Arco iris
Para Cristino de Vera el tiempo es s¨®lo filosof¨ªa, elucubraci¨®n po¨¦tica y espiritualidad
Me encuentro por la calle a Cristino de Vera, el pintor canario, el hombre que pinta como un monje y vive de igual manera, capaz de hablarte, cuanto te lo encuentras en sus paseos por la ciudad, en medio de una avenida llena de ruido y de coches o en el centro de un paso de peatones, de la belleza de las estrellas de Segovia, donde ha estado ese verano, o ¡ªcitando a San Agust¨ªn¡ª del tiempo como ilusi¨®n sensorial, mientras a su lado los peatones pasan sin que a ¨¦l le distraigan de su conversaci¨®n. Y es que Cristino nunca te hablar¨¢ de lo que habla el resto de las personas, de f¨²tbol o de pol¨ªtica, de econom¨ªa o de cotilleos, y de lo que te hable lo har¨¢ con tal apasionamiento que su mujer enseguida empezar¨¢ a tirarle del brazo para que no te detenga m¨¢s de la cuenta si vas con prisa, pues para Cristino el tiempo es s¨®lo filosof¨ªa, elucubraci¨®n po¨¦tica y espiritualidad.
Esta vez le cont¨¦ a Cristino que un amigo com¨²n acababa de tener un percance de salud y que estaba ingresado en el hospital en estado grave. Cristino, que lo lament¨®, en lugar de preguntarme, como har¨ªa cualquier persona, por los detalles de la operaci¨®n del amigo o por sus posibilidades de recuperaci¨®n completa, empez¨® a recordar con una emoci¨®n inmensa el viaje que hizo con ¨¦l cuando eran m¨¢s j¨®venes por el campo de Ciudad Rodrigo a la b¨²squeda de un arco iris doble. Que existe, afirm¨® entusiasmado mirando al cielo entre los edificios que nos rodeaban y se?alando con sus manos sarmentosas (de m¨ªstico medieval) y sus ojos de pintor de calaveras y de velas el aire tardoinvernal, tembloroso y premonitorio del tiempo nuevo y cambiante que se aproxima y que se caracteriza, entre otras particularidades climatol¨®gicas, por la abundancia de rachas de lluvia y viento (los zarazos de marzo que dicen en mi tierra) alternadas con soles resplandecientes, que son los que producen esos magn¨ªficos arcos iris que enmarcan la primavera y que a Cristino de Vera le parecen m¨¢s importantes y m¨¢s valiosos que todo lo que sucede a su alrededor. Si el arco iris es doble, el fen¨®meno es ya tan emocionante para ¨¦l que nada tendr¨¢ m¨¢s inter¨¦s que eso, incluidos el tr¨¢fico y hasta la supervivencia propia.
En tiempos de tanto lugar com¨²n, de tanto hablar por hablar, de tanta verborrea vac¨ªa y de tanta estupidez individual y colectiva, el encuentro con gente como Cristino de Vera hace que el arco iris de la verdad resplandezca un instante sobre tu cabeza y te reconcilie con la condici¨®n humana, tan maltratada por la mayor¨ªa.
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