La gran coalici¨®n
La investidura sirve para formar un Gobierno que tiene que gobernar con mayor¨ªa suficiente
Puedo dar fe de que existe vida despu¨¦s de la muerte¡ pol¨ªtica, se entiende. De entrada, adquieres un t¨ªtulo, el de ex, que nadie te puede quitar; ni el BOE ni congreso alguno. Recuperas, aunque solo en parte, tu condici¨®n de ciudadano, digamos ¡°normal¡±. Y entre los rasgos de esa normalidad recuperada est¨¢ la relaci¨®n con las cosas que pasan y con las que se dicen o escriben, que vives de forma m¨¢s sosegada, incluso cuando te afectan. Se habla muy poco de ti, y de la mitad de lo que se dice, sencillamente, no te enteras.
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Viene todo esto a cuento de una noticia publicada en algunos diarios, seg¨²n he podido averiguar despu¨¦s, sobre lo que, presuntamente, dije en un desayuno privado ¡ªes decir, sin medios de comunicaci¨®n¡ª que mantuve hace unos d¨ªas en Barcelona invitado por una asociaci¨®n empresarial. Seg¨²n esa noticia, me habr¨ªa manifestado a favor de una gran coalici¨®n con el PP si Rajoy volviera a ganar las elecciones. Le¨ª una referencia a esa supuesta opini¨®n m¨ªa hace unos d¨ªas en un art¨ªculo publicado en un diario catal¨¢n; la semana pasada otra en una tribuna aparecida en este peri¨®dico. El domingo se repite una vez m¨¢s, ahora enmarcada en un razonamiento m¨¢s de fondo: ser¨ªa algo as¨ª como una prueba de que en el PSOE hay un debate sobre la ¡°gran coalici¨®n¡±, en el que, huelga decirlo, yo estar¨ªa claramente posicionado. As¨ª que me he decidido a aclararlo, entre otras cosas porque tal debate no existe; y, de paso, a hacer algunos comentarios m¨¢s.
Es cierto que habl¨¦ de un posible entendimiento con Rajoy. Lo es tambi¨¦n que dije que, en la doble hip¨®tesis de que se celebraran unas nuevas elecciones y el PP volviera a ganar, ese entendimiento ser¨ªa necesario. Lo que se ha omitido es que me estaba refiriendo a la soluci¨®n del tema catal¨¢n. Y es que es as¨ª: los que creemos que la soluci¨®n de los problemas existentes entre Catalu?a y el resto de Espa?a exige una reforma constitucional debemos asumir que para ello es preciso un acuerdo con el primer partido de la derecha espa?ola. Si se repitiesen las elecciones y Rajoy volviera a ganar, los socialistas, que queremos abordar con la seriedad y la profundidad que merece el tema catal¨¢n y al tiempo revisar, para mejorarlo, el funcionamiento del Estado de las Autonom¨ªas, tendr¨ªamos que hablar con ¨¦l. Y no solo con ¨¦l: habr¨ªa que hacerlo con Ciudadanos, con Podemos, con los partidos pol¨ªticos catalanes y no solo catalanes; ser¨ªa necesario realizar un ejercicio amplio de di¨¢logo y consenso, que es lo que exige una reforma constitucional.
La obstinada aritm¨¦tica fija un punto de encuentro entre vieja y nueva pol¨ªtica
Pero dije m¨¢s. Dije ¡ªel desayuno fue hace algunas semanas¡ª que, desgraciadamente, cre¨ªa que ¨ªbamos a ir a nuevas elecciones. Entre otras cosas, porque Ciudadanos y Podemos hab¨ªan resultado ser absolutamente incompatibles entre s¨ª, incluso m¨¢s que el PP y el PSOE. En esto, tampoco en esto, la nueva pol¨ªtica nos ha deparado grandes sorpresas, al menos de momento. Apunt¨¦ tambi¨¦n que en el caso de repetici¨®n de las elecciones, cualquiera que fuera el resultado, la hip¨®tesis de una gran coalici¨®n era impensable. E inconveniente; para el PSOE, por supuesto, y para Espa?a, tambi¨¦n.
Y a?ad¨ª algunas reflexiones m¨¢s que, al menos yo, echo de menos en el debate pol¨ªtico actual. Porque es evidente que los resultados electorales obligan a los partidos a un ejercicio de di¨¢logo y, si ello es posible, de acuerdo. Lo que no es cierto es que los ciudadanos hayan votado di¨¢logo y acuerdo; han votado cada uno al partido que les ha parecido m¨¢s conveniente. Como tampoco es cierto, sin m¨¢s, que la mayor¨ªa de los espa?oles est¨¦n en contra de repetir las elecciones. Esa afirmaci¨®n precisa alguna matizaci¨®n. Cuando en las encuestas se les pregunta si prefieren que gobierne una coalici¨®n que no les gusta o la convocatoria de unas nuevas elecciones, la mayor¨ªa prefiere unas elecciones. Lo que s¨ª es cierto, y a veces se olvida, es que la investidura es un tr¨¢mite obligado constitucionalmente para formar Gobierno. Que al d¨ªa siguiente, perd¨®n por la obviedad, tiene que gobernar. Algo que, entre otras cosas, le obliga a reunir mayor¨ªas suficientes en las C¨¢maras para sacar adelante sus proyectos legislativos. Por ejemplo, 176 votos en el Congreso para aprobar una ley org¨¢nica. 176, en esta legislatura como en todas las anteriores. Y es que, al final, la obstinada aritm¨¦tica establece un punto de encuentro entre la vieja y la nueva pol¨ªtica.
Alfredo P¨¦rez Rubalcaba fue secretario general del PSOE.
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