"Si-le, no-le". Los cromos siguen ah¨ª
En un mundo tan cambiante como en el que vivimos, reconforta que algunas cosas que llenaban tu infancia sigan estando vigentes.
En un mundo tan cambiante como este en el que vivimos, reconforta que algunas de las cosas que llenaban tu infancia sigan estando vigentes. Te hace sentir que a¨²n tienes los pies en el suelo, que tienes algo a lo que agarrarte, que no te adentras en lo desconocido totalmente desprovisto de referentes. Es m¨¢s que probable que, desde que he tenido hijos, tenga idealizada mi infancia. En general la considero m¨¢s afortunada, feliz, variada y sana que la que est¨¢n viviendo mis hijos, pero seguro que no es as¨ª la cosa, que ellos la est¨¢n teniendo tan variada, sana y feliz como yo la tuve. Eso s¨ª, a su manera. O no. No s¨¦, no puedo estar en su cerebro, vivir lo que ellos viven, aunque est¨¦ a su lado, como mis padres no pod¨ªan vivir mi vida, y de eso fui consciente casi desde que soy consciente. A ver, que me pierdo. Hablaba de cosas que han saltado de mi generaci¨®n a la de mis hijos, supongo que pasando por las intermedias. Una de ellas son los cromos, con sus salvedades.
No era yo un gran seguidor de los cromos. Bueno, s¨ª, me gustaban, y me gustaba el rollo de llevarlos, cambiarlos (el ¡°si-le, no-le¡± de toda la vida de Dios), organizarlos, repasarlos una y otra vez, deleitarme en los datos de las fichas, etc. Pero no hice muchas colecciones completas. Apenas una de coches (al loro, que uno de los coches estrella, aparte de los deportivos, era, por su novedad, el Renault 9. No os riais, que fue coche del a?o en 1982) y otra, si no me falla la memoria, de la Liga de F¨²tbol (tengo yo la sensaci¨®n de que las plantillas eran m¨¢s permanentes entonces, hab¨ªa una base de jugadores que pod¨ªan militar varios a?os en el mismo club; no te encontrabas con que la estrella de tu equipo cambiaba de camiseta en enero, no s¨¦). Bueno, eso, que no complet¨¦ muchos ¨¢lbumes, pero tuve en las manos y trafiqu¨¦ con cromos de unas cuantas colecciones.
El caso es que el tema de los cromos sigue vigente. ?Cu¨¢nto? Pues no sabr¨ªa decir. S¨ª percibo en los ni?os que me rodean m¨¢s o menos la misma pasi¨®n por manosearlos, mercadearlos, cambiarlos por otros, repasarlos, la misma atracci¨®n por una colecci¨®n y el mismo cambio de inter¨¦s que lleva a saltar de una colecci¨®n a otra. ¡°Los ni?os se mueven por impulsos, en torno a lo que est¨¢ de moda¡±, explica Llu¨ªs Torrent, socio fundador y director general de Panini Espa?a. Panini es la empresa l¨ªder a nivel mundial en el mundo de los cromos, as¨ª que no se me ocurri¨® nadie mejor en Espa?a para hablar de todo esto. En la deliciosa charla que tuve con el se?or Torrent, me cont¨® que su empresa vendi¨® el a?o pasado 111 millones de sobres de cromos, es decir, 666 millones de estampitas. Lo que no me pudo hacer Torrent fue un perfil del consumidor, dado que ¡°el producto va a un punto de venta (quiosco, librer¨ªa, centro comercial, etc) y el comprador es an¨®nimo¡±. Y los que se dirigen a Panini para comprar los ¨²ltimos cromos para completar la colecci¨®n suelen ser los padres de los ni?os. Aunque, eso s¨ª, me dijo que hay mucho adulto coleccionista de cromos.
Pese a sus evidentes virtudes, me lo birlaron con unos sucios vectores. / J. S.
O de trading cards, como se llaman ahora. Porque el tema de los cromos ha cambiado un tanto desde el pleistoceno de mi infancia. Por de pronto, el lenguaje es parecido, pero no el mismo. Ya no escucho los tradicionales ¡°si-le¡±, ¡°no-le¡± (s¨ª le tengo, no le tengo); y los "repes" (repetidos) se han transformado en los ¡°letes¡± (le tengo). Y, sobre todo, las colecciones se han transformado: de sencillos cromos con una imagen y un pu?ado de datos b¨¢sicos (edad, posici¨®n de los jugadores de f¨²tbol; cilindrada, velocidad m¨¢xima, etc. de los coches o motos) a complejos juegos de cartas que ofrecen, adem¨¢s de la satisfacci¨®n del coleccionismo y el trapicheo, la posibilidad de entablar complicadas batallas reales o virtuales para hacerse (o no) con los cromos del adversario. Confieso que he visto c¨®mo mi Star Dragon de la colecci¨®n Invizimals, la de mayor ¨¦xito de Panini en 2013, ha volado de mis manos porque me han aplicado un Vector desfavorable para mi defensa en un H¨¢bitat beneficioso para el monstruo adversario que, sumado a su Escudo Triturador de Xtractors dejaban a mi drag¨®n a la altura de una lagartija. Si a eso le a?adimos que el rival era un Resonante, vamos, es que no hay color, pap¨¢, que no te enteras. Y adem¨¢s, mi rival ten¨ªa a Cristiano Ronaldo en versi¨®n megacrack. En fin, que le debo a mi hijo siete millones de euros.
Me cuenta Torrent que, efectivamente, como todo, el mundo de los cromos ha cambiado, ha evolucionado y que s¨ª, ahora es m¨¢s complejo. Pero nada con lo que no puedan los enanos. Y para ilustrarlo, me cuenta una jugosa an¨¦cdota: Un empresario implicado en el lanzamiento de una colecci¨®n le expuso sus dudas por la complejidad de las cartas. Torrent recurri¨® a su nieto Mateo, de ocho a?os, que explic¨® al empresario el funcionamiento del juego. El directivo seguramente se qued¨® m¨¢s o menos como estaba, pero dio luz verde a la colecci¨®n sin dudarlo, en vista de que los destinatarios, los ni?os, lo ten¨ªan tan claro.
¡°Todo evoluciona. Al igual que antes los coches eran mucho menos complicados, es evidente que los ni?os de ahora no son como los de antes. No vender¨ªamos ahora una colecci¨®n como la de los coches¡± de la que hablaba antes, tan plana. Ahora, cada carta tiene una profundidad que da un poco de v¨¦rtigo, la verdad. Las de Invizimals, por ejemplo, llevan por detr¨¢s un c¨®digo que, capturado con el m¨®vil o la tableta con la aplicaci¨®n adecuada, te llena el sal¨®n de h¨ªbridos entre tibur¨®n, jabal¨ª, puercoesp¨ªn o rana, en sus evoluciones Pup, Colt o Max.
Est¨¢, adem¨¢s, la dimensi¨®n de los videojuegos. El caso de Invizimals es at¨ªpico, me dice Torrent, porque fue una apuesta de su empresa a partir de un videojuego casi desconocido de la empresa espa?ola Novarama. Aunque el proceso de gestaci¨®n es ¡°secreto de Estado¡±, seg¨²n dice Torrent entre risas, el fen¨®meno Invizimals arras¨® desde Espa?a. Novarama fue despu¨¦s adquirida por Sony, que extendi¨® globalmente el fen¨®meno. Normalmente, las colecciones de cromos suelen seguir a fen¨®menos que ya triunfan entre los ni?os, gracias a una pel¨ªcula, una serie de dibujos, un videojuego¡ Pero en el caso de Invizimals, el proceso fue al rev¨¦s. El fen¨®meno lo crearon desde Panini. ¡°Siempre estamos muy atentos a estas cosas, en ferias y as¨ª¡±, dice Torrent, que asegura seguir m¨¢s de 500 propiedades (intelectuales) para estar al tanto de nuevos fen¨®menos. Y luego est¨¢ la ¡°experiencia o la intuici¨®n¡± para detectar un posible fil¨®n.
?Qu¨¦ pensabais? ?Que no exist¨ªa el bueno de Porcupain?
En otros casos, como en la colecci¨®n Adrenalyn, de la Liga de f¨²tbol (¡°cada jugador est¨¢ equipado con valores de defensa y ataque muy bien calculados¡±, dice Torrent), existe la posibilidad, mediante un c¨®digo, de descargarte la carta a tu ordenador para jugar on line con un chaval de Soria o de Brisbane. ¡°Eso s¨ª, lo que le gusta al ni?o es coleccionar, no tanto jugar¡±, sostiene Torrent. En eso no hemos cambiado tanto. Y no me resisto a preguntar por el secreto mejor guardado. ¡°Se?or Torrent. ?Es verdad que hay cromos m¨¢s dif¨ªciles de conseguir? ?Existe ¡°el m¨¢s dif¨ªcil de la colecci¨®n?¡±. Pues s¨ª y no. ¡°Los cromos se meten en sobres de forma aleatoria, aunque existe una ingenier¨ªa de producci¨®n¡± para evitar, por ejemplo, que un cromo se repita en un sobre y para que se distribuyan de forma equilibrada. ¡°Hay ingenieros que se ocupan de eso¡±. As¨ª que mi Porcupain Pup vale tanto como tu Phoenix Legendario y mi Messi lo mismo que tu Juanfran. Lo que s¨ª hay ahora son cartas especiales dentro de una colecci¨®n, que se venden en los mismos sobres, pero son m¨¢s escasas y dif¨ªciles de encontrar. Son como los Joe DiMaggio de las colecciones de b¨¦isbol de las pelis americanas.
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