?Cu¨¢ntos regalos le debo hacer a mi hijo?

Ah¨ª van los datos. Estas navidades me voy a gastar 179,55 en juguetes y mi hijo va a recibir una media de seis, seg¨²n un estudio encargado por la Asociaci¨®n Espa?ola de Fabricantes de Juguetes. En realidad, me temo que entre juguetes y otras cosas, van a ser bastantes m¨¢s los paquetes que el ni?o va a tener que abrir, empapelando el sal¨®n con papel de regalo. Tambi¨¦n veo el d¨ªa siguiente: "Pap¨¢, juga conmigo".

Voy a quitar de en medio todo lo que no sean juguetes. Centr¨¦monos: ?Son muchos seis? Aunque no hagamos mucho caso, visto lo visto, los expertos coinciden: no es bueno que los ni?os reciban una avalancha de juguetes ¨Cesto vale para la Navidad, los cumplea?os-, demasiados regalos nublan la vista, no hay que saturar. Lo podemos escribir de mil formas. Lo resume Mara Cuadrado, psic¨®loga. En primer lugar, el exceso de regalos hace que estos "pierdan valor" a ojos del ni?o. Hay muchos, lo mismo que han llegado estos llegar¨¢n m¨¢s. Por tanto el ni?o no los valora. Este fen¨®meno se agrava si a menudo el ni?o recibe peque?os obsequios de escaso valor.

Adem¨¢s, el exceso de juguetes hace que los ni?os "se bloqueen". Yo lo he visto con mis propios ojos. El ni?o empieza a abrir paquetes y llega un momento en que la fiesta consiste en abrir paquetes, ya ni siquiera se dan cuenta de qu¨¦ hay dentro. O se cansan de abrirlos. Y eso en el primer momento. En los d¨ªas siguientes puede que el ni?o no haga ni caso a los nuevos regalos o que directamente no sepa ni con qu¨¦ jugar. Tambi¨¦n lo he visto.

En este punto, aparece una de las recomendaciones de Cuadrado, "atender al deseo" del peque?o. Si recibe cosas que no ha pedido, las dejar¨¢ de lado. En este sentido, es recomendable acompa?ar a los ni?os cuando escriben su carta a los Reyes Magos, y ajustarla, adem¨¢s de al deseo del ni?o, a la situaci¨®n familiar y general ¨Csobre todo en estos tiempos-. A largo plazo, es mejor para el ni?o una peque?a frustraci¨®n que acostumbrarse a tener todo cuanto pide.

Para prevenir la avalancha, Javier Pizarro sugiere algo pr¨¢ctico e interesante: un fondo en el que participen las personas importantes del entorno del ni?o para sufragar los regalos. As¨ª, todos participan, no hay competici¨®n por ser el m¨¢s rumboso y no hay decepci¨®n si mi regalo no es el m¨¢s aceptado.

Ante una avalancha ya consumada, Cuadrado y Pizarro recomiendan la intervenci¨®n de los padres para retirar algunos de los regalos e irlos dosificando en el tiempo, rot¨¢ndolos con otros. Los altillos de los armarios son, en este caso ¨²tiles imprescindibles. Una intervenci¨®n previa, que evite que se produzca la avalancha es, en mi opini¨®n, y en la suya, lo mejor, pero no siempre es f¨¢cil conseguir que unos t¨ªos o abuelos primerizos contengan su deseo de agasajar al peque?o.

En cuanto a los regalos, Cuadrado aboga, como m¨¢ximo, por uno de cada clase: de movimiento (bicis, triciclos, patinetes¡­), de construcci¨®n, de juego colectivo y de desarrollo intelectual, como los libros. Pizarro le pone m¨¢s fantas¨ªa: uno a cada Rey Mago. Y, aparte de los interminables cat¨¢logos de juguetes, destaca la importancia del juego heur¨ªstico y de los objetos cotidianos como juguetes: cajas de cart¨®n, tapones de corcho, materiales reciclados, fuentes inagotables de fantas¨ªa.