Estrellas fugaces de Hollywood
Adrien Brody, Roberto Benigni, Halle Berry y Ren¨¦e Zellweger son solo algunos de los actores que vieron c¨®mo sus carreras se estancaban tras ganar un Oscar
Cuando Humphrey Bogart coincid¨ªa con alg¨²n ganador de un Oscar, jam¨¢s le felicitaba. En lugar de eso, esperaba a que se apagasen los aplausos y las alabanzas, y le susurraba con discreci¨®n: "Nunca trates de conseguir el segundo. Es la ¨²nica forma de sobrevivir". ?l nunca logr¨® una segunda estatuilla despu¨¦s de La Reina de ?frica (1952), pero prolong¨® su estela cinco a?os m¨¢s sin que el ¨¦xito le devorase. Sab¨ªa, porque lo hab¨ªa visto, que de la cumbre al suelo hay un solo paso, y una vez se desciende la escalinata de los premiados uno ya est¨¢ abajo. Y all¨ª no siempre hay trabajo.
Hoy, igual que entonces, ser portador de un Oscar no es garant¨ªa de nada. Que el galard¨®n relanza la carrera de actores y actrices es solo una verdad a medias, la cara m¨¢s dulce de Hollywood. En el reverso se van depositando las trayectorias truncadas de muchos int¨¦rpretes, naufragados en las promesas de todo lo que les auguraba el premio pero jam¨¢s lleg¨®.
"?D¨®nde est¨¢ Roberto Benigni?" se preguntan muchos en Hollywood. Su arrebato de locura cuando en 1999 gan¨® el Oscar por La vida es bella se recuerda como un espejismo. Parec¨ªa que el cineasta italiano cog¨ªa por fin el tren de la taquilla norteamericana, pero nada m¨¢s lejos de la realidad. La belleza de la vida se esfum¨® y pas¨® a convertirse en una sucesi¨®n de descalabros comerciales que desemboc¨® en el peor lugar posible: nominado a un premio Razzie por su pel¨ªcula Pinocho.
Pero en la industria ya se sabe que los Razzie y los Oscars son vasos comunicantes. Uno puede pasar de izar la estatuilla dorada por Monster's Ball, y poco despu¨¦s verse como la reina de lo peor del a?o, como le sucedi¨® a Halle Berry. Aunque lo asumi¨® con iron¨ªa y acudi¨® a la gala a recoger su infausto reconocimiento por Catwoman, lo cierto es que su carrera jam¨¢s se recuper¨® y sus ¨²ltimas interpretaciones cinematogr¨¢ficas han sido fiascos rotundos. Algo que muchos achacan a una especie de maldici¨®n, que la actriz contagi¨® al actor Adrien Brody cuando la bes¨® en el escenario al coronarse como mejor actor por El Pianista. Fue uno de los actores m¨¢s j¨®venes en llevarse la estatuilla, y tambi¨¦n uno de los que m¨¢s r¨¢pido trastabill¨® el paso de su trayectoria para ser un habitual de los Razzie. De trabajar con Roman Polanski pas¨® a coprotagonizar cintas con Lindsay Lohan y los peque?os roles en pel¨ªculas de m¨¢s renombre no consiguen sacarle a flote. "Mi carrera no ha sido como yo esperaba" reconoci¨® en una entrevista hace unos a?os, en la que evidenciaba que la f¨¢brica de sue?os tambi¨¦n tiene su cuota pesadillesca.
Premios que nadie recuerda
Algo que pocos actores aceptan reconocer, al menos p¨²blicamente. En parte, porque eso les obliga a refrescarle la memoria al respetable, recordando que ellos un d¨ªa ganaron un Oscar, aunque todos lo hayan olvidado.
Esto le sucede a Cuba Gooding Jr., el actor de Pap¨¢ Canguro y Boat Trip: este barco es un peligro, al que cuesta rememorar como aquel flamante mejor actor de reparto por Jerry Maguire que le preguntaba a Tom Cruise d¨®nde estaba su dinero. "?D¨®nde est¨¢ mi brillante trayectoria?" se pregunta ahora, mientras trata de redimirse en la televisi¨®n.
Lo cierto es que el punto de inflexi¨®n que supone un premio Oscar, comporta una carga explosiva dif¨ªcil de determinar. A veces revaloriza al laureado, que contin¨²a recibiendo guiones y flashes, manteniendo una l¨ªnea de pel¨ªculas de calidad. A otros el ¨¦xito les provoca una peor digesti¨®n, con cambios de rumbo de los que desastran carreras.
Si no, atiendan a las trayectorias posteriores al Oscar de Hilary Swank, Kim Basinger, Geena Davis, Helen Hunt, Timothy Hutton, Mira Sorvino o R¨¦ene Zellweger. ?Qu¨¦ fue de ellos? O bien besaron a Adrien Brody o desoyeron la voz de la experiencia de Humphrey Bogart.
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