Miquel Bassols: ¡°Freud era un mis¨®gino contrariado, pero se dej¨® ense?ar por las mujeres¡±
Es presidente de la Asociaci¨®n Mundial de Psicoan¨¢lisis, una organizaci¨®n de referencia para los estudiosos de esta disciplina
Debe de ser un ritual en la consulta de todo psicoanalista, pues igual que Freud ten¨ªa en la entrada de su estudio vien¨¦s un perchero con un sombrero, un bast¨®n y un malet¨ªn, como si acabara de llegar o estuviera a punto de irse, en el de Miquel Bassols (Barcelona, 1958) encontramos adem¨¢s fotograf¨ªas, bibelots de sus viajes y una gran biblioteca con los escritos de los fundadores de la nueva ciencia. Gran lector de poes¨ªa ¨CLezama Lima, Valente, Ferrater¨C, de literatura cient¨ªfica y neurociencia ¨CFeynman, Poincar¨¦, Damasio¨C y de la lucha social de las mujeres en el islam ¨CFethi Benslama, Ayaan Hirsi Ali¨C, Bassols se define a s¨ª mismo como ¡°un investigador en psicoan¨¢lisis que intenta ayudar a las personas a leer sus s¨ªntomas¡±.
?Tuvo el psicoan¨¢lisis un momento inici¨¢tico, un big bang? Naci¨® a finales del siglo XIX del encuentro de Freud con algunas mujeres que sufr¨ªan de s¨ªntomas hist¨¦ricos. La inventora fue una mujer que le dijo a Freud: ¡°Calle un poco, escuche lo que me hace sufrir y no puedo decir en otra parte¡±.
Esto explicar¨ªa la supuesta misoginia del austriaco cuando afirma: ¡°La mujer es un hombre incompleto¡± o ¡°La mujer tiene envidia del pene¡±. Freud, fruto de su tiempo, era un mis¨®gino contrariado, as¨ª como hablamos de un zurdo contrariado. A la vez, se dej¨® ense?ar por las mujeres. Le dio la palabra a la mujer reprimida por la ¨¦poca victoriana y plante¨® la pregunta: ?qu¨¦ quiere una mujer?, m¨¢s all¨¢ de las convenciones del momento. Termin¨® admitiendo que la sexualidad femenina era un ¡°continente negro¡± cuya topograf¨ªa desconoc¨ªa. En todo caso, no qued¨® satisfecho con la respuesta que puede tranquilizar, hoy incluso, a las buenas conciencias de la igualdad cuando afirman: ¡°No quiere nada distinto que un hombre¡±. Toda reivindicaci¨®n de igualdad debe tener en cuenta la asimetr¨ªa radical que existe entre los sexos, incluso la imposible reciprocidad cuando se trata de sus formas de gozar, del goce sexual en primer lugar. Freud fue el primero que intent¨® elaborar una teor¨ªa de esta asimetr¨ªa, una teor¨ªa que han seguido varias corrientes feministas. El goce femenino sigue siendo hoy rechazado, segregado de m¨²ltiples formas.
"Muchas veces la mejor medicina es el m¨¦dico: sus palabras y su modo de escuchar"
?Se refiere a la violencia machista? Por ejemplo. La violencia contra las mujeres es una verdadera epidemia de nuestro tiempo. Se es mis¨®gino de una manera similar a la que se es racista, por un rechazo de la alteridad, de otras formas de gozar que nos parecen extra?as y que intentamos reducir a una sola forma homog¨¦nea y globalizada. Y de esta nueva misoginia no se sale tan f¨¢cilmente. Cualquier empresa educativa parece aqu¨ª destinada al fracaso. El inconsciente, esa alteridad radical que produce sue?os, lapsus, actos fallidos, s¨ªntomas, est¨¢ claramente del lado femenino. Y es a este inconsciente al que debemos saber escuchar en este siglo de identidades, amores y fronteras l¨ªquidas.
