Aquellos hombres valientes que vistieron como les dio la gana
Hoy, en 2016, se revindica m¨¢s que nunca al dise?ador Mr. Fish, el hombre que puso faldas y bordados florales al rock
No hay novedad sin olvido en el planeta moda: un sistema donde es crucial que las f¨®rmulas desaparezcan y, pasado un tiempo, resurjan in¨¦ditas ante ojos nuevos. Y esto es lo que ha ocurrido ¨²ltimamente con la nueva masculinidad, nombre por el que se conocen las propuestas de dise?adores como JW Anderson o Alessandro Michele para Gucci: ropa dirigida a un hombre consciente de que s¨®lo va a vivir una vez y que, por lo tanto, no est¨¢ dispuesto a regalar al g¨¦nero femenino el uso exclusivo de algo tan delicioso como el encaje de Bruselas, los delicados bordados florales o los zapatos con alg¨²n que otro cristal Swarovski.
La nueva masculinidad, claro, no tiene nada de nueva. Hay un precedente olvidado en la revoluci¨®n sartorial que vivi¨® Londres entre 1963 y 1973 y que adopt¨® el nombre que la historiadora Pearl Binder hab¨ªa acu?ado en 1958 para la moda eduardiana: The peacock revolution (La revoluci¨®n del pavo). S¨®lo un pavo real pod¨ªa representar la extravagancia textil que, durante esos a?os, cultivaron las sastrer¨ªas de Mayfair, y que, como toda revoluci¨®n que triunfa, tambi¨¦n tuvo su l¨ªder. Se llamaba Michael Fish (Sussex, Reino Unido, 1944). Empez¨® como chico de los recados en una tienda de ropa informal, pero pronto se coloc¨® como dise?ador en Turnbull & Asser, los camiseros de Jermyn Street.
All¨ª empez¨® a experimentar con bordados y pu?os con volantes, y all¨ª se top¨® con el hombre que le cambi¨® la vida. Barry Sainsbury (de la famosa cadena de supermercados) no s¨®lo le facilit¨® liquidez para abrir Mr. Fish, su propia tienda en Clifford Street (centro de Londres), sino tambi¨¦n los contactos para convertirla en punto de encuentro de tres generaciones de dandis. Un lugar forrado de corbatas inauditas y car¨ªsimas chaquetas de terciopelo donde los arist¨®cratas se mezclaban con los Rolling Stones y David Bowie alternaba con Cecil Beaton y otros ilustres elegantes.
Fue Hardy Amies, uno de estos ¨²ltimos, quien sentenci¨® el lema del movimiento: ¡°Compra con inteligencia, v¨ªstete con el m¨¢ximo cuidado y luego olv¨ªdate¡±. Han tenido que llenarse los escaparates m¨¢s deseados de 2016 de unas ideas que entonces resultaron m¨¢s brillantes que rentables (sobre todo, cuando la cola de aquellos magn¨ªficos presumidos tuvo que replegarse por la crisis del petr¨®leo) para que la moda vuelva a abrirse, orgullosa y agradecida, a Mr. Fish. A ¨¦l y a aquellos valientes que no quisieron vestir de otra manera, porque no quer¨ªan vivir de otra manera.
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