Bienvenida primavera
Por Pilar Sampietro
Yo quer¨ªa cultivar un huerto, no muy grande, peque?o y de f¨¢cil acceso, y no muy lejos de mi casa, en zona urbana. Me imaginaba saliendo del portal en direcci¨®n al metro y mirando de reojo c¨®mo hab¨ªan crecido las calabazas en las ¨²ltimas horas o c¨®mo se emparraban las tomateras en la verja improvisada por otros cuantos vecinos. Ya dicen que querer es poder, aunque nadie te asegura cu¨¢ndo se puede. Mientras tanto algunos han hecho posible que una parte del sue?o se haga realidad.
La experiencia de Cultivalia por ejemplo. Acaban de celebrar la fiesta de la primavera con una danza de la lluvia que les ha funcionado porque llueve y pasados seis a?os desde su creaci¨®n son un oasis natural donde relajarse y cultivar en un trocito de tierra compartido. Est¨¢n en Torrej¨®n de la Calzada, en el Km 24 de la carretera de Toledo. Se puede llegar en coche, en bici o a pie si se prefiere el tren hasta Parla. Han visto como ha crecido la biodiversidad donde antes se especulaba con el suelo. Montaron una granja m¨®vil, crearon cursos para aprender a cultivar desde cero, abrazaron en todos sus aspectos la cultura ecol¨®gica y en ese proceso por cultivalizar se atreven hasta con los jabones y la cosm¨¦tica natural.
Luego est¨¢ la etnobot¨¢nica Carmen Bosch que aparece cada primavera con sus viajes al Valle de las rosas de Marruecos. En ese peque?o lugar en el mundo, El Kellaa Mgouna, con casas de adobe y f¨¦rtiles huertos muy cerca del desierto, Carmen y sus viajeros acompa?an a los vecinos del pueblo a las seis de la ma?ana para recoger los p¨¦talos de la rosa damascena todav¨ªa con el roc¨ªo en sus hojas. Luego lo seleccionan, lo baten esparciendo el aroma por todas partes y ense?an c¨®mo hacer perfumes y ung¨¹entos medicinales, que se venden en occidente a precios nada asequibles. La Escuela de las flores de Carmen y todos sus cursos son un reclamo a esa conexi¨®n natural que todos llevamos dentro.
Foto de portada: Primavera de Marco Lazzaroni, v¨ªa Flickr / Creative Commons
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