Dos frases m¨¢s, esta vez de Lacan: ¡°La mujer no existe¡± y ¡°La mujer es el s¨ªntoma del hombre¡±. La primera implica que cada mujer debe inventarse a s¨ª misma, que no hay identificaci¨®n posible a un modelo, menos todav¨ªa al modelo de la madre. La l¨®gica f¨¢lica, la que suele caer del lado masculino, quiere que un vaso sea un vaso y una mujer sea una mujer, siempre seg¨²n un concepto previo. Pero precisamente la feminidad es lo que hace que algo pueda ser siempre otra cosa distinta de lo que parece. Es conocido aquel malentendido de un hombre que le dice a una mujer: ¡°Te querr¨¦ toda la vida¡±. Y ella le responde: ¡°Me contentar¨ªa con que me quisieras cada d¨ªa, uno por uno¡±. Y podr¨ªamos a?adir: ¡°Y que cada d¨ªa sea de un modo distinto¡±. Si de algo sufre el amor es de la locura f¨¢lica que supone querer el Todo sin soportar la alteridad, hasta querer aniquilarla con el famoso ¡°la mat¨¦ porque era m¨ªa¡±. No, no era tuya, era siempre otra, incluso Otra para s¨ª misma.
?Cu¨¢ndo surgi¨® su inter¨¦s por el psicoan¨¢lisis? Tuve una crisis de angustia a los 16 a?os, una ca¨ªda en el abismo, ninguna identificaci¨®n me serv¨ªa. Quer¨ªa saber pero no sab¨ªa qu¨¦ quer¨ªa, y los ideales familiares eran una contradicci¨®n imposible de resolver. Acud¨ª a un analista y empec¨¦ a descifrar el jerogl¨ªfico en el que me hab¨ªa convertido. Ahora sigo descifrando jerogl¨ªficos trabajando con otros, en esa especie de comunidad de los que no tienen comunidad y que es la Asociaci¨®n Mundial de Psicoan¨¢lisis (AMP), fundada por Jacques-Alain Miller. A nivel institucional la llamamos Escuela, un concepto m¨¢s cercano al de la antig¨¹edad griega que a lo que hoy se puede entender como una escuela universitaria o un colegio profesional. Lacan la defini¨® como una base de operaciones contra el malestar en la civilizaci¨®n.
?Qu¨¦ hace un presidente de la AMP? Ser el agente provocador de una comunidad internacional de casi 2.000 miembros que sigue la ense?anza de Lacan, algo parecido a una ONG. De hecho, lo es formalmente, reconocida por la ONU como instituci¨®n consultora.
?Cu¨¢les son los problemas m¨¢s comunes a los que se enfrenta en su consulta? Problemas con el amor, el miedo a la muerte, la tristeza y el abandono ante el deseo de hacer algo en la vida. Muchas personas ven la felicidad como algo que hay que alcanzar a toda costa y ese imperativo puede llegar a ser tan feroz como otras morales que hoy denostamos por reaccionarias. Es por eso tambi¨¦n que la felicidad se ha convertido en un factor de la pol¨ªtica, y esta no sabe ya c¨®mo responder a ese imperativo. Se termin¨® la ¨¦poca en que la pol¨ªtica, tambi¨¦n la pol¨ªtica de la salud mental, daba respuestas a la pregunta de los pacientes por el sentido de la vida con recetas inmediatas. El goce es adictivo y las promesas de goce ilimitado dejan al sujeto profundamente desorientado. Lo vemos en las mil y una adicciones que empujan hoy a las personas al l¨ªmite de la muerte, tambi¨¦n en el propio campo de la sexualidad. El deseo, tal como lo entiende el psicoan¨¢lisis y tambi¨¦n cierta tradici¨®n ¨¦tica, es el mejor l¨ªmite al goce de la pulsi¨®n de muerte. ¡°Desea y vivir¨¢s¡±, dec¨ªa Ramon Llull.
La religi¨®n nos pide renunciar ahora a un goce para obtener uno mayor¡ en el para¨ªso. S¨ª, es otra forma de alimentar ese feroz imperativo, pero en diferido, por decirlo as¨ª. El propio imperativo de goce se nutre de las renuncias a la satisfacci¨®n que la civilizaci¨®n exige a cada sujeto, pero prometi¨¦ndole una satisfacci¨®n mayor. Es tambi¨¦n la maquinaria infernal del yihadismo.
