La verdad sobre el hombre que sofoca a Khaleesi
Michiel Huisman es uno de los actores m¨¢s deseados del momento gracias a su papel en 'Juego de tronos'. Casado y con un hijo, tiene un lema: "No le hago ascos a nada"
?Qu¨¦ hago yo hablando de un buen caf¨¦ con Michiel Huisman? Estamos en Los ?ngeles, no hay cafetera a la vista y el hombre capaz de enamorar y sofocar a Khaleesi, de Juego de tronos, ni se ha puesto los zapatos para bajar a tomar algo. ¡°Sabes que es bueno cuando en el bar te reciben moliendo el grano¡±, se regodea imitando el regurgitar de la m¨¢quina. ¡°Los ves llenar la canasta hasta el borde, sin apretar, al filo. ?Zas! Un golpe seco seguido de ese olor que acompa?a al ruido ensordecedor de la cafetera. ?Ah¨ª est¨¢! ?En la taza! Solo, ni leche, ni az¨²car. Cuando es bueno no necesita nada. ?Bebida de dioses!¡±.
Nunca he pensado que me llamen porque otros no quieran desnudarse. No me siento estereotipado ni me preocupa ser guapo
El momento no tiene nada de pose, no es elegante ni hipster. Tampoco habla del Starbucks que se ve desde la ventana del hotel Roosevelt, donde estamos. Atardece y, con la melancol¨ªa del d¨ªa, a Huisman le ha venido el sabor de los caf¨¦s que se tomaba en ese pueblo sevillano donde estuvo rodando Juego de tronos. ¡°?Caf¨¦ de los de a un euro!¡±, recuerda. Pero, ?por qu¨¦ hablar de ello ahora? ¡°Porque, con todo lo que me gusta el buen caf¨¦, tambi¨¦n he aprendido a disfrutar de uno malo. Me pasa con todo lo que me gusta y a veces no tengo. La m¨²sica, el cine, el caf¨¦. En lugar de ser un esnob o gru?ir, he aprendido a que no me afecten tanto las cosas. A no hacer ascos. A pasar m¨¢s¡±, entona.
Sentado en el suelo, con camiseta blanca y pantalones de ch¨¢ndal, podr¨ªa ser un pr¨ªncipe. Uno que realmente pasa de todo. Tranquilo y relajado, dejando que Hollywood bulla a sus pies. De su cuello cuelga un peque?o l¨¢piz, un abalorio que siempre lleva y que le regal¨® un dise?ador procedente de su Holanda natal (Huisman naci¨® en Amstelveen, cerca de ?msterdam, hace 34 a?os). Con ¨¦l puede ir apuntando las cosas que ha dejado atr¨¢s. Hoy ha sido un d¨ªa de encuentros con la prensa y sesiones fotogr¨¢ficas, como la que acaba de protagoniza para ICON.
Nuestra charla no parece lograr arrancarle la sonrisa. Quiz¨¢ le faltaba caf¨¦ del bueno. O su familia, a la que no ha visto en toda la semana porque viven en Nueva Orleans y ¨¦l se ha estado moviendo por Hollywood. ¡°Como actor no hay un sitio perfecto para vivir, aunque Los ?ngeles lo har¨ªa m¨¢s f¨¢cil¡±, admite. Lo dice, pero pasa de mudarse. Pudo establecerse aqu¨ª, pero prefiri¨® el Misisip¨ª para no sentirse ¡°como otro actor desesperado buscando trabajo¡±. Antes, tambi¨¦n hab¨ªa dejado atr¨¢s ?msterdam, donde se forj¨® una carrera desde los 10 a?os. ?Lo dej¨® todo por ligarse a la madre de los dragones? ¡°Alguien ten¨ªa que hacerlo¡±, le gusta bromear. Pero con el gesto m¨¢s serio, pensativo, a?ade la verdadera raz¨®n de su filosof¨ªa: ¡°Lo dej¨¦ todo porque quer¨ªa ser yo¡±.
Ese yo es ahora uno de los hombres m¨¢s deseados del momento. En pantalla el actor se lleva de calle a Connie Britton en Nashville, a Blake Lively en El secreto de Adaline, a Tatiana Maslany en Orphan black. Por no hablar de Gisele Bundchen en el anuncio de Chanel y, por supuesto, a Emilia Clarke (Khaleesi) a quien, como Daario Naharis, Huisman ofrece su espada y todo lo que va con ella. Queda claro que a la c¨¢mara le gusta su cuerpo. Y de nuevo el actor bromea: alguien tiene que hacerlo.
¡°Nunca he pensado que me llamen porque otros no quieran desnudarse. No me siento estereotipado ni me preocupa ser guapo. Yo no lo veo as¨ª, pero me halaga el comentario. Tengo suerte. Esto es Hollywood y es importante que el p¨²blico te conozca y sepa que te ha visto¡±. Incluso a esto, algo que para casi todos los humanos de sexo masculino ser¨ªa una bendici¨®n, Huisman es capaz de encontrarle pegas, reproduciendo un discurso m¨¢s asociado al gremio de las actrices agraviadas por el heteropatriarcado que al de los l¨²bricos galanes contempor¨¢neos. Pide el holand¨¦s para su carrera esa igualdad de oportunidades que normalmente reclaman ellas. ¡°Es ir¨®nico que en una industria en la que no hay suficientes papeles de peso para las actrices a m¨ª siempre me toca dar la r¨¦plica a mujeres fuertes, donde ellas llevan la voz cantante¡±, reclama.
Est¨¢ c¨®modo con lo que viste, pero si hay que quitarse la ropa, tampoco hay problema. No todos est¨¢n hechos de su misma pasta, si hay que juzgar por la marcha del brit¨¢nico Ed Skrein del papel que Huisman hered¨® en la cuarta temporada de Juego de tronos y que m¨¢s fama le ha dado. ¡°Eso s¨ª que fue cortar cabezas¡±, bromea. No naci¨® con el cuerpo que luce en pantalla, pero tampoco tuvo que trabajar mucho para conseguir unos pectorales al gusto de Khaleesi. Un mes de trabajo intenso, dice, y luego mantenerse. No ha sido para tanto. Entrena en casa, con su esposa, la muy indie actriz holandesa Tara Elders (36 a?os), y su hija (8 a?os). O en los hoteles mientras rueda. All¨ª tambi¨¦n suelen acompa?arle los suyos. Su guitarra sol¨ªa completar su equipaje.
Hubo un tiempo en el que no sab¨ªa si era m¨²sico o actor. Con tres ¨¢lbumes a sus espaldas, el arranque de su carrera estadounidense con la serie Treme tampoco aclar¨® demasiado su futuro. En la serie combin¨® su talento como m¨²sico y actor adem¨¢s de su cuerpo, tambi¨¦n a la vista. ¡°Ah¨ª me importaba m¨¢s¡±, dice del desnudo. ¡°Era m¨¢s s¨®rdido. En Juego de tronos s¨¦ que me van a hacer quedar bien. Me tiene que mirar la madre de los dragones y decir eso de ¡®?mira este!¡±, se piropea. Cosas que uno no se espera de Huisman. Como tampoco que confiese su afici¨®n por las videntes.
Ahora s¨ª se r¨ªe. ¡°No, no, no¡ No soy de los que consulta con videntes. No s¨¦ por qu¨¦ lo hice. Pase¨¢bamos por Nueva York y entramos en una¡±, recuerda de esa tarde, hace ya varios a?os, junto a su esposa. ¡°Todav¨ªa no est¨¢bamos casados y entramos a ver a esta mujer que lo primero que me dijo, sin saber qui¨¦n era, fue: ¡®T¨² est¨¢s luchando con dos carreras, una es la m¨²sica y la otra es en el mundo del espect¨¢culo¡¯. Y se me qued¨® lo de la lucha. Me hizo ver qui¨¦n soy: un actor al que le gusta la m¨²sica. Aceptado esto soy mucho m¨¢s feliz. Estoy empezando a notar que cada vez controlo m¨¢s esta industria. No debo demostrar nada m¨¢s. S¨®lo profundizar¡±, respira aliviado sacando pecho sobre el cielo de Hollywood.
Realizaci¨®n ?ngela Esteban Librero. Maquillaje y peluquer¨ªa: Ashley Streicher (Forward Artists). Asistentes de fotograf¨ªa: Phil Sanchez y Amanda Yanez. Asistente de estilismo: Mar Peidro. T¨¦cnico digital: Maxwell Tiggas con Industrial Color. Agradecimientos a The Hollywood Roosevelt Hotel.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.