Dos j¨®venes desconocidos recorrieron Viena en 'Antes del amanecer'. Nosotros repetimos su ruta
En la zona de M?lker Bastei se puede visitar una de las casas de Beethoven, aunque no tiene mucho m¨¦rito. El m¨²sico vivi¨® 35 a?os en Viena y se mud¨® 67 veces
Antes del amanecer fue la pel¨ªcula de 1995. Un americano despechado y una francesa se encontraron en un tren Par¨ªs-Budapest. Record¨¢ndole arrepentimientos futuros (qu¨¦ h¨¢bil), ¨¦l (Jesse) consigue que ella (C¨¦line) se baje en Viena, donde pasar¨¢n 20 horas juntos. Ten¨ªan esa edad en que uno se baja en cualquier parte, duerme en un parque, dice frases como ¡°no es que tema el compromiso¡± y le recita a desconocidos versos de Auden sin saber todav¨ªa de qu¨¦ hablan. Ellos dos hicieron todo eso, y adem¨¢s, cometieron la imprudencia de volver a verse. Hoy, a juzgar por la ¨²ltima parte de la trilog¨ªa, a la pareja la va tan mal como se supone que le ir¨ªa a cualquier relaci¨®n basada en dos d¨¦cadas de intermitencia.
Recorrer las localizaciones de la pel¨ªcula es una deuda incitante. Cerca de la m¨ªtica Westbanhoof (Estaci¨®n del Oeste), donde llegan y se despiden, se encuentra el barrio de Spittelberg, centro de terrazas, patios interiores, ateliers y el cine m¨¢s indie de la ciudad. Para volver al pasado, se debe ir a Teuchtler, la tienda de discos que visitan. Siguen intactas las cabinas para audiciones. Si no lo puede evitar, busque el disco de Kath Bloom, escuche Come here y rememore los silencios de Jesse.
No muy lejos espera el caf¨¦ Sperl. Espejos, billar, prensa de todo el mundo, sillas Thonet y grandes ventanales retienen a cualquiera. Beber aqu¨ª justifica el viaje. Viena domin¨® Europa a finales del XIX. Los caf¨¦s fueron el motor del pensamiento. En ellos se resguardaron del fr¨ªo Zweig, Sch?nberg o Freud.
La noria del famoso Prater sigue dominando el parque de atracciones. En una de las cabinas se produce una conversaci¨®n que explica muy bien lo que son los proleg¨®menos (o lo mal que se ense?a geograf¨ªa en Estados Unidos). ¡°Mira, eso es el Danubio¡±, dice ella. ¡°Es un r¨ªo, ?no?¡±, responde ¨¦l. Hoy se puede incluso reservar la cabina para cenar. Si busca m¨¢s emociones, ese rascacielos que ve a lo lejos es la referencia de la nueva Viena y el responsable es el arquitecto Dominique Perrault. En la planta 57 est¨¢ el restaurante m¨¢s alto de Austria. Se llama 57 Restaurant. No tiene p¨¦rdida.
La ciudad se entiende a partir de la renovaci¨®n urban¨ªstica que impuls¨® Otto Wagner. Para el director Richard Linklater no pas¨® desapercibido el detalle y con buen ojo introdujo el puente Zollamtssteg, un prodigio arquitect¨®nico. All¨ª, los chicos dan con una pareja de austriacos que les hablan de teatro.
La zona de M?lker Bastei es como una aldea. Por ella pasean C¨¦line y Jesse rumbo al canal. Aqu¨ª se puede visitar una de las casas de Beethoven, aunque, la verdad, no tiene mucho m¨¦rito. El m¨²sico vivi¨® 35 a?os en Viena y se mud¨® 67 veces. En cualquier caso, puede regresar y decirle a su cu?ada: ¡°Estuvimos en la casa de Beethoven¡± y quedarse tan pancho.
En el cercano Kleines Caf¨¦, la pareja recibe la noche haciendo proyectos de pasado. Despu¨¦s ir¨¢n a un parque (Stadtpark). En alg¨²n sitio hay que no dormir. All¨ª C¨¦line frenar¨¢ el furor de Jesse: ¡°Como no nos vamos a ver nunca, mejor que no lo hagamos¡±. Y va ¨¦l y est¨¢ de acuerdo. Ten¨ªan 20 a?os. Ni siquiera probaron un schnitzel.
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