El psicoan¨¢lisis dice: Dios es inconsciente. ?C¨®mo trata a la religi¨®n y al ate¨ªsmo? Dios es tal vez la palabra que ha tenido y sigue teniendo m¨¢s poder en la humanidad. Se sigue masacrando en su nombre, aunque se hagan tambi¨¦n en su nombre las acciones m¨¢s piadosas. El sentido religioso es viral, se extiende y se cuela por todas partes. No es tan f¨¢cil ser ateo, a no ser bajo la forma bu?uelesca del ¡°Soy ateo, gracias a Dios¡±. Lea a alguien tan decididamente ateo como parece ser Stephen Hawking y puedo indicarle p¨¢rrafos en los que el buen Dios, ya sea el de Newton o el de Einstein, se sigue colando inevitablemente por algunos agujeros de su universo. No es nada f¨¢cil tampoco exorcizar a Dios de la ciencia. S¨ª, Lacan afirm¨® que Dios es inconsciente, aunque nunca dijo que Dios fuera el inconsciente, lo que ser¨ªa no solo delirante, sino tambi¨¦n entrar de lleno en una nueva religi¨®n. El psicoan¨¢lisis trata a la religi¨®n como una neurosis colectiva y a la neurosis como una religi¨®n privada, aunque no siempre como la peor ni la m¨¢s insidiosa.
Miquel Bassols
Nacido en Barcelona en 1958, es miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoan¨¢lisis y doctor por el Departamento de Psicoan¨¢lisis de la Universidad de Par¨ªs 8. Su inter¨¦s por la pr¨¢ctica psicoanal¨ªtica comenz¨® a los 16 a?os, tras la lectura de un librito que le obsequi¨® su hermana, Psicopatolog¨ªa de la vida cotidiana (Alianza), de Freud. Es autor de numerosos ensayos y libros: La interpretaci¨®n como malentendido (2001), Finales de an¨¢lisis (2007), Llull con Lacan (Barcelona, 2010), Lecturas de la p¨¢gina en blanco (2010), El caballo del pensamiento (2011) o Tu Yo no es tuyo (2011). Desde 2014 dirige la AMP. Bassols recomienda la lectura Vida de Lacan. Escrita para la opini¨®n ilustrada (Gredos), de Jacques-Alain Miller.
Las sombras de Freud y Lacan recorren muchas de las disciplinas del siglo XX hasta hoy. ?Tiene el psicoan¨¢lisis el estatuto de ciencia? No en las condiciones actuales que se requieren de una disciplina para que sea considerada ciencia: que sus resultados sean reproducibles experimentalmente y falsables en todos los casos. Pero, seg¨²n este criterio, tampoco es una ciencia la pedagog¨ªa o la pol¨ªtica, y estamos cada d¨ªa en manos de sus m¨¢s nobles agentes. El mundo psi trata de lo m¨¢s singular e irrepetible de cada ser humano y est¨¢ siempre a la espera de ser considerado ciencia. El psicoan¨¢lisis es hijo de la ciencia, no podr¨ªa entenderse sin ella, pero le plantea objeciones de principio cuando se trata del sufrimiento humano, nunca reproducible experimentalmente.
?Puede el arte ser un buen sustituto? El arte puede producir en algunos casos, y por otros caminos, resultados tan eficaces como un psicoan¨¢lisis. Es, por ejemplo, lo que Lacan encontr¨® en James Joyce, que sorte¨® el precipicio de la locura con una obra que sigue dando trabajo a una multitud de lectores y estudiosos. Acabo de venir de Cuenca, donde he podido volver a ver, despu¨¦s de varios a?os, las obras de una generaci¨®n de artistas que me impresion¨®, el grupo El Paso. Antonio Saura hablaba, por ejemplo, de ¡°fijar las capturas del inconsciente¡± con su obra, y responde a la psiquiatr¨ªa de su ¨¦poca, en una interesante carta al doctor L¨®pez Ibor, contra el cientificismo y la ideolog¨ªa normalizadora que ya invad¨ªa al mundo psi. Los s¨ªntomas tienen un sentido y es trabajando sobre ¨¦l como conseguimos verdaderas transformaciones. En esta v¨ªa, el artista siempre nos lleva la delantera.
?C¨®mo aplicarlo al gran malestar del sujeto contempor¨¢neo, la soledad? Hay distintas soledades. El gran dramaturgo Eug¨¨ne Ionesco dec¨ªa que no es de soledad de lo que sufrimos, sino de falta de soledad. El sentimiento de abandono que a veces llamamos soledad es en realidad encontrarse con la peor compa?¨ªa en uno mismo. Hace poco tuve oportunidad de comentar en unas jornadas con mis colegas de Argentina el testimonio que recogieron de una monja de clausura. Ella distingu¨ªa muy bien la soledad como un medio hacia otra soledad a la que solo pod¨ªa acceder atravesando la primera para encontrarse a solas con el Otro. Ella lo llamaba Dios, pero costaba poco entender ese Otro como una forma de su propio goce m¨¢s ignorado por ella misma.
