La v¨ªa canadiense
Iceta es la mayor esperanza de los unionistas y tambi¨¦n de los soberanistas catalanes
Los grandes dirigentes socialistas catalanes, como Pasqual Maragall, pero no solo ¨¦l, resultaron ser un desastre para la pol¨ªtica catalana y, por tanto, espa?ola. Sobre todo, dejaron detr¨¢s de s¨ª un enredo casi imposible de deshacer en torno a lo que se ha llamado tradicionalmente el hecho catal¨¢n.
Ahora que Puigdemont ha decidido llevar la bronca separatista a un terreno de tranquilidad moment¨¢nea es el momento de hombres como Miquel Iceta, que ya preconiza, en sinton¨ªa con Pedro S¨¢nchez, la v¨ªa canadiense.
Para resumirlo bien, un camino as¨ª exige un acuerdo previo sobre el respeto a la Constituci¨®n. Adem¨¢s, hacer c¨®mplice del proceso a todo el pueblo espa?ol. Y luego est¨¢n peque?os detalles como la fijaci¨®n de mayor¨ªas que definan, los plazos para revocar o reafirmar decisiones, y otras menudencias.
Ya que no est¨¢ Artur Mas, por lo menos sabemos que no va a hacerse nada por la v¨ªa del hero¨ªsmo y el sacrificio personal, lo que tranquiliza mucho, cosa que hace falta en una Catalu?a donde una alcaldesa muy popular reprocha a los militares el serlo, sin acordarse de qui¨¦nes son los que rescatan pescadores en el ?ndico o apagan incendios en la Costa Brava. Sobra populismo y heroicidad barata en Catalu?a, y falta lo que Iceta parece que tiene, y de sobra: cultura, amor por su tierra y conocimiento del asunto. Iceta ya lo sabe y su momento es este. Como ¨¦l dice, le sobran argumentos para dirigir un proceso tan complejo como es el de negociar con todo el mundo a la vez: aunque baile bien, de entrada nadie le envidia. Pero estar con ¨¦l 10 minutos es suficiente para saber que estamos ante alguien que puede llevar a buen puerto ese dislate en el que nos han metido los independentistas m¨¢s torpes y los espa?olistas m¨¢s borricos.
La v¨ªa canadiense garantiza muchas cosas a las minor¨ªas, y, en Catalu?a, lo dif¨ªcil es convencer a la mayor¨ªa de que lo es, y?que debe ofrecer un respeto a los que ganaron en votos lo que ellos mismos hab¨ªan dicho que era un refer¨¦ndum.
Miquel Iceta no es solo la mayor esperanza de los unionistas, sino la mayor tambi¨¦n para los soberanistas catalanes.
Si algo tiene que cambiar en Catalu?a pasa por ah¨ª, y no por gestos que la conviertan en un pa¨ªs balc¨¢nico.
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