Las dos preguntas del Brexit
La permanencia del Reino Unido en la Uni¨®n Europea no supondr¨ªa el fin de sus reclamaciones, pero la salida ser¨ªa mucho peor y reforzar¨ªa a quienes quieren recuperar parcelas de soberan¨ªa en detrimento de la pol¨ªtica com¨²n europea
Dentro de tres meses, aproximadamente, se preguntar¨¢ a los ciudadanos brit¨¢nicos si desean permanecer en la Uni¨®n Europea o abandonarla. Aunque solo ellos est¨¢n llamados a contestar, el refer¨¦ndum nos plantea ¡ªen cierto modo¡ª dos cuestiones al resto de europeos.
En primer lugar, nos hace preguntarnos qu¨¦ opci¨®n deseamos que resulte vencedora. Hay quienes han sugerido que a la Uni¨®n Europea no le interesa tener un socio como el Reino Unido. Aun sin compartir esta opini¨®n, no podemos ser ingenuos y debemos considerar uno de sus argumentos: aunque el resultado del refer¨¦ndum fuera un ¡°s¨ª¡± a la permanencia, Reino Unido mantendr¨ªa su intenci¨®n de recuperar soberan¨ªa. Es indudable que todas las consideraciones sobre las desventajas de pertenecer a la Uni¨®n, as¨ª como las promesas sobre los beneficios de una eventual escisi¨®n, se mantendr¨ªan en el discurso y en la opini¨®n p¨²blica. Aunque gane el ¡°s¨ª¡± a la UE, habr¨¢ un porcentaje de la poblaci¨®n ¡ªelevado, seg¨²n las previsiones¡ª que seguir¨¢ pensando que el ¡°no" hubiera sido mucho m¨¢s deseable.
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Por tanto, cabe esperar que, durante los pr¨®ximos a?os, los l¨ªmites y las condiciones a la Uni¨®n Europea est¨¦n presentes en los debates y las negociaciones, dentro y fuera de Reino Unido. A la Uni¨®n Europea no le bastar¨ªa con evitar este bache, que no es precisamente peque?o, sino que tendr¨ªa que mantener durante a?os una labor constante de reafirmaci¨®n.
Sin embargo, esta asunci¨®n no puede llevarnos a desear que venza la campa?a por la salida del Reino Unido. Si la respuesta fuera negativa, es decir, si la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos decidiera abandonar la UE, las consecuencias ser¨ªan mucho peores, para unos y para otros. El impacto econ¨®mico es el analizado con mayor frecuencia, pero no es el ¨²nico. En t¨¦rminos de seguridad, un ¨¢mbito que en la actualidad requiere toda nuestra atenci¨®n, la salida del Reino Unido debilitar¨ªa la pol¨ªtica exterior y de seguridad europea y tambi¨¦n la brit¨¢nica.
Las amenazas a la seguridad, comunes a todos los europeos, son dif¨ªcilmente abordables en solitario. Es precisamente ahora cuando vemos, de manera m¨¢s palpable que nunca, la urgencia de desarrollar decididamente una pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n. Los ¨²ltimos desaf¨ªos han puesto en evidencia la dificultad de alcanzar consensos entre los pa¨ªses europeos en torno a nuestra acci¨®n en el exterior. La considerable agitaci¨®n que causar¨ªa en los dem¨¢s Estados miembros la salida del Reino Unido de la Uni¨®n Europea reducir¨ªa, en mayor medida, la voluntad de cooperaci¨®n entre ellos, con el correspondiente deterioro de la seguridad y la influencia internacional de todos los pa¨ªses europeos.
Las amenazas a la seguridad de todos los europeos no pueden abordarse en solitario
Durante los ¨²ltimos a?os, tan marcados por la crisis econ¨®mica, los Estados miembros han descuidado la pol¨ªtica exterior, perdiendo peso en algunos foros y liderazgo en la toma de decisiones. Esta desatenci¨®n tambi¨¦n ha afectado a las pol¨ªticas de defensa, reduciendo los presupuestos y la actividad. El Reino Unido, la mayor potencia militar de Europa que, tradicionalmente, ha sido un actor comprometido y fundamental en la pol¨ªtica internacional, ha seguido la misma tendencia. Fuera de la Uni¨®n Europea, tendr¨ªa que hacer frente a las amenazas globales en solitario, con unos medios reducidos y unos socios menos dispuestos a cooperar.
La segunda cuesti¨®n que el refer¨¦ndum nos plantea a los europeos es la misma que flota en la campa?a brit¨¢nica: ?merece la pena formar parte de la UE? Hoy m¨¢s que nunca, las fuerzas centr¨ªfugas son m¨¢s intensas, no solo al otro lado del canal de la Mancha sino en cada punto cardinal del mapa europeo.
Son muchos los movimientos y los partidos que piden ¡°recuperar¡± parcelas de soberan¨ªa en detrimento de una acci¨®n o una pol¨ªtica com¨²n europea y algunos Gobiernos han tomado medidas unilaterales y contrarias a las decisiones europeas. Las intenciones de debilitar los principios fundamentales sobre los que se bas¨® la Uni¨®n proceden de la falta de solidaridad entre los miembros, el rechazo de los valores fundacionales y la consideraci¨®n del Estado-naci¨®n como la soluci¨®n a todos los problemas.
Sin la existencia de la UE tambi¨¦n tendr¨ªamos migraciones, refugiados y crisis econ¨®micas
Si el resultado del refer¨¦ndum fuera un ¡°no¡± a la UE, la primera consecuencia ser¨ªa el impulso a todas las fuerzas nacionalistas y euroesc¨¦pticas de Europa. Con el paso del tiempo llegar¨ªan las evidentes dificultades de implementar la separaci¨®n y los efectos adversos pero, durante los primeros meses, reinar¨ªa la sensaci¨®n de victoria de quienes han situado a la Uni¨®n Europea como el obst¨¢culo para la prosperidad de su naci¨®n. Es importante tener en cuenta que un a?o despu¨¦s del refer¨¦ndum, habr¨¢ elecciones presidenciales en Francia y federales en Alemania. Un aumento de las fuerzas antieuropeas en estos pa¨ªses, como el que anuncian los resultados de las recientes elecciones regionales alemanas, tendr¨ªa consecuencias desastrosas.
Todas las tensiones nacionalistas que amenazan el proyecto europeo se sostienen por la misma idea err¨®nea: la Uni¨®n Europea es la causa de los grandes problemas que nos amenazan y nuestra separaci¨®n (o el actuar unilateralmente) tendr¨¢ como consecuencia segura una soluci¨®n inmediata. Este eslogan no es exclusivo de la campa?a por Brexit, ya lo hemos o¨ªdo en la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica y de los flujos de refugiados.
La campa?a en contra de la UE debe ser contestada con franqueza: el origen de los problemas a los que nos enfrentamos los europeos no es nuestra pertenencia a la Uni¨®n.
Los movimientos migratorios, la afluencia masiva de solicitantes de asilo o las crisis econ¨®micas globales seguir¨¢n llegando a nuestras fronteras con independencia de nuestra integraci¨®n. Sin embargo, la efectividad de nuestra respuesta s¨ª depende de que ¨¦sta sea colectiva o individual.
Ante estas cuestiones, la respuesta europea no puede ser solo la confirmaci¨®n de los beneficios particulares que ha supuesto la Uni¨®n a sus miembros, ni tampoco la rebaja de las condiciones para hacerla m¨¢s conveniente. Este momento tan delicado requiere avanzar decididamente hacia una Uni¨®n a la que es deseable pertenecer por el proyecto pol¨ªtico que propone.
Javier Solana es distinguished fellow en la Brookings Institution y presidente de ESADEgeo, el Centro de Econom¨ªa y Geopol¨ªtica Global de ESADE.
? Project Syndicate, 2016.
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