Frente a la cada vez mayor tendencia de la psiquiatr¨ªa a dar medicamentos, el psicoan¨¢lisis propone el deseo de saber como sanaci¨®n. La palabra como medicina. S¨ª, sin excluir el recurso a la medicaci¨®n cuando sea necesaria. El psicoan¨¢lisis es un m¨¦todo terap¨¦utico basado en el ¨²nico instrumento del poder de la palabra, pero utilizado fuera de los efectos de coacci¨®n o de pura sugesti¨®n propios de otras pr¨¢cticas. Vivimos en una sociedad profundamente medicalizada, pero el llamado efecto placebo sigue siendo el enigma inexplicado. Como saben muy bien los m¨¦dicos desde hace siglos, muchas veces la mejor medicina es el propio m¨¦dico, sus palabras y su modo de escuchar al paciente.
"El sentido religioso es viral. Se cuela por todas partes. No es tan f¨¢cil ser ateo"
?Sirve de algo en la pol¨ªtica del d¨ªa a d¨ªa? El psicoan¨¢lisis no es una disciplina apol¨ªtica, nunca lo ha sido, ha sido perseguido y excluido bajo reg¨ªmenes autoritarios. Reivindica la libertad de palabra como condici¨®n irrenunciable del sujeto. Y eso tambi¨¦n en contra de algunas tradiciones psicol¨®gicas para quienes esta libertad no ha sido siempre defendida. ¡°La libertad es un lujo, un riesgo, que la sociedad no puede permitirse¡±, dec¨ªa B. F. Skinner, padre del conductismo. Frente a eso, cabr¨ªa recordar las palabras del mejor lector de Lacan, Jacques-Alain Miller: ¡°La insurrecci¨®n vigilante, perpetua, de Lacan hac¨ªa ver por contraste hasta qu¨¦ punto a cada momento nos resignamos, hasta qu¨¦ punto somos borreguiles¡±.
?Qu¨¦ dir¨ªa el psicoan¨¢lisis del conflicto de identidades entre Espa?a y Catalu?a? Parece la historia de un amor imposible y fatal, al estilo Almod¨®var; un conflicto de identidades que no encuentra reconocimiento mutuo, pero es que la propia noci¨®n de identidad ha entrado en crisis en nuestras sociedades. Ya no hay identidades verdaderas, identidades ¨²nicas de grupo, como no las hay tampoco en una sola persona. El buen padre cl¨¢sico parec¨ªa dar esa identidad con su Ley, pero ya ve lo que ocurre hoy con los padres de la patria. Es un signo del declive de la funci¨®n del padre, y que nosotros verificamos cada d¨ªa en el div¨¢n. Frente a esto, el recurso ¨²nico que el Estado espa?ol hace a la ley jur¨ªdica no resuelve la situaci¨®n, m¨¢s bien la agrava. El n¨²mero de independentistas se ha triplicado en esta ¨²ltima d¨¦cada. Era previsible este reforzamiento de una voluntad de ser que pide ser reconocida de manera creciente como un sujeto de hecho. Imposible ignorarlo ya. Ha faltado el di¨¢logo.
Estamos acostumbrados a ver caricaturizada su disciplina, por ejemplo en las pel¨ªculas de Woody Allen. ?Pero la vida real es mucho m¨¢s caricaturesca todav¨ªa! Los psicoanalistas tratamos en el div¨¢n con esos fantasmas que vemos en la pantalla, est¨¢n a la vista de todos, pero permanecen indescifrados para cada uno. Descifrarlos ayuda a soportar el sinsentido de la vida, esa necesaria imperfecci¨®n con la que Billy Wilder termin¨® magistralmente su pel¨ªcula Con faldas y a lo loco: ¡°Nadie es perfecto¡±. Me parece una sabia iron¨ªa.
?Contempla el psicoan¨¢lisis ese mundo Otro, el de los alien¨ªgenas? Si me permite una mala noticia, o buena seg¨²n se mire, ?los extraterrestres ya est¨¢n aqu¨ª! ?Por qu¨¦ no? Todo depende, de nuevo, de lo que entendamos por vida, y tambi¨¦n por vida extraterrestre. La ciencia-ficci¨®n siempre ha imaginado lo extraterrestre a imagen y semejanza de lo terrestre, solo que un poco diferente. Cuando en realidad el primer alien con el que nos las tenemos que ver es nuestro propio inconsciente.
elpaissemanal@elpais.es
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