A ver si muere Cervantes
YA se han consumido tres meses del a?o y dentro de dos semanas ser¨¢ la fecha oficial del cuarto centenario de la muerte de Cervantes, y m¨¢s o menos lo mismo respecto a Shakespeare. Se ha hablado mucho del contraste, del abismo existente entre la actitud de los dos pa¨ªses que vieron nacer a estos autores. Del entusiasmo ingl¨¦s y la indiferencia espa?ola; de la implicaci¨®n de Cameron y la dejadez de Rajoy el Plasmado; del enorme programa de fastos impulsado por las instituciones brit¨¢nicas y de las poco imaginativas y parvas celebraciones preparadas por nuestro Ministerio de Cultura. Si me gu¨ªo por m¨ª mismo, hace ya un par de a?os que la editorial Hogarth me tent¨® a ¡°novelar¡± una obra de Shakespeare dentro de un ampl¨ªsimo proyecto que inclu¨ªa a una veintena de escritores, cuyas ¡°adaptaciones¡± ser¨ªan traducidas y publicadas en numerosas lenguas. Tambi¨¦n, desde el British Council, se me ha propuesto mantener un coloquio en Berl¨ªn con un ?autor ingl¨¦s, sobre Shakespeare y Cervantes, en el marco de una exposici¨®n dedicada a los dos genios. Sobre el uno o el otro se me han solicitado textos desde diferentes pa¨ªses, y casi todas estas peticiones las he declinado (uno podr¨ªa pasarse 2016 dedicado en exclusiva a estos menesteres, y soy de los que creen que las obras perfectas no hay que manosearlas ni menos a¨²n ¡°reescribirlas¡±). Alguna aportaci¨®n he hecho en Espa?a, pero para el sector privado. La ¨²nica propuesta que me ha venido del p¨²blico, creo, era una majader¨ªa para Televisi¨®n Espa?ola, participar en la cual habr¨ªa sido menos motivo de satisfacci¨®n que de sonrojo.
Al Gobierno le han llovido los reproches, con raz¨®n. Pero ?qu¨¦ se esperaba de una administraci¨®n que, durante cuatro a?os, no ha hecho m¨¢s que empobrecer y hostigar a los representantes de la cultura? Y Cervantes, aunque muerto y bien muerto, no deja de ser uno de ellos. Eso s¨ª, el pr¨®ximo 23 de abril veremos las consabidas colas de pol¨ªticos, escritores y figurones para leer en voz alta un fragmento del Quijote (p¨¦simamente y sin entonaci¨®n, las m¨¢s de las veces), esa chorrada ya institucionalizada. La mayor¨ªa se har¨¢ una foto, volver¨¢ a casa muy ufana y no abrir¨¢ de nuevo ese libro en su vida. En realidad no s¨¦ por qu¨¦ nos escandalizamos. ?Por qu¨¦ habr¨ªa de importarle Cervantes a una sociedad ahist¨®rica y tirando a iletrada? En Espa?a pocos conocen nuestro pasado y adem¨¢s a casi todos nos trae al fresco. Ni siquiera hay curiosidad. Este a?o ser¨¢ el tricentenario del nacimiento de Carlos III, el mejor Rey que hemos tenido junto con Don Juan Carlos, pero la mayor parte de los espa?oles es incapaz de decir una palabra sobre su figura. El conjunto de la poblaci¨®n, ?sabe algo de las Guerras Carlistas, que fueron tres nada menos y no est¨¢n tan lejanas? ?Sabe que en 1898 estuvimos en guerra contra los Estados Unidos? Son s¨®lo un par de ejemplos de la ignorancia brutal y deliberada que nos domina desde hace d¨¦cadas. Hace poco, el grupo socialista del Ayuntamiento quiso quitar de la Plaza de la Villa madrile?a la estatua de Don ?lvaro de Baz¨¢n para colocar en su lugar una ¨Cla en¨¦sima en la capital¨C del alcalde Tierno Galv¨¢n ¨Cmuy llorado, eso s¨ª, como todos los aduladores de j¨®venes¨C. Eso denota visi¨®n hist¨®rica y sentido de las prioridades. Los cretinos municipales del PSOE probablemente ignoran que Don ?lvaro intervino decisivamente en Lepanto y en otras haza?as militares; o quiz¨¢ sea eso, que sus haza?as son hoy ¡°condenables¡± por haber sido militares.
Hace no mucho dije en otra columna que la actitud general de los espa?oles respecto al pasado viene a ser esta: ¡°Los muertos no nos conciernen¡±. La gente que no est¨¢ aqu¨ª, que carece de poder e influencia, que no hace el memo para distraernos, que no suelta idioteces en las redes para que reaccionemos con furia; la gente a la que ya no podemos zaherir ni poner zancadillas ni hacer da?o, la que no forma parte de la bufonada perpetua que nos alimenta, del jolgorio zafio y la chanza malintencionada, la gente que no puede indignarnos porque lleva mucho o poco criando malvas, ?qu¨¦ nos importa? A los pol¨ªticos, desde luego, s¨®lo les interesan aquellos que pueden ser utilizados, o arrojados a la cara del contrario: Lorca y Machado por razones obvias, un poco Hern¨¢ndez y Cernuda, y pare usted de contar o casi. Pero ?Cervantes? Ni siquiera sabemos si ser¨ªa de derechas o de izquierdas, para qu¨¦ nos sirve. Al Gobierno le han ca¨ªdo rega?inas justas por su desidia, y sin embargo, ?han o¨ªdo decir una palabra sobre el autor del Quijote, en estos meses transcurridos de su a?o, a los dirigentes del PSOE, Podemos o Ciudadanos, no digamos a los de Unidad Popular, PNV, ERC (y eso que hay dementes muy serios que insisten en que Cervantes era un catal¨¢n m¨¢s, escamoteado)? En realidad, en Espa?a se procura matar a los muertos, ya es bastante molestia que haya vivos ocupando sitio (¡°nuestro sitio¡±) como para encima hac¨¦rselo a los difuntos. Shakespeare est¨¢ vivo y omnipresente no s¨®lo en la cultura y en la sociedad inglesas, sino en el mundo entero. Cervantes no tanto, por mucho que unos cuantos todav¨ªa adoremos su simp¨¢tica figura y su obra. ?C¨®mo podr¨ªa estarlo al mismo nivel que su contempor¨¢neo, si en su pa¨ªs lo que se pretende es que se hunda de una vez en el hoyo y en el mayor olvido posible? Aqu¨ª ese es el sino de cuantos ¡°dan su esp¨ªritu¡± y ya no alientan, sea desde ayer o desde hace cuatro enteros siglos.
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