Pero qu¨¦ bien se lo pasaban y bailaban los 'soulboys'
Eran el alma de la fiesta. A mediados de los 70 las calles de las ciudades inglesas vivieron la plaga de los chicos molones. Les homenajeamos
?Hac¨ªa d¨®nde Iban esos soulboys? ?Al taller mec¨¢nico o a tomar un batido en un diner? ?A la guerra, a un club o a un manicomio? Los se?ores con bomb¨ªn de Londres no deb¨ªan saber hacia d¨®nde se dirig¨ªan esos j¨®venes que entre 1974 y 1977 se vest¨ªan para bailar sonidos negroides en la capital.
Su uniforme parece tener la l¨®gica del cad¨¢ver exquisito, ese juego surrealista en el que uno dibuja los zapatos y dobla el papel para que otro dibuje a ciegas los pantalones y lo pase a un tercero y a un cuarto que completar¨¢n el retrato sin saber qu¨¦ han dibujado los anteriores. Y, sin embargo, el resultado funciona: sandalias cangrejeras de pl¨¢stico, petos de mec¨¢nico, fulares al cuello, americanas de cuero, camisetas imperio, jers¨¦is de mohair, bolsas deportivas de tenis, camisas hawaianas (o militares) y pantalones de pernera anch¨ªsima.
Es normal que la m¨²sica de los soulboys, al contrario de las predilecciones de su equivalente norte?o (los locos del Nothern Soul m¨¢s nost¨¢lgico), fuera el jazz funk progresivo. Se entiende, porque se necesitaban minutos y minutos para entender del todo cada look de esta subcultura. Y las canciones de Lonnie Liston Smith o Ronnie Raw eran tan largas que permit¨ªan ir al ba?o (solo o acompa?ado), recitar la primera parte de El Quijote, exfoliarse la cara, volver a la pista y continuar bailando el mismo solo de vibr¨¢fono.
Como collage de toda la cultura pop anterior que eran, les gustaba Norteam¨¦rica, s¨ª, pero desde Inglaterra, hasta el punto de inspirar el estilismo de David Bowie en Young americans y de rechazar total y absolutamente a Brian Ferry en su club de cabecera: The Goldmine, en la Isla de Canvey. Sin ellos, ni los nuevos rom¨¢nticos ser¨ªan tan omn¨ªvoros (y hedonistas) en sus gustos ni lo mod habr¨ªa evolucionado hacia las marcas europeas deportivas de los casuals futboleros. Spandau Ballet cantaba: ¡°Soul boy, western world¡±. Y a¨²n sigue sonando esa canci¨®n de 1974: sigue dando vueltas, soulboy; cada giro, una sorpresa.
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