Hay margen para la pol¨ªtica fiscal

El debate pol¨ªtico y econ¨®mico es necesario para el pa¨ªs. Como lo es el que se ha producido entre el PSOE y Ciudadanos, y el que se deber¨ªa producir en el seno de la izquierda. En estas semanas estamos asistiendo a un debate en los medios de comunicaci¨®n espa?oles muy interesante y respetuoso entre economistas sobre los multiplicadores fiscales (los efectos sobre la actividad econ¨®mica de modificaciones en el gasto p¨²blico o en los impuestos), que me parece gratificante para la econom¨ªa y la pol¨ªtica.

Este debate de los multiplicadores es, en cierta medida, fruto del que ha habido a escala internacional en el marco de la crisis y que ha llevado al propio FMI a reconsiderar al alza sus estimaciones anteriores. Cuando un pa¨ªs sufre una crisis como la que estamos viviendo, la pol¨ªtica de recortes s¨®lo consigue agravar el sufrimiento, como sabemos demasiado bien en Espa?a. Pero, por desgracia, la lectura contraria no es tan sencilla como podr¨ªa parecer, y una pol¨ªtica expansiva en un marco de elevado d¨¦ficit y endeudamiento p¨²blico, con una alta propensi¨®n a importar por parte de la econom¨ªa espa?ola, no permite alumbrar las esperanzas de que la deuda se pague casi sola, como algunos pretenden. No es cuesti¨®n de fe en modelos DSGE (el din¨¢mico estoc¨¢stico de equilibrio general), ni nada parecido: es simplemente una cuesti¨®n de pura responsabilidad a partir de los datos, de los desequilibrios de nuestra econom¨ªa, y de no contarles a los ciudadanos cuentos que se estrellar¨¢n contra la dura realidad.

Que no haya margen para pol¨ªticas fiscales puramente expansivas no significa que no haya margen para pol¨ªticas fiscales, ni mucho menos que haya que comulgar con la austeridad entendida como excusa para desmantelar logros sociales. El amplio margen para discutir de pol¨ªtica fiscal tiene que ver con las cuestiones cl¨¢sicas de eficacia y equidad, tanto en el lado de ingresos p¨²blicos como en el de los gastos.

Tenemos que preguntarnos que necesitamos como pa¨ªs y c¨®mo podemos pagarlo

El esfuerzo que se le pide a los ciudadanos -y lo que se financia con ¨¦l-, tiene que estar repartido de forma justa y contribuir a cimentar un mejor futuro para todos, por ejemplo, resolviendo los cuellos de botella que limitan las potencialidades de nuestra econom¨ªa. Por ello, el debate m¨¢s trascendental, a mi juicio, es el de los instrumentos y las pol¨ªticas m¨¢s apropiadas para reducir las desigualdades e incrementar la productividad de nuestra econom¨ªa.

En definitiva, las preguntas que tenemos que responder en este largo y necesario periodo de reflexi¨®n colectiva tienen que ver con qu¨¦ necesitamos como pa¨ªs y cu¨¢l es la mejor forma de pagarlo, y no tanto con c¨®mo podemos pasarle la deuda, todav¨ªa m¨¢s, a las generaciones futuras. Por ejemplo, una administraci¨®n m¨¢s ¨¢gil y eficiente (desde la licencia municipal hasta las grandes causas judiciales, pasando por los desajustes entre la oferta que realiza la Formaci¨®n Profesional y las necesidades de las empresas, o por abordar eficazmente la gran elusi¨®n fiscal nacional e internacional, y la deslocalizaci¨®n de las bases imponibles por parte de las multinacionales), implica una reforma que tenemos que pactar y seguramente m¨¢s medios al menos en una primera etapa de transici¨®n, pero creo que es dif¨ªcil encontrar un gasto m¨¢s rentable desde el punto de vista social.

Visto desde esta perspectiva, el debate sobre los multiplicadores es un paso previo para acotar el rango de discrecionalidad del que disponemos en las cuentas p¨²blicas, que es en cualquier caso escaso, mientras que el gran debate pendiente es c¨®mo enfrentamos el futuro con tanto realismo como ilusi¨®n, y ese es el reto que el acuerdo PSOE-C's pone encima de la mesa a la sociedad espa?ola.

Pedro Saura es portavoz de Econom¨ªa del Grupo Parlamentario Socialista y profesor titular de Fundamentos del An¨¢lisis econ¨®mico