Karadzic y las lecciones de la historia
Los cr¨ªmenes de guerra en los Balcanes no ocurrieron a espaldas de la comunidad internacional
Cincuenta a?os despu¨¦s de proclamarse ¡°nunca m¨¢s¡±, frase asociada al holocausto jud¨ªo durante la II Guerra Mundial, se repite otro genocidio, en Yugoslavia, en el medio de la cuna de la civilizaci¨®n occidental, ante la indiferencia de la comunidad internacional y con la cooperaci¨®n de la propia secretar¨ªa general de las Naciones Unidas.
Cuando comparec¨ª como testigo de la Fiscal¨ªa del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia en el juicio contra Slobodan Milosevic, denunci¨¦ que el crimen cometido con el pueblo bosnio musulm¨¢n entre 1992 y 1995 hab¨ªa sido objeto del mayor acto de encubrimiento.
Era entonces ¡°la hora de Europa y no de los americanos¡±, como declar¨® en nombre de la comunidad el canciller de Luxemburgo, Jacques Poos, al anunciar desde Belgrado en junio de 1991, el fin del conflicto en la antigua Yugoslavia, cuando en realidad reci¨¦n comenzaba.
Veamos c¨®mo Europa asumi¨® esta responsabilidad:
Primero: a los dos meses de aceptar la incorporaci¨®n de Bosnia-Herzegovina, como miembro de la ONU, activ¨® un plan para dividir al pa¨ªs en cantones ¨¦tnicos: serbios, croatas y bosnios. O sea, a la par que se terminaba con el aborrecible apartheid de Sur¨¢frica, la ONU y la comunidad europea lo recreaban en Bosnia.
Segundo: el Consejo de Seguridad de la ONU acord¨® un embargo de armas en conocimiento de que solo Serbia y Croacia dispon¨ªan de armamento y de fuerzas militares. Esta resoluci¨®n de hecho intentaba dirimir a muy corto plazo la partici¨®n de Bosnia entre Serbia y Croacia, y entre sus fanatizados lideres: Milosevic y Tudjman. Los bosnios musulmanes desarmados, solo tendr¨ªan la opci¨®n de rendirse, pero como vimos, resistieron al m¨¢s alto costo humano y territorial.
Tercero: ante esa desigual realidad, en agosto de 1993, los llamados pa¨ªses No Alineados en el Consejo de Seguridad: Pakist¨¢n, Marruecos, Cabo Verde y Venezuela promovimos una resoluci¨®n que le permitiera a Bosnia ejercer el derecho a la leg¨ªtima defensa previsto en el art¨ªculo 51 de la Carta de la ONU. Tal derecho le fue negado por el consejo bajo la absurda consideraci¨®n de que al levantar el embargo de armas se aumentar¨ªa el nivel de violencia y se intensificar¨ªa el conflicto. (Para ese momento ya hab¨ªan muerto 200.000 bosnios, m¨¢s de un mill¨®n de personas hab¨ªan sido desplazadas de sus hogares; 20.000 mujeres, violadas, y la Corte Internacional de Justicia ya hab¨ªa advertido al Consejo de Seguridad de la amenaza de genocidio, ante lo cual el Consejo ni siquiera contest¨® a la Corte. Reino Unido, Espa?a, Francia, Jap¨®n y Brasil votaron en contra de la resoluci¨®n. Estados Unidos, a favor.
En julio de 1995, ocho mil j¨®venes y hombres fueron asesinados? en la mayor masacre individual despu¨¦s de la II Guerra Mundial
Sin embargo, semejante comportamiento en el Consejo no impidi¨® declaraciones como las del presidente Mitterrand: "Si estuvi¨¦semos hablando de la seguridad de nuestros propios Estados, nos tomar¨ªa dos horas y no semanas tomar esta decisi¨®n". De Helmut Kohl: "No se puede permitir que la comunidad internacional deje solos a los musulmanes de Bosnia. El levantamiento del embargo es una necesidad y un deber moral, porque significa ayudar al m¨¢s d¨¦bil". La baronesa Thatcher: "Es intolerable impedir que la gente pueda defenderse a s¨ª misma, a menos que uno est¨¦ dispuesto a defenderla". Por su parte, Felipe Gonz¨¢lez: "Si la comunidad internacional no es capaz de resolver el problema por las v¨ªas que tiene a su alcance, ni quiere hacer una intervenci¨®n masiva en Yugoslavia como parece evidente, el derecho a la leg¨ªtima defensa de los bosnios empieza a aflorar¡±.
En esa oportunidad, como representante de mi pa¨ªs, Venezuela, declar¨¦ en el Consejo de Seguridad que ning¨²n pa¨ªs ni grupo de pa¨ªses ten¨ªan el derecho para instruir a un Estado, por peque?o e indefenso que este sea, de lo que debe o no hacer. Que no acudir a la defensa y protecci¨®n de un Estado v¨ªctima del genocidio y de la limpieza ¨¦tnica, como lo se?al¨® la propia Corte Internacional de Justicia, era, sin duda, un hecho muy inquietante.
M¨¢s a¨²n, dije que impedirle a un pueblo su autodefensa para sobrevivir implicaba responsabilidades morales y pol¨ªticas de extraordinaria significaci¨®n. Que una cosa es decidir no ayudar a un Estado que fundamenta su preservaci¨®n en el principio de la seguridad colectiva y, otra, negarle el derecho natural a la autodefensa que le corresponde. Pero, como vimos, fue en vano y conclu¨ª dici¨¦ndoles que con su decisi¨®n asumir¨ªan ante el mundo la responsabilidad correspondiente, y que recordaran que "los que buscan impedir la guerra sin honor, acaban sufriendo la deshonra y la guerra", como dijo sir Winston Churchill.
Hoy en La Haya es Radovan Karadzic el condenado a 40 a?os de prisi¨®n por el abominable crimen de genocidio en Srebrenica. Falta finalizar el juicio en 2017 al general Ratko Mladic, llamado El carnicero de los Balcanes, para que el tribunal creado por la ONU d¨¦ por terminada sus m¨¢s que demoradas actuaciones.
Es evidente que los cr¨ªmenes de guerra, de desarraigo de inocentes, de violaci¨®n masiva de mujeres como terrorismo de Estado, con los miles de muertos del genocidio que representaron no ocurrieron a espaldas de la comunidad internacional.
En abril de 1993 presid¨ª una misi¨®n especial del Consejo de Seguridad a Srebrenica, entonces sitiada por las fuerzas serbias desde donde declar¨¦ a los medios internacionales que nos acompa?aron que ¡°un genocidio en c¨¢mara lenta estaba ejecut¨¢ndose en Srebrenica¡±.
A pesar de la gravedad de semejante advertencia, el Consejo de Seguridad continu¨® negando la realidad, y en menos de dos a?os, en julio de 1995, ocho mil j¨®venes y hombres fueron masacrados en la que se reconoce como la mayor masacre individual despu¨¦s de la II Guerra Mundial. Los lideres del Reino Unido, de Francia, de Rusia y hasta de Espa?a actuaron como si Bosnia Herzegovina, situada en el medio de Europa, ya no era una rep¨²blica europea, sino musulmana, y por lo tanto no la defendieron.
Comprometerse a que era ¡°la Hora de Europa y no de los americanos¡± fue una responsabilidad que deliberadamente no asumieron los europeos con un costo humano monumental que ning¨²n tribunal puede reparar. En retrospectiva, el dicho espa?ol ¡°de aquellos polvos vienen estos lodos¡± seguramente tiene mucho que ver con el terrorismo desatado en Europa despu¨¦s del abandono de la indefensa Bosnia musulmana.
?Diego Arria fue embajador de Venezuela ante la ONU y el Consejo de Seguridad 1991-1993.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.