La maternidad es una condena
En respuesta al art¨ªculo de Purificaci¨® Mascarell 'Hijos', al que ya han contestado con mucho acierto B¨¢rbara Celis con 'Madres'
[En respuesta al art¨ªculo de Purificaci¨® Mascarell Hijos, al que ya han contestado con mucho acierto B¨¢rbara Celis con Madres y Sergio del Molino con Padres]
Solo me falta que me parta un rayo. Dios (yo tambi¨¦n soy atea, es solo una forma de hablar) me est¨¢ castigando por las veces que mir¨¦ con cara de desaprobaci¨®n y de superioridad a una gorda tirar de un carrito de beb¨¦ con un gurru?o de pelo a modo de mo?o, tres dedos de ra¨ªz y una vestimenta dictada a pachas entre un dalt¨®nico y un mono loco con una bomba at¨®mica en las manos. Y me dec¨ªa para m¨ª: ¡°Es tener hijos y mira c¨®mo se abandonan¡±.
Tambi¨¦n me est¨¢ castigando por la de veces que llam¨¦ a alguna amiga y, a la pregunta de ¡°qu¨¦ tal est¨¢s¡±, te soltaba una parrafada interminable sobre las eternas anginas de su hijo que nunca escuchabas porque hab¨ªas desconectado nada m¨¢s empezar. Y pensabas: ¡°Te he preguntado qu¨¦ tal t¨², nena te est¨¢s olvidando de que existes, nunca pens¨¦ que ser¨ªas de Ese Tipo de Madre¡±.
Y me castiga mucho, pero mucho, mucho, por haber cre¨ªdo que lo del techo de cristal era un camelo y que mis compa?eras de trabajo madres son todas unas flojas quejicas a las que se les cae el boli a la hora en punto y sus hijos, unos seres d¨¦biles que se enferman todo el rato. ¡°Lo que pasa es que ahora tienen otra prioridad¡±, las censuraba mentalmente.
Pero sobre todo me castiga hasta l¨ªmites insospechados por haber visto a mi amiga del alma dar el pecho a demanda a su hija meses y meses m¨¢s all¨¢ de los tres de rigor y haber sentido c¨®mo me recorr¨ªa el cuerpo un horror interno similar al bicho de El grito mientras conten¨ªa mis ganas de decirle: ¡°Pero hija, que nos hemos criado juntas, que somos mujeres liberadas del siglo XXI, que no me puedo creer que seas tan antigua, que esto es una puta esclavitud¡¡°
Eso s¨ª, jam¨¢s confes¨¦ nada de esto en voz alta. Y no lo hice porque intento ser respetuosa con las opciones vitales de los dem¨¢s, por mucho que no las entienda ni las comparta. All¨¢ cada uno con sus razones, all¨¢ cada uno con las mentiras que se cuenta o los embolados en los que se mete para tratar de sobrevivir. Y, sobre todo, porque cuando no entiendo algo siempre pienso que hay un detalle importante que se me escapa, algo que no llego a comprender y que lo explica todo.
Pues bien, he tenido una epifan¨ªa de manual y AHORA LO ENTIENDO TODO, absolutamente todo. Entiendo las ojeras, entiendo el desali?o, entiendo las prisas, entiendo las prioridades (menuda expresi¨®n tramposa, ?es que nadie entiende que no ya hay tribu ni abuelos ni nadie, que si t¨² no recoges a tu hijo de la guarder¨ªa se quedar¨ªa all¨ª para siempre?), entiendo que rechac¨¦is ascensos, que no teng¨¢is vida social y que no pod¨¢is hablar de otra cosa y hasta casi llego a entender que solo feisbuqueeis sobre ellos pero por favor, con cari?o os lo digo, vale ya de cansinismo. Vuestros hijos van a necesitar tres vidas para borrar todas las fotos vergonzantes que circulan de ellos.
La causa de este s¨²bito ataque de comprensi¨®n y de empat¨ªa es que he sido madre de mellizos. S¨ª, de mellizos, y os agradezco que os ahorr¨¦is el comentario (que si son naturales, que si no te aburres, que si son iguales, que si no se parecen en nada, que si me pasa a m¨ª y me muero¡ se?ora, qui¨¦n le ha preguntado) y la compasi¨®n, porque s¨ª, ser madre es una condena, y ser multimadre, un aut¨¦ntico infierno.
Dig¨¢moslo claro de una vez: hemos estado tantos a?os postergando la maternidad y tenemos una imagen tan irreal e idealizada de ella que no nos atrevemos a reconocerlo. La maternidad no es como t¨² la pintas, Purificaci¨® Mascarell, es mucho peor. Hace a?o y medio que no salgo, no me relaciono con adultos, no viajo, no voy al cine, no leo libros, no entro en mis pantalones, no acudo la primera al ¨²ltimo local de moda, no voy a exposiciones, no escucho conferencias, no paseo por la feria del libro y no tengo tiempo ni de mirarme al espejo. Y lo que es peor, que no duermo m¨¢s de dos horas seguidas. Y sin cafe¨ªna ni vino.
S¨ª, tienes toda la raz¨®n, ser madre consiste en renunciar a todo lo que eras antes y me temo que para siempre. Entonces ?por qu¨¦ diablos las mujeres se siguen prestando a esta maldici¨®n b¨ªblica que arrasa con todo, con sus vidas, sus expectativas, su carrera laboral, su manicura y sus art¨ªculos plagados de citas culturetas que ya no tienen tiempo de escribir?
Ah¨ª es donde te equivocas, porque tener hijos es la mayor condena, pero tambi¨¦n la mayor de las bendiciones. No hay nada, ning¨²n triunfo profesional, ning¨²n congreso, tesis, libro o pel¨ªcula, fiesta con amigos, "viaje desde Mosc¨² hasta Pek¨ªn" o "¨¢tico con vistas espectaculares" que pueda compararse ni de lejos con la emoci¨®n verdaderamente ¨ªntima, ¨²nica e irrepetible de ver a un ni?o probar el chocolate, andar o ver el mar por primera vez.
Despu¨¦s de una adolescencia y de una juventud estirada al m¨¢ximo, llena de contradicciones y sinsabores, fracasos vitales y algunas peque?as victorias, dramas emocionales y desenga?os de todo tipo, en las que siempre te ha faltado algo para ser feliz, llega tu hijo a volver del rev¨¦s tu mundo. Cuando ves a tu hijo reci¨¦n nacido salir de tu vientre, cuando te mira como si no hubiera nada m¨¢s importante en el mundo, cuando aprende lo que es un beso y un abrazo y te los da cuando menos te lo esperas, cuando te reconoces en ¨¦l y ves que es un ser inteligente y lleno de ambici¨®n, curiosidad y energ¨ªa, en esos momentos sientes que por fin todo encaja, que est¨¢s donde tienes que estar y que la felicidad, de existir, se parece mucho a esto.
Esa es la clave, querida amiga, la verdadera verdad de las cosas. No es la pueril ilusi¨®n de ser madre porque nadie tiene ni pu?etera idea de lo que realmente significa hasta que no le vomitan en modo catarata del Ni¨¢gara dos veces encima y de madrugada (tienes que probarlo, es exquisitamente repugnante). Tampoco es por una presi¨®n social que yo jam¨¢s he sentido (nadie me ha hecho jam¨¢s el comentario del arroz y si me lo hubieran hecho les habr¨ªa dado con la paellera en la cabeza) y que se est¨¢ diluyendo porque, hoy por hoy, con cuatro millones de parados, la precariedad laboral y Espa?a y¨¦ndose a pique, nadie en su sano juicio, ni siquiera las futuras y aguerridas abuelas, se pone a recomendar a nadie que sea padre. Ni tiene nada que ver con el aburrimiento (te garantizo que mi vida en Malasa?a era divertid¨ªsima) o con algo tan insondable como la ¡°velocidad del tiempo que corre hacia la muerte¡±.
La raz¨®n de que la gente se siga embarcando en esta locura es, ni m¨¢s ni menos, las altas dosis de felicidad que genera. La risa de un ni?o cualquiera es preciosa pero la risa de tu ni?o te coge el coraz¨®n y te lo agita tan fuerte que piensas que te va a estallar de j¨²bilo. Y no solo dan felicidad sincera, gratis y a mansalva. Yo no me he drogado nunca, pero el nirvana que me embarga mientras amamanto a d¨²o a mis mellizos me resulta mucho mejor que la hero¨ªna porque no me mata de paso.
Te aseguro que ver crecer a un beb¨¦ es mucho m¨¢s interesante que toda la historia de la filosof¨ªa, la literatura y el arte juntas y dos, y siendo adem¨¢s ni?o y ni?a, es realmente apasionante ¡ªsiempre pens¨¦ que los roles de sexo eran una patra?a, pero el nene da el biber¨®n a la mu?eca de una forma muy extra?a, m¨¢s cercana al asesinato que a la alimentaci¨®n¡ª. Viendo las estrategias que son capaces de desplegar para lograr sus objetivos entiendo perfectamente que el hombre haya llegado a la luna.
Y si hablamos de diversi¨®n, cualquier ocurrencia de mis beb¨¦s, y las tienen a cientos todos los d¨ªas, es mejor, m¨¢s real y m¨¢s aut¨¦ntica que todos los memes y vines juntos. Y eso que todav¨ªa no hablan ni entienden muy bien de qu¨¦ les hablo cuando hago que el primer ministro h¨²ngaro sea el malo de todos los cuentos que invento. Tengo la suerte de disfrutar de una jornada continua que me permite pasar con ellos las tardes y jugar por toda la casa al escondite, ense?arles a meter la mano hasta el codo en harina, mancharse de barro y hacer todo tipo de gamberradas.
Sobre los motivos del padre, habr¨ªa que preguntarle a ¨¦l por qu¨¦ quiso tenerlos a pesar de no sentir la "llamada de la selva" como ¨¦l dice. Yo creo que es el mayor acto de amor que nadie ha tenido ni tendr¨¢ hacia m¨ª. En un momento de agotamiento y agobio absoluto, le pregunt¨¦ si se arrepent¨ªa y se enfad¨®, dado que ahora no se concibe sin los beb¨¦s. Nos peleamos m¨¢s, es cierto, pero tambi¨¦n nos re¨ªmos m¨¢s: de los ni?os, con los ni?os, de las cosas que llegas a hacer con tal de que coman y, sobre todo, de las situaciones surrealistas e inimaginables en las que te ves envuelto.
Si me preguntas si merece la pena la renuncia es que no has entendido nada. Mi ventaja es que yo ya he vivido tu vida y te digo que la m¨ªa ahora es mucho mejor de lo que era antes. Por muchas veces que hayas visto "atacar naves en llamas m¨¢s all¨¢ de Ori¨®n y Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannh?user", nunca ver¨¢s a tu hijo, entre at¨®nito y fascinado, intentando atrapar el agua de la ducha con la mano. Ahora, m¨ªrate de verdad al espejo y piensa qui¨¦n ¡°se atonta y se amuerma, se vuelve prosaica y gris, envilece su mente y estanca su intelecto¡±.
PD: Jam¨¢s leer¨¦ poes¨ªa de B¨¦cquer por las noches a mis beb¨¦s. Hay poetas mucho mejores.
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