?Qu¨¦ hace ahora el PP?
Si Rajoy indica que est¨¢ dispuesto a negociar, S¨¢nchez debe recoger el guante
El Partido Popular, despu¨¦s de lo ocurrido en las ¨²ltimas horas, tiene que cambiar seriamente la actitud de sentarse a la espera del paso del tiempo y avenirse a negociar la posibilidad de construir un Gobierno estable. Decimos negociar, y no simplemente reclamar la adhesi¨®n a la propuesta de una combinaci¨®n de PP, Ciudadanos y PSOE, lanzada por Mariano Rajoy al d¨ªa siguiente de las elecciones del 20 de diciembre.
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Si el PP da se?ales de que est¨¢ dispuesto a mover ficha, Pedro S¨¢nchez har¨¢ bien en recoger el guante. El fiasco de la negociaci¨®n intentada para incorporar a Podemos al acuerdo del PSOE con Ciudadanos no puede ser m¨¢s patente. Ya se sab¨ªa que la v¨ªa del entendimiento con la fuerza radical era muy estrecha; pero el camino ha quedado cegado por Pablo Iglesias, que es el que se ha levantado de la mesa de negociaciones a menos de 24 horas de haberse sentado. Iglesias pretende disimular su responsabilidad en la ruptura con el enga?oso anuncio de una consulta ¡°a las bases¡±, destinada m¨¢s a aplastar disidencias que a aclarar la actitud del partido en una votaci¨®n de investidura. La consulta planteada por el dirigente de Podemos parece un plebiscito ganado de antemano por quien lo propone, sobre todo si a menos de una semana de su realizaci¨®n, prevista entre el 14 y el 16 de abril, ni siquiera est¨¢ claro el censo de participantes.
Es verdad que Mariano Rajoy propuso la gran coalici¨®n mucho antes de que Iglesias lanzara su idea de un Gobierno compartido con el PSOE. Y que el l¨ªder del PP lo ha reiterado en los meses transcurridos, a veces limit¨¢ndola al PP y al PSOE, f¨®rmula aritm¨¦ticamente suficiente para alcanzar mayor¨ªa absoluta con la composici¨®n actual del Congreso de los Diputados. Tambi¨¦n es cierto que ni Rajoy ni su equipo se han movido para hacerlo posible, m¨¢s all¨¢ de las referencias gen¨¦ricas a que el PSOE y Ciudadanos deber¨ªan apoyarle por el bien de la estabilidad del pa¨ªs, la continuidad de la pol¨ªtica econ¨®mica y la unidad de Espa?a.
Ser¨ªa irresponsable que el partido m¨¢s votado continuase estando al margen de todos los intentos de formar un Gobierno. Tanto Ciudadanos como el PSOE invitaron al PP a hablar de programas, al igual que a las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas, en una carta que les enviaron formalmente hace un mes. Desde entonces, Rajoy ha dejado pasar las semanas sin dar respuesta al envite, en una actitud tan desconcertante como result¨® su renuncia al encargo del Rey, al t¨¦rmino de la primera ronda de conversaciones de los partidos pol¨ªticos con el jefe del Estado. Quien primero estaba obligado a intentarlo, el partido que logr¨® m¨¢s votos el 20-D, es el que menos protagonismo ha tenido desde aquella fecha y el que menos ha trabajado para aclarar su proyecto pol¨ªtico para Espa?a.
Unos y otros abocan al pa¨ªs a un momento delicado. Ante la perspectiva de relegar por mucho m¨¢s tiempo el abordaje de problemas urgentes, la responsabilidad obliga al Partido Popular a no contribuir a la continuidad del bloqueo y a explorar el m¨¦todo del di¨¢logo. No les toca a los dem¨¢s darle hecha la combinaci¨®n parlamentaria que exigi¨® en su momento, sino que le corresponde implicarse para abrir paso a un proyecto pol¨ªtico que haga innecesaria la repetici¨®n de las elecciones, en vez de mantenerse en una actitud de aislamiento.
Es el momento de abandonar la ambig¨¹edad, mostrar una actitud abierta y generar confianza. Necesitamos saber lo que est¨¢ dispuesta a hacer la fuerza pol¨ªtica que m¨¢s respaldo recibi¨® el 20-D, m¨¢s all¨¢ de velar estrictamente por sus intereses partidistas.
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