaleras mec¨¢nicas que conectaron la Comuna de San Javier ¡ªuna de las tradicionalmente m¨¢s humildes¡ª con el resto de la ciudad, la clave es la corresponsabilidad de todos. Despu¨¦s de una ¨¦poca de violencia extrema, las ganas de cambio eran tambi¨¦n extraordinarias. La municipalidad supo aprovechar este estado de ¨¢nimo y cre¨® grupos de discusi¨®n en cada barrio para debatir e implementar las mejoras. ¡°Sin la involucraci¨®n vecinal, la transformaci¨®n habr¨ªa sido imposible¡±, reflexiona Jaramillo, quien cree que sin corresponsabilidad de todos no puede haber un desarrollo urbano sostenible y con equidad. Desde un punto de vista m¨¢s t¨¦cnico, el uso y atributo del suelo es, en su opini¨®n, otra pieza fundamental: ¡°Bienvenido sea el desarrollo inmobiliario, pero con conciencia de que el asunto de la sostenibilidad no es opcional ni de segundo orden. Dilapidar el atributo del territorio es mal negocio econ¨®mico incluso. Si capitalizas r¨ªos, monta?as, recursos naturales tambi¨¦n tienes recursos naturales m¨¢s competitivos¡±.
De c¨®mo crezcan las urbes depender¨¢ en buena medida el futuro del planeta. Seg¨²n ONU-H¨¢bitat, para el a?o 2030, cerca de 3.000 millones de personas ¡ªo el 40% de la poblaci¨®n del mundo¡ª necesitar¨¢n tener acceso a viviendas, infraestructura b¨¢sica y a otros servicios tales como sistemas de acueducto y saneamiento. ¡°Estas cifras pueden traducirse en la necesidad de construir 96.150 viviendas diarias en suelos con servicios y licencias pertinentes a partir de este momento y hasta el 2030¡±, reza un documento del programa de Naciones Unidas. La apuesta del organismo es el crecimiento vertical y concentrado, todo lo contrario de lo que sucede en los asentamientos informales: ¡°Las ciudades que crecen en sentido horizontal no son sostenibles a largo plazo debido a externalidades negativas, como congesti¨®n, problemas de infraestructura, contaminaci¨®n y desagregaci¨®n social, y en ellas es cada vez m¨¢s dif¨ªcil administrar el constante aumento de la poblaci¨®n urbana¡±. Este tipo de asentamientos favorece la presi¨®n sobre los recursos naturales y pone palos en las ruedas al desarrollo de una movilidad eficiente. ONU-H¨¢bitat fomenta la rehabilitaci¨®n de ¨¢reas, el dise?o de nuevas zonas con densidades m¨¢s altas, la reconstrucci¨®n de suelo que fue utilizado antes para fines industriales, la conversi¨®n de edificios y el desarrollo orientado a maximizar el uso del transporte. ¡°Un espacio p¨²blico bien dise?ado no solo contribuye a mejorar el aspecto en general, sino que adem¨¢s revitaliza las actividades econ¨®micas y favorece la funcionalidad de una ciudad. Los barrios con densidades altas con espacios p¨²blicos, infraestructura y servicios de transporte adecuados motivan pasear, desplazarse en bicicleta y otras formas de movilidad no motorizadas y respetuosas con el medio ambiente¡±, prosigue el documento.
En 2013, m¨¢s de 860 millones de personas viv¨ªan en este tipo de suburbios, en comparaci¨®n con 725 millones en 2000
El camino para llegar a este objetivo no es ¨²nico. Jaramillo siempre repite que no hay una ¡°f¨®rmula Medell¨ªn¡±, sino que cada lugar, en funci¨®n de sus necesidades, debe articular sus propias medidas. Pone como ejemplo a Bilbao, con unas caracter¨ªsticas de partida muy diferentes, pero con patrones comunes: una profunda crisis econ¨®mica y social, conflictos y tensiones con el terrorismo. ¡°Cuando uno mira el declive y despu¨¦s ve su resurgir encuentra claves similares: acuerdos colectivos, planeaci¨®n estrat¨¦gica, aprovechamiento de infraestructuras, desarrollo urbano, una plataforma para nueva econom¨ªa y servicios¡±.
Carlos Moreno coincide con esta visi¨®n de que no hay modelos, sino iniciativas. ¡°No existe ni la ciudad milagro ni la revoluci¨®n urbana al estilo de la bolchevique. Lo que necesitamos hoy en d¨ªa son apuestas urbanas ejemplares¡±, apostilla. En su opini¨®n, hay algunos grandes aspectos que siempre hay que abordar. El primero ser¨ªa el de las medidas de h¨¢bitat social, es decir, viviendas dignas a bajo precio para personas desfavorecidas. ¡°El alojamiento debe ser un elemento de inclusi¨®n social dentro de la ciudad, conllevar en s¨ª mismo una serie de medidas que aseguren a los vecinos una presencia social en el entorno urbano¡±, expone. En segundo lugar, la restituci¨®n del mundo peatonal: restringir al m¨¢ximo los veh¨ªculos, recrear espacios de vida, de cultura. Otra apuesta importante es la propiciar la agricultura urbana. Una de las soluciones puede ser usar las azoteas como huertos. Se estima que con este fin se podr¨ªa aprovechar un 30% de los espacios urbanos. Moreno tambi¨¦n cree crucial la potenciaci¨®n de una democracia participativa: proyectos financiados por el Ayuntamiento por voto popular a trav¨¦s de una parte del presupuesto que involucre a los habitantes. Potenciar la integraci¨®n de los extranjeros, habilitar espacios de coworking, reconstituir el ecosistema acu¨¢tico, construir una identidad cultural a trav¨¦s de concursos, de fotograf¨ªa, de m¨²sica, con lugares de expresi¨®n ciudadana, arte callejero, ser¨ªan otras de las iniciativas clave para este experto.
Todo ello sin olvidar la introducci¨®n de las energ¨ªas renovables en las ciudades, que aunque solo ocupan un 2% de la superficie del planeta consumen el 75% de la energ¨ªa global primaria. Son, a la vez, importantes contribuyentes y afectadas por el cambio clim¨¢tico. Y aqu¨ª se introduce otro concepto en boca de todos los urbanistas preocupados por el desarrollo: la resiliencia. Se trata de que el crecimiento conjugue la capacidad para hacer frente a los fen¨®menos adversos. Por poner un ejemplo, el 80% de las urbes m¨¢s grandes del mundo son vulnerables a los fuertes efectos de los terremotos y el 60% corren riesgo de padecer tsunamis. La cantidad de personas afectadas por cat¨¢strofes desde 1992 llega a 4.400 millones de personas (equivalente a 64% de la poblaci¨®n mundial), y el da?o econ¨®mico es de unos dos billones de d¨®lares, seg¨²n la ONU.
Todas estas magnitudes dan una idea de lo que el mundo se juega en la construcci¨®n y mantenimiento de sus ciudades, que pueden darnos, pero tambi¨¦n ahorrarnos, much¨ªsimos problemas en el futuro.
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