Muerte por minucia
No hay una peque?a comunidad blindada ni una personalizaci¨®n de la v¨ªctima en el terrorismo que mata en nombre de Al¨¢
Matan a gente con brutalidad, y la matan por minucias miserables. La frase es del ¨²ltimo libro de Sergio del Molino, La Espa?a vac¨ªa(Turner), que sale a la venta el 6 de abril. Del Molino se refiere a una violencia que se gesta en pueblos despoblados y vecindarios tranquilos, casi siempre aislados; un aburrimiento tal que provoca que cualquier detalle se amplifique hasta convertirse en el eje de una vida. Ese odio que se incub¨® en Puerto Hurraco, Tor, Fago o Pet¨ªn, la aldea de Ourense en la que el asesino se acerc¨® a su v¨ªctima, un extranjero, para decirle: ¡°Ya est¨¢s gordo para matarte¡±.
La Espa?a vac¨ªa no es un ensayo sobre la violencia ni un estudio acerca del odio; Del Molino escribe sobre la comunicaci¨®n entre dos Espa?as ajenas a debates identitarios. Pero al acabar de leerlo record¨¦ Perros de paja, la pel¨ªcula de Peckinpah que el autor utiliza como ejemplo de las pasiones de una tribu enferma. Del Molino explica lo que no hizo Peckinpah; los perros de paja aparecen en una cita del Tao Te Ching de Lao Ts¨¦: ¡°El cielo y la tierra no son humanos, y contemplan a las personas como perros de paja¡±.
Si en la tierra puede adivinarse el rencor local y cerrado del vecino, el odio excluyente y larvado que remite a la turba de El informe de Brodeck, un libro de Claudel imprescindible para entender c¨®mo se maneja una sociedad cuando se empieza a frotar en su delirio, en el cielo se encuentra la raz¨®n de ser de los asesinos de Bruselas, m¨¢rtires en definici¨®n propia, destinatarios de un para¨ªso que, dicen, la tierra no les dio. No hay una peque?a comunidad blindada ni una personalizaci¨®n de la v¨ªctima en el terrorismo que mata en nombre de Al¨¢. No es el miedo al otro, la heterofobia que describe Del Molino para se?alar el nosotros y ellos, en donde ellos es la amenaza.
La minucia por la que matan, un objetivo imposible de cumplir y una guerra que no aspiran a ganar, no tiene nada que ver con la causa por la que mueren sus v¨ªctimas, que es la m¨¢s grande de todas: vivir en libertad. Ir a los estadios, bailar en las discotecas, escuchar m¨²sica, viajar. Una victoria no menor sobre ese terrorismo consiste en aceptar que si alguien quiere matar a un grupo de gente es posible que lo logre. Ser¨¢ as¨ª porque aunque para el cielo y la tierra las personas seamos perros de paja, la realidad es que nunca dejaremos de hacer lo que el terrorismo quiere evitar